Rufino Blanco-Fombona: Dos textos

Rufino Blanco-Fombona: Dos textos


epitafio

Quisiera, al morir, poder inspirar una pequeña necrología por el estilo de la siguiente:
Este hombre, como amado de los dioses, murió joven. Supo querer y odiar con todo su corazón. Amó campos, ríos, fuentes; amó el buen vino, el mármol, el acero; el oro; amó las núbiles mujeres y los bellos versos. Despreció a los timoratos, a los presuntuosos y a los mediocres. Odió a los pérfidos, a los hipócritas, a los calumniadores, a los venales, a los eunucos y a los serviles. Se contentó con jamás leer a los fabricantes de literatura tonta. En medio de la injusticia, era justo. Prodigó aplausos a quien creyó que los merecía; admiraba a cuantos reconoció por superiores a él y tuvo en estima a sus pares. Aunque a menudo celebró el triunfo de la garra y el ímpetu del ala., tuvo piedad del infortunio hasta en los tigres. No atacó sino a los fuertes. Tuvo ideales y luchó y se sacrificó por ellos. Llevó el desinterés hasta el ridículo. Sólo una cosa nunca dio: consejos. Ni en sus horas más tétricas le faltaron de cerca o de lejos la voz amiga y el corazón de alguna mujer. No se sabe si fue moral o inmoral o amoral. Pero él se tuvo por moralista a su modo. Puso la verdad y la belleza -su belleza y su verdad- por encima de todo. Gozó y sufrió mucho espiritual y fisicamente. Conoció el mundo todo y deseaba que todo el mundo lo conociera a él. Ni imperatorista ni acrático, pensaba que la inteligencia y la tolerancia debían gobernar a los pueblos y que debía ejercerse un máximun de justicia social, sin privilegio de clases ni de personas. Cuanto al arte, creyó siempre que se podía y se debía ser original, sin olvidarse del nihil novum sub sole. Su vivir fue ilógico. Su pensar fue contradictorio. Lo único perenne que tuvo parece ser la sinceridad, ya en la emoción, ya en el juicio. Jamás la mentira mancilló sus labios ni su pluma. No le temió nunca a la verdad, ni a las consecuencias que acarrea. Por eso afrontó puñales homicidas, por eso sufrió cárceles largas y larguísimos destierros. Predicó la libertad con el ejemplo: fue libre. Era un alma del siglo XVI y un hombre del siglo XX.
Descanse en paz, por la primera vez. La tierra, que amó, le sea propicia.
De "Camino de imperfección", diario de su vida, 1906.
bartolomé mitre

Si Mitre fue pequeño como poeta y más pequeño aún como político, resulta microscópico como militar. Mitre jamás obtuvo una victoria durante su vida guerrera. Parece mentira pero es tan cierto como vamos a verlo. El encuentro de Pavón no es el triunfo de las armas, sino de la intriga por parte de Mitre y de la traición por parte de Urquiza.
… Esa fue la única victoria de Mitre. En el resto de su vida militar jamás ciñó un laurel a sus sienes. Hasta los indios salvajes le hicieron morder el polvo. Siendo ministro de guerra de la Prov. de Bs. As. formó un grande ejército contra montoneras de indios armados de flechas. Al partir de Bs. As. dijo: "Respondo hasta de la última cola de vaca que se cojan los indios". Poco después regresó y no pudo dar cuenta, no digo de las colas con vaca y todo, que se habían llevado los indios, sino tampoco de la artillería ni de los fusiles y cañones que sacara a campaña. Se había encontrado con los salvajes en Sierra Chica y había sufrido la más ignominiosa de las derrotas, una derrota para la cual el epíteto de ignominiosa es el único adecuado.
…Después de Sierra Chica, fue derrotado en Cepeda en 1859 por las tropas de la Confederación… Una sola división de caballería derrotó al Ministro de Guerra y a todo su ejército… Mitre huyó, huyó sin descansar ni de día ni de noche -entiéndase bien- ni de noche. El 24 por la mañana estaba en San Nicolás. ¿Se detuvo allí a organizarse? No. Partió, transido de bravura, esa misma mañana para Bs. As. Hay que insistir en las artes de que se valió para llegar al poder este general, notable por las uñas voladoras de su caballo y por sus propios talones, alados como los de Mercurio. Irreductible enemigo de la nacionalidad argentina, Mitre patriota localista de Bs. As. promovió disturbios en San Juan y la destitución de Virasoro que quedó bajo tierra, asesinado. La Confederación se alarmó. El inquieto Mitre organizó un ejército y salió a campaña. El general enemigo era Urquiza. Mitre puso en juego su innegable talento de intriga y Urquiza, que antes traicionó a Rosas, traicionó luego a la Confederación. Mitre triunfó sin combatir.
Luego vino la Guerra de la Triple Alianza. Mitre, comandante del ejército unido, expidió esta proclama insolente: En veinticuatro horas al cuartel, en quince días a Corrientes, en tres meses a la Asunción. Esto ocurría a principios de 1865. La guerra duró cinco años. Mitre fue derrotado en todas partes, jamás pisó la Asunción y primero perdió él la presidencia de la Argentina que Solano López la presidencia del Paraguay. ¡Jamás fanfarronada fue tan miserablemente sostenida!
… Mitre recibió una de las lecciones más amargas de su vida en el campo de Curupaití: 5.000 paraguayos al mando de Solano López derrotaron a Mitre que estaba al frente de 18 a 20.000 aliados. ¡Qué derrota! Mitre perdió la batalla y el ejército; 9.000 hombres de los aliados mordieron el polvo. Mitre huyó, como de costumbre, abandonando fusiles, cañones, tiendas, banderas, caballos, su correspondencia y su honor militar. Los brasileños, de atrás descontentos con Mitre, se pusieron furiosos. ¡Aquel general! no sabía conducirlos sino a la derrota, no conocía sino los caminos del fracaso, no mostraba energía sino en las retiradas, no los cubría de palmas sino de ignominia!
… El 3 de noviembre de 1867. Mitre ocupaba al frente de sus 50.000 hombres el campo de Tuyucué. Solano López dispuso que 8.000 paraguayos lo atacasen. Era suficiente. Allí le inflingieron a Mitre la más decisiva y estupenda derrota. Mitre perdió en la huída, como de costumbre hasta su correspondencia. Cañones, fusiles, mulas, banderas, todas las provisiones de boca, todo el parque, toda la correspondencia del general en jefe cayeron en poder de los paraguayos. Nada le fue más útil que los carros de provisiones que cayeron en sus manos, carentes como estaban de alimento. Mitre, célebre por sus derrotas, añadía este nuevo y vergonzoso fracaso, esta nueva huída miserable, esta nueva pérdida de un ejército a su largísimo rosario de desastres… Nadie quiso ya obedecerle. Fue el escarnio de la tropa. Y tuvo que separarse definitivamente del ejército.
… Más tarde, el 26 de noviembre de 1874, un oscuro subalterno, el capitán Arias, con una pequeña escolta, derrotaba al épico general Mitre, el Cid de las derrotas, que tenía un ejército. "La primera personalidad sur-americana", el famoso Mitre, tan insolente con la pluma, se entregó al oscuro y modesto capitán Arias, en el campo de La Verde.
Fue su última hazaña militar. Desde entonces se entregó al periodismo y a la historia. ¡Ah! Y a las traducciones del Dante.
Esa es la carrera militar de Mitre. Ese es el héroe cantado por los poetas pancistas de "La Nación". Esa es la nulidad militar que nos pintan como "encarnación de la historia argentina" como "el más digno ejemplo de la virtud y el patriotismo", como "la primera personalidad sur-americana".
De "La espada del samurai" 1924.

Las prisiones están construidas con piedras de la ley; los burdeles con piedras de la Religión.

WILLIAM BLAKE

comentarios:

Me parece que andamos por una senda parecida. Buscando material de Rufino Blanco Fombona encontre éste tu blog y bueh... Con tu permiso voy a seguir con la intención de subir a nuestro blog La Sopapilla este texto del escritor venezolano: "Epitafio". Pasa que a mis 62 años pienso en la muerte un poco más a menudo que a mis 31, por ejemplo.
Voy a seguir visitando tu blog y dejando un comentario, breve pero que te de indicios que de lo tuyo no es una campana de palo. Que no le estás hablando al viento.
Gracias por tu esfuerzo. Camorra