León Trotski: La muerte de Esenin

León Trotski: La muerte de Esenin


Nuestra época es dura, es quizás una de las épocas más duras en la historia de la humanidad llamada civilizada. El revolucionario nacido en este tiempo está dominado por un patriotismo apasionado de su época, de la época que es su patria en el tiempo. Esenin no era un revolucionario… Era el más íntimo de los poetas líricos. Ahora bien, nuestra época no es lírica. Tal es la razón principal por la cual nos ha dejado, a nosotros, y a su época, voluntariamente y tan pronto… Era íntimo, tierno, lírico. La revolución es pública, épica, catastrófica. La corta vida del poeta se ha interrumpido por una catástrofe… Su temperamento lírico no habría podido conocer un desarrollo completo más que en una sociedad armoniosa, feliz, viviendo entre cantos, donde no existiría la lucha, sino el amor… Esa época vendrá. Nuestro tiempo, aún pleno de luchas implacables y salvadoras del hombre contra el hombre, será seguida de otros tiempos -precisamente de épocas preparadas para la lucha de hoy-. Con ella se afirmará el lirismo. La revolución conquistará por primera vez, para todos los hombres, no solamente el derecho al pan, sino también el lirismo. ¿A quién dirigía Esenin su supremo adiós escrito con sangre? Quizás al amigo aún no nacido, al hombre futuro cuya llegada algunos preparan combatiendo, mientras que los Esenin lo anuncian cantando.

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