Patricia Kolesnicov: Encuentro con Fernando Vallejo

Patricia Kolesnicov: Encuentro con Fernando Vallejo

Fernando Vallejo. Ciudad Universitaria México D.F. Septiembre 2012.
Fotografía de  Patricia López Fernández.
No se entiende esa sonrisa de niño en la boca del hombre que escribe con todo el odio del mundo. Se diría, a la primera lectura, que ha hecho gárgaras de odio con esa boca y escupió sobre el papel sus tres últimas novelas -La virgen de los sicarios, El desbarrancadero, el reciente La Rambla paralela-. Y que hay algo discordante entre las palabras y estos ojos brillantes. Pero eso equivaldría a haber caído en la trampa.
El hombre que a principios de diciembre, en el Hotel Milton de Guadalajara, México, se sienta manso y cordial a conversar, escribe en primera persona. En ocasiones su personaje se llama "Fernando" o no se llama de ninguna manera pero es un colombiano, de Antoquía, que ama a los animales, añora una Colombia que no existe más y se considera muerto… justo como Vallejo- el entrevistado. Es que él teje su trampa -la de la autobiografía- en cada oración. Cuando escribe -el narrador- sobre "la vagina vil que perpetúa la pesadilla del ser y empuerca el mundo" y luego se cansa de decir -el escritor- que parir es imperdonable. Cuando dice que Jesús no comprendió que los animales también eran sus prójimos y escribe que Cristo es "ese loco que ni una vez defendió a un pobre animal". Pero él no es un narrador en tercera persona, que si acaso los narradores se creen Dios Padre, para saberlo todo, que no son más que chismosos los novelistas en tercera, desde Balzac hasta García Márquez. El mismo es el protagonista de todos sus libros, pero si todo texto es ficción, ¿qué tiene eso de particular?
Un escritor colombiano de 60 años es un escritor a la sombra de García Márquez ¿Cómo escribir en Colombia después de ese patriarca? Para empezar, Vallejo agarra a patadas -a puteadas- la idea tradicional de ficción. Hay una situación la Feria del Libro en La Rambla…; la espera de la muerte de su hermano en la casa materna en El desbarrancadero- y la voz que la cuenta habla, además, de todo lo que duele en el Universo, de la burocracia, de una empresa de aviación, de los políticos con nombre y apellido. Habla -mal- de su madre en particular y de la maternidad en general. En diciembre, Vallejo anduvo por la Feria del Libro de Guadalajara declarando que La Rambla paralela, es su última novela porque "la literatura ya no me sirve para llenar el vacío de la vida". Algo de eso dice una de las voces de la novela: "vivo de verdad no está nadie". Y por ahí empezamos. Son las nueve de la mañana. Vallejo mira con ojos suaves.
-Pero se puede estar vivo de verdad, ¿o usted no lo cree?
-La mente es un caos cambiante. Creemos que existe una realidad fuera de nosotros. No está muy claro. El cerebro es un caos cambiante y va cambiando a veces en prácticamente segundos. Y pasando de una realidad a otra, a otra, a otra… (Silencio. Dos, tres, cinco segundos.) El mejor momento del hombre es cuando está dormido. Y no sueña.
-¿Y ahí es cuando está vivo de verdad?
-Estamos muriéndonos en cada momento en la vida. Vivir es morir. Yo me siento muerto desde hace mucho tiempo. Eso significa que me estoy desconectando de todo. De lo que se llama la realidad.
-Que usted acaba de decir que no es seguro que exista…
-No estamos seguros de que exista. Tenemos los sentidos: la vista, el olfato, el oído, que nos dan indicio del mundo de afuera. Para mí ese mundo de afuera es cada vez más caótico.
-Los sentidos pueden engañarnos.
-Así es. Ocurren las alucinaciones. Lo que no sabemos es si el estado normal es una alucinación.
Vallejo es un exagerado, se ha dicho. Capaz de definir a Rimbaud como "un poeta marihuanero y sucio que jamás se bañó" y a Bolívar como un "granuja venezolano". Capaz de soñar; "¡Qué hermosa sería España sin gente". Tanto improperio contra todo y sarcasmos in crescendo terminan produciendo un efecto cómico. Da risa, y sin embargo no desaparece la verdad de lo que dice, como un rezongo cruel, pero impotente.
-Usted toma distintas instituciones y las denuncia justamente en lo que se supone que las define; la eficiencia de las empresas, la moral de la iglesia, la honorabilidad de las altas jerarquías.-Todo está devaluado. Están devaluadas las personas, porque somos muchos. Están devaluadas las imágenes porque nos bombardean con ellas a todas horas y está devaluadas las palabras… y el peso argentino, ni se diga.
-¿Si hay más personas cada una vale menos?
-Así es, así es. Hoy vale más un chimpancé que un hombre. Porque hay tan pocos chimpancés… Ahora están como a 150.000 dólares cada uno.
-¿Hubo un origen donde la gente fue más valiosa? ¿Hubo una edad dorada?
-No, la vida siempre ha sido una pesadilla. La vida no tiene sentido, dure mucho o poco. Así durara eternamente no tendría sentido.
-¿Por qué tendría que tener sentido?
-Queremos darle un sentido a todo, pero ¿cuál puede ser? Un sentido puede ser el de cumplir el plan creador de Dios, pero Dios no existe. Otro sentido, es que estemos aquí cumpliendo el plan quinquenal del Partido Comunista… Pero el Partido Comunista ya se derrumbó. ¿Cuál sentido nos podríamos inventar? Yo no tengo ninguno, no tengo ganas de inventarme ninguno.
La muerte como alivio. Lo ha dicho antes y quizás no sea original. Ha dicho que es una suerte que su hermano Darío esté muerto, fuera de la pesadilla de la vida. "La vida no es una fiesta sino una desgracia y no hay forma de pasarla bien. La mayor parte del tiempo son momentos de vacío, de angustia, de dolor", dice ahora, que se le acabó el café y no pide más y habla como si de verdad no necesitara nada.
-¿La angustia es por la conciencia del propio fin?
-No. Porque el fin no llega. El dolor más terrible es el dolor espiritual, el miedo de estar aquí. A mí me duele mucho el dolor de los animales, a quienes considero mis prójimos. Me duele su desamparo.
-¿Usted cree que los animales sufren ese dolor espiritual?
-Los animales han de vivir en el terror.
-¿Tienen conciencia de estar acá?
-Son como nosotros, nosotros somos animales. Viven el mismo terror que nosotros pero no te lo pueden expresar en una entrevista. Yo no tengo ambiciones, no vale la pena nada que alcance, no tengo muchas inquietudes. Me gustaría que no hubiera perros abandonados en las calles, por ejemplo. Ni que estuvieran las pobres ratas en la oscuridad de las alcantarillas tratando de sobrevivir.
-¿Usted vive en el terror?
-Yo vivo en el terror.
Vallejo ha escrito que "la condición de la felicidad es el egoísmo". Lo sostiene y se distancia: "Pues mira, yo he dicho muchas cosas en mis libros… No puede ser feliz quien no es egoísta. Si estás rodeado de un mundo de dolor y no lo quieres ver, puedes ser feliz. Si lo vez, no puedes serlo", dice, como quien explica que uno más uno… Y dice otra vez, otra vez, otra vez, que lo mejor es dormir y no soñar, que despiertos "cargamos con todo nuestro pasado, con infinidad de recuerdos" y que ese es un peso muy grande y que "mientas vivamos no podemos estar en paz".
-¿Tanto dolor es el de Colombia, el de los desplazados, el de los chicos convertidos en sicarios?
-Colombia es la vanguardia del desastre pero la condición humana en esencia es igual en todos lados. Con unos asesinatos de más o de menos, unos secuestros de más o de menos, con mayor o menos desempleo, con secuestros o sin ellos, con librerías o sin ellas, la condición humana es la misma. Estamos condenados a la enfermedad y a la muerte.
Será eso, tanto dolor, y no el argumento de mercado -son tantos los humanos que valen poco- lo que lo tiene en una cruzada contra la maternidad. "Nadie tiene el derecho a reproducirse, imponer la vida es el crimen máximo. El hombre es la única especie que puede distinguir entre el sexo y la reproducción. Estamos programados para el sexo, está metido en las conexiones nerviosas con las que nacemos y que están especificadas en el genoma humano, como en el de cualquier especie que se reproduzca por el sexo. Sólo nosotros podemos darnos cuenta de esta separación. ¡Entonces, hagámosla! El sexo no tiene importancia, la reproducción sí. El sexo es inocente, la reproducción es criminal."
No hay énfasis. Vallejo dice esto, dice todo, como si no importara. Como si no fuera el mismo que escribió que "para dominar un libro hay que acostarse con él". Como si todo el odio del mundo se dijera así en un medio tono impiadoso que, sabe, no hará justicia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
19:23
 

Sigo a Vallejo como si fuera a morir mañana, soy español y asea mi mente y mi historia cada vez que sus vocablos pasean por mis púpilas.

Desde España, un saludo.
El César (erpelao.blogspot.com)

Anónimo dijo...
18:49
 

Cada vez que leo a este gran escritor Fernando Vallejo me abre un poco más mis ojos que no quiero que permanezcan cerrados tal como la periodista que lo critica. Una crítica insustentada, sin fundamento alguno. Vallejo es y será el hombre más valiente que ha pisado esta tierra junto con Barry Horne, el liberador de animales. Para ambos mi homenaje. ANDREA SAPIRSZTEIN, ARGENTINA mediemos@hotmail.com

Anónimo dijo...
18:50
 

QUE FERNANDO VALLEJO SIGA EN SU LUCHA EN POS DE LA VIDA DE LOS ANIMALES. HOMBRE CORAJE SI LOS HAY!! ERNESTO AGUIRRE, ESPAÑA