alberto vila ortiz

alberto vila ortiz

lo posible, un día como hoy

Un día como hoy -no sé por qué- me extraña tener un perro negro, con el hocico cuadrado y un aromo cerca de la puerta, con flores amarillas, y una carta escrita sobre el escritorio, y el sonido de Jerly Rol todavía en el oído y el tabaco. Un día como hoy -ignoro las secretas razones- me extraña tener cuatro hijos cerca de mí, y el pelo de mi mujer listo para ser acariciado, y un amigo que espera que lo llame para conversar de jazz o de bueyes perdidos. Un día como hoy, se me hacen muchas preguntas desde adentro, y no respondo ninguna como si una gran indiferencia me pusiera frente al viento o la nube y me dejara así, simplemente creciendo sin pausa en el tiempo. Un día como hoy puedo sentir esa ternura infinita del cariño, la necesidad de decir que no a tantas cosas, de afirmarme en mí mismo, solo para algunas cosas y sin embargo tan acompañado. Un día como hoy, vuelvo a enumerarme, a pensar en el pasado como un pájaro mortecino y brillante, y las caras me sonríen, me alientan, se van o vuelven, me dejan para que tome la decisión que debo tomar un día como hoy. Un día como hoy, regreso de repente a un poema muy viejo, lo tomo de la mano y lo dejo caer en los papeles. Hoy, un día como hoy, siento la presencia de la vida hasta en el humo del cigarrillo que se va. Un día como hoy me tomo y me dejo, me abandono y me recorro, me escucho. Un día como hoy puede ser un día como nunca. O como siempre. La memoria no me dice nada hoy. O todo. Y por la piel siento un corazón que late, vuelvo al amor, he tomado sin saberlo la decisión de estar en esas cosas que quiero, mis viejos y simples amores. Un día como hoy me importan menos las palabras que el sonido de la máquina, podría soplar en la flauta que no tengo, o tocar las teclas de un piano viejo. Un día sí como hoy dejaría escapar todas las arañas del mundo y entregaría todo lo que tengo por una noche de amor, como tantas otras noches. Hoy podría ser lo que no he sido, lo que no seré, lo que fue tal vez en alguna esquina perdida. Hoy no quisiera mentirme. Ni quisiera que me mintieran. Mañana podría abandonar todas las costumbres, inaugurar algo nuevo. Mañana podría ser yo. Pero me duele pensar que mañana acaso no sea un día como hoy.

comentarios:

Anónimo dijo...
12:42
 

El comentario que estaba escribiendo o que había terminado de escribir se borró repentinamente. No es para comentar el poema, pues soy su autor. Es para agradecerte que lo hayas publicado. Tengo 74 años, cinco hijos, quince nietos. A esta provecta edad he perdido la virginidad con las computadoras. Si esto no se borra espero tener noticias tuyas. Gary Vila Ortiz. Rosario. Argentina.