dashiell hammett

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DE LAS MEMORIAS DE UN
DETECTIVE PRIVADO
1
Deseoso de recabar alguna información sobre los miembros de la W.C.T.U. (Unión Cristiana de Mujeres para las Buenas costumbres) en la Ciudad de Oregón, me presenté como secretario de la Butte Civic Purity League (Liga Cívica y Puritana de Butte). Una de las miembros me sermoneó acerca de los efectos eróticos que el tabaco produce en las jovencitas. Experiencias posteriores probaron ese vil pronóstico.

2
Un hombre al que estaba siguiendo la pista se marchó un domingo por la tarde al campo a pasear y olvidó sus obligaciones. Me vi obligado a llevarlo a la ciudad.

3
El robo de domicilios es seguramente el trabajo peor pagado del mundo: jamás conocí a nadie que ganara la vida de ese modo. Por dicha razón son pocos los criminales de cualquier ralea que pueda autosustentarse, a menos de que se maten a trabajar, a ratos perdidos, en algo legal. Muchos de ellos, sin embargo, viven a costa de sus mujeres.

4
Conozco a un detective al que, mientras se dedicaba a perseguir ladrones de monederos en el hipódromo de Havre de Grace, le robaron su maletín. Se convirtió, más tarde, en detective de una agencia del Este.

5
Por tres veces fui confundido con un agente de la Prohibición, pero nunca tuve problema alguno para demostrar mi inocencia.

6
Una noche transportando a un prisionero de un rancho cercano a Gilt Edge, Montana, a Lewinston, mi coche se estropeó y tuvimos que esperar allí hasta el amanecer. El prisionero, que afirmaba insistentemente su inocencia, sólo llevaba puesto un mono y una camisa. Tras pasarse la noche temblando en el asiento delantero, su moral decayó hasta el extremo de que no tuve dificultad alguna en obtener de él una confesión completa a primera hora del día siguiente, mientras nos encaminábamos hacia el rancho más cercano.

7
Entre todos los hombres que he conocido que hubieran hecho un desfalco a su patrón no puedo recordar ni a una docena que fumara, bebiera, o tuviera cualquiera de los vicios en los que las agencias de antecedentes están tan interesadas.

8
Fui una vez falsamente acusado de perjurio y tuve que perjurarme a mí mismo para evitar el arresto.

9
Un empleado de una agencia de detectives de San Francisco sustituyó una vez en uno de mis informes veraz por voraz, de modo que el cliente no pudo comprender este último término. Algunos días después, en otro informe, simular se convirtió en estimular, por idéntico motivo.

10
De entre todas las nacionalidades que se ven arrastradas ante los tribunales, los griegos son las más difíciles de condenar. Sencillamente, lo niegan todo, poco importa lo concluyente que pueda resultar la prueba; y nada impresiona tanto a un jurado como la simple exposición de los hechos, sin tener en cuanta la improbabilidad inherente al hecho o la obvia absurdidad, frente a la abrumadora evidencia contraria.

11
Conozco a un hombre capaz de falsificar cualquier tipo de huellas dactilares, por 50 dólares.

12
Jamás he conocido a un hombre que fuera capaz de hacer un buen trabajo en los negocios, en una profesión o en el arte y que fuera profesional del crimen.

13
Conozco a un detective que una vez intentó disfrazarse de los pies a la cabeza. El primer policía que topó con él lo puso a buen recaudo.

14
Conozco a un ayudante del sheriff de Montana, que se acercó a la choza de un granjero con una orden judicial de detención y vio como éste lo desafiaba, rifle en mano. El ayudante del sheriff desenfundó su revólver e intentódisparar por encima de su cabeza, para asustarlo. La distancia era grande y soplaba un fuerte viento. La bala alcanzó el rifle que sostenía el granjero. Con el pasar del tiempo el ayudante del sheriff acabópor aceptar como cierta la fama de experto que se le atribuía, y no sólo permitió a sus amigos que le inscribieran en un campeonato de tiro, sino que apostó cuanto poseía a su propio favor. Cuando se celebróel campeonato, ni uno de los seis disparos alcanzó el blanco.

15
Una vez en Saettle, la esposa de un estafador quiso venderme una fotografía de su marido, por 15 dólares; sabía dónde encontrar una gratis, y no se la compré.

16
En una ocasión me vi obligado a despedir a una empleada del hogar.

17
El slang utilizado entre delincuentes es en gran parte un producto consciente, artificial, ideado más para confundir a los no iniciados que para cualquier otro propósito, pero a veces es singularmente expresivo, por ejemplo two-time loser se refiereal que ha estado dos veces en prisión; y el antiguo gone to read and write significa que es aconsejable desaparecer por una temporada.

18
De todas las disciplinas criminales, el robo de monederos es la más fácil de enseñar. Quienquiera que no sea manco puede convertirse en adepto, en un solo día.

19
En 1917, en Washington D.C., conocí a una joven que no se dio cuenta de que mi trabajo era muy interesante.

20
Incluso cuando el criminal no intenta borrar sus huellas dactilares y las deja dispersas por el escenario del crimen, las probabilidades de encontrar una huella lo suficientemente clara para que sea de algún valor, son de diez contra una.

21
El jefe de policía de una ciudad del Sur me hizo una vez la descripción completa de un hombre, señalándome incluso un lunar que tenía en el cuello, pero omitió mencionar que le faltaba un brazo.

22
Conozco a un falsificador que abandonó a su mujer porque había empezado a fumar mientras él cumplía condena en la cárcel.

23
La delicadezas que la prensa diaria dedica a Raffles sólo se ven superadas por las del Dr. Jekill y Mr. Hyde. La expresión ratero gentleman no se emplea con ánimo de provocar. Un retrato robot de los rateros que han merecido este honor por parte de la prensa nos mostraría a un bebedor de láudano, luciendo una gran herradura con incrustaciones semipreciosas en la pechera manchada de su camisa, debajo de la corbata de lazo, y mirando de soslayo a la víctima y diciéndole: No vaya a asustarse, señora, porque no voy a partirle la cabeza: no soy un desalmado.

24
El detective más inteligente y con peor fortuna que jamás he conocido es completamente miope.

25
Al pasar de las grandes ciudades a las comunidades rurales más remotas, uno descubre una constante regresión del porcentaje de crímenes relacionados con el dinero y en cambio un aumento proporcional del sexo como móvil criminal.

26
Mientras intentaba sacar algo en limpio de una historia de altos vuelos en un motel del norte de California el hombre al que seguía la pista se hallaba en Seattle en aquel momento-, una parte del porche se desplomóbajo mis pies e hizo que me cayese, y que me torciese un tobillo. El dueño del motel me trajo agua para un pediluvio.

27
La diferencia principal entre el problema sumamente espinoso al que se enfrenta el detective de ficción y aquel al que se enfrenta el detective real, reside en que para el primero existe una escasez de pistas, mientras que para el segundo hay demasiados indicios simultáneos.

28
Conozco a un hombre que robó una noria.

29
El que infringe la ley es tarde o temprano, invariablemente apresado. Éste es sin duda el mito menos contestado. Y, sin embargo, los expedientes amontonados en cualquier despacho de detectives rebosan de datos sobre misterios sin resolver y criminales que no han sido apresados.

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