Aforismos de Jean Cocteau

Aforismos de Jean Cocteau




Hay un tiempo para burlarnos y otro para que se burlen de nosotros, como hay un tiempo para beber cocktails y otro para vomitarlos.

Víctor Hugo era un chiflado que se creía Víctor Hugo.

El ruiseñor canta mal.

La poesía es una partida de cartas ejecutada por el alma. Reside en las rupturas de equilibrio y en la divinidad de los juegos de palabras.

¿La poesía moderna? La palabra moderna es absurda. Decir: 'Yo soy moderno' equivale a decir: 'Nosotros caballeros de la Edad Media'. No hay tal poesía moderna. Hay la poesía que es de siempre, como la electricidad, que, como ella, obra sobre las masas por fuera del arte, y hay personas que le fabrican pequeños vehículos. Son los artistas.

No se puede decir que Mallarmé era mallarmeano, como no se puede decir que Picasso es cubista… La poesía de Mallarmé le pertenecía a él exclusivamente, como el cubismo es exclusivamente de Picasso.

Una cosa permitida no puede ser pura.

Dios no habría alcanzado nunca al gran público sin ayuda del diablo.

El tacto consiste en saber hasta donde se puede llegar demasiado lejos.

La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué.

La cordura es la locura vuelta al revés.

Los Museos son como La Morgue, a la que va uno a reconocer a los amigos.

La única técnica que merece la pena dominar es la que uno mismo inventa.

El futuro no pertenece a nadie. No hay precursores; sólo existen retardatarios.

Plantearse los menos problemas posibles es la única manera de resolverlos.

Si yo prefiero los gatos a los perros es porque no hay gatos policías.

Un hombre joven jamás debe adquirir valores seguros.

Un egoísta es aquel sujeto que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estás muriendo de ganas de hablarle de ti.

Tzara es un creador. Es incapaz de obscurecer las cosas. ¿Qué hace? Lo inverso. Da sentido a lo que no tiene. El simple hecho de que su mano dirija el azar hace que ese azar le pertenezca y se le parezca. Saca de la nada una criatura a su imagen. ¡Que le imite cualquier otro y las palabras que saque del sombrero saldrán mal! Tzara moverá el sombrero y sacará maravillas.

Una mala noticia para los amateurs de desastres: Marcel Proust deja una obra completa hasta el punto final. Eso lo sabíamos, y se leía en su rostro muerto. El mundo, no entrando más en aquel rostro, no lo atormenta más. Los que han contemplado aquel perfil tranquilo, de orden y plenitud, jamás olvidarán el espectáculo de un increíble aparato registrador inmovilizado trocado en obra de arte: una obra magistral de reposo junto a una pila de cuadernos en los que el genio del amigo continuaba palpitando, cual el reloj pulsera de los soldados muertos.

La juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere.

Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentiras a medias, de ningún modo es una media verdad.

Hay tres cosas que jamás he podido comprender: el flujo y reflujo de las mareas, el mecanismo social y la lógica femenina.

Mi pesimismo no es sino una variedad del optimismo.

El manantial desaprueba casi siempre el itinerario del río.

Los espejos deberían pensárselo dos veces antes de devolver una imagen.

Su corazón de diamante no reaccionaba al menor contacto, sino que necesitaba fuego y otros diamantes.

El virtuosismo lleva al lugar común.

Me da la sensación de haber muerto y de que mis amigos han organizado una exposición retrospectiva en recuerdo mío.

Una escuela poética es un hospital.

Cuando los demás nos creen comprometidos es que estamos salvados.

Una obra de arte debe satisfacer a todas las musas. Es lo que yo llamo la prueba por nueve.

Lo que digan los enemigos no me importa, y en cuanto a las estatuas, todas me saludan con familiaridad.

comentarios:

Anónimo dijo...
18:39
 

Buscando a Lichtenberg encontré esta maravilla. Gracias