Yo también paseaba un perro ridículo

Yo también paseaba un perro ridículo

Yo también fui a por la estrella/Escribía canciones, poemas y ensayaba frente al espejo mi rictus de chico duro salido del Bronx/Mi corazón aceleraba de 0 a 100 en 3,6egundos/mi corazón era un Ferrari Enzo/Mi corazón conectaba con su corazón/Yo era James Dean tirando piedras sobre la colina/Era magnífico/ Era Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo/Todo el futuro a mis pies/Podía hacer cualquier cosa/Era Mago y era Dios/Hasta las plantas se posternaban a mi paso/De seguro que no había en el mundo un ser tan brillante como yo/Estaba enamorado/Mi chica me adoraba/Juntos iríamos a la Arcadia y reconstruiríamos aquel viejo pueblo de pastores/Éramos veloces y altivos/Inauguraríamos la Nueva Vida y un nuevo Sol/Nuestro amor no necesitaba nada más que nuestro amor/Cambiaríamos al mundo/Fuertes, grandes y hermosos/Eso éramos/Era la obligación del mundo ser como nosotros/Pero un día, un día miércoles, todo cambió/Vi a mi amor besándose con Juan mientras yo paseaba un perro ridículo.

14 comentarios:

Es otra vez esa temible ironía como ausencia de congoja acongojada. Saludos.

Los perros ridiculos traen malos augurios


y los grandes amores atraen trenes veloces entrenados para hacer saltar en mil pedazos nuestras tripas...


unbeso.

Juan se fifa a la mujer que amamos y eso es el amor. ¡Gracias Hugo!

¡Rupèrto!
Es preferible que la mame la mujer de obama. Los hombres nunca son tan lampiños.

Anónimo dijo...
21:42
 

pués me pasó una cosa. El agua estaba muy fría, demasiado fría... y la marabunta recién salía del pozo poco a poco. ¡El sol estábá muy jodi! ¡La puta apartada de ciertas cuestiones donde los bancos no tenían la culpa! O sea que entre el banco y los lectores no había problema. Lo lindo de sumar y restar.

¿Quién escribió eso?
¿El administrador del blog?
Muy bien man!

Hugo:
Todos os días al abrir internet consulto inmaculada. Es un hábito.
Hoy lo abrí y vi que el perrito seguía paseando.
Esto no es una crítica, es ganas de romper las pelotas.
Me gusta leerte, pero si cada vez que voy a inmaculada y vuelvo a leer que mientras el perrito mea, juan encula al amor soñado por el autor. No es que me quite las ganas de comentar o de orinar. No me gusta abusar...
¿Sabés que pasa? tus post, fuera de acumular una onda del carajo, me motivan a una especie de payada contigo a la que le doy mi energía.
Te busco y no te encuentro. Encuentro al perrito...
Bueno, ya que la ocasión sigue, ya que el perrito sigue meando... decirte que tu post me remonta a un tercero, un director cinematográfico colombiano, allá por 1971, me dijo en Bogotá: "Así es Yoel, solamente supe que amaba a mi esposa y entonces la pude amar, cuando la vi colmada de vergas, retozando feliz".

Yoel: En Cali tuve tratos con la mujer del jefe. Vino el segundo jefe y se enojó porque yo prefería a la mujer del jefe y no a su mujer. Un abrazo, hoy hay cambios.



hugo

Un beso para Julia y un correspondiente abrazo para Canalla y Pablo Natale.




hugo

Anónimo dijo...
21:02
 

Hoy hubiese cumplido 24 casada con un tipo que con suerte me acuerdo cómo se llama.
Como buena chica salida de colegio de monjas, tuve dos novios. Uno con el que me juntaba a las ocho de la mañana para que me llevara de la mano al colegio y otro, que es el que no me acuerdo cómo se llama. Me escapé de cuatro colegios, a los cinco años. No me gustaban por el tipo de mesas que tenían, porque mi delantal era blanco o por las profesoras. Salía corriendo por cuanta ventana encontraba abierta. Quizás por eso decidió mi madre, por cinco goles a cero, meterme al ya mencionado colegio de monjas. Entré a tan interesante institución, con barrotes en las ventanas, pocos días después de enterarme por boca de mi padre, que dios no existía. Aún así, me condenaron a doce años y un día. Fui alumna ejemplar, sacaba premios todos los años. Por buenas calificaciones, por esforzada, por buena compañera y por ser buena líder. Escribía poemas en clases, mientras miraba por la ventana. Fui un ejemplo.
El piso de ese colegio, era de madera y rechinaba cuando corríamos. Había misa todos los jueves. La que era oficiada por el obispo. Rezábamos el mes de maría completo. Las monjas no nos permitían usar el jumper más arriba de la rodilla, ni usar broches en el pelo. Perseguían ridículamente con una escoba, a los novios de de mis amigas, que iban a buscarlas a la salida. A dos de las mejores, las echaron por comer en clases de religión. Mi mamá siempre quiso que yo fuera una señorita. Yo sólo me acuerdo que cuando todas mis amiguitas querían ser princesas, yo quería ser pirata. Hoy sería una especie de Tomboy. Intenté portarme bien. Tengo testigos de eso. Menos mal que tengo un abuelo que me soltaba como una baguala a correr por la pampa. Al año siguiente de salír del colegio, me casé. Con ese señor, que en dos años de matrimonio, no le trabajó un día a nadie, que llegaba casi todas las noches borracho, que miraba televisión todo el día y que hoy no me acuerdo como se llama.
m.

¿Me habré salvado? Yo tengo un perro que se llama Rosco, pero cuando lo saco no lo dejo cagar ni mear. Cuando quiere inclinar las patas traseras le digo noononono Rosquito... y tiro de la cadena. Me da la impresión que no me quiere mucho...

Grande querida m. Me contaron que en Río Serrano tu abuelo una vez sacó un pez tan grande como la capilla sixtina, un beso. Nos vemos en Natales Alejandro. Un abrazo.



hugo

Anónimo dijo...
13:55
 

Mi abuelo siempre ganaba en las competencias porque se desaparecía apenas comenzaban y volvía a la hora de cierre, con salmones, que casi siempre eran los más grandes.Pero nadie sabía a donde iba.Y tampoco contaba cuales eran "sus" lugares.Todo lo hacía calladito.Es un ejercicio interesante ponerse a pensar qué hacía, decía y cuanto caminaba ese día.Quizás hablaba con los pescados y les ofrecía un trato.Quizás hablaba con el agua, de mi abuelo puedo esperar cualquier cosa.Pero me parece que su movida era esta: "caminar más que los otros, cansarse más y llegar con los salmones más grandes".Yo tenía diez años y me daba cuenta que todos querían saber "a donde iba Molina".Y Su secreto era caminar y buscar.Pero no todo terminó bien.Porque sucedió, que mi abuelo, al final de cada competencia era partidarío de esperar cinco minutos más para que los que llegaran atrasados al cierre, no quedaran descalificados.Era una de sus costumbres.Creo que porque sabía el cansancio que se traía en el cuerpo.Sucedió que una vez, la unica vez, que el llegó cinco minutos tarde, sus compañeros los descalificaron por atraso y lo dejaron fuera.Supongo que estaban cansados de que siempre ganara.Había que derrocar alguna vez al viejito de los secretos.
Y mi abuelo decidió ese día, nunca más volvió a competir.
m.

Anónimo dijo...
13:59
 

donde dice volvió debe decir "volver".
m.

Es el sueño del mediodía que no me deja escribir "como la gente".