Pequeños elefantes amarillos

Pequeños elefantes amarillos



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oy Cathy, tengo 22 años y trabajo en un local de ventas de artesanía. Soy morena, linda según algunos, y tengo un lunar en la mejilla izquierda. Bueno, también soy de Cáncer, escucho a Los Secretos y los sábados por la noche salgo a bailar. Una chica más en el mundo. Un día llegó a mí la depresión. Fue justo al cumplir los 22. Marisa me dijo que vaya a ver a Jhonny. Vivianne me dijo que vaya a ver a Jhonny. Pilar me dijo que vaya a ver a Jhonny. Fui a ver a Jhonny. Concerto una cita con él. Quedamos a las ocho de la noche. Llegué a su casa y encontré lo que esperaba encontrar. Incienso, velas y música de la India. No lo conocía. Podría catalogarlo como un ser escuálido. 0% de grasa. Además pequeño como bebé. Una barbilla en puntilla, entre roja y cana, que me recordaba a no sé qué personaje de historieta mexicana. Ojos entre grises y azules, desorbitados. Y allí estaba yo con Jhonny. Con Jhonny a las ocho de la noche. Me preguntó qué me traía por allí. Y le conté parte de mi historia. No toda la historia, por supuesto. Hay partes de nuestra historia que no se la contamos a nadie. Ni a cura, padre, psicólogo o marido. Le dije que no me sentía bien. Que me costaba conciliar el sueño. Que tenía el pecho oprimido. Que sudaban las manos, que no me concentraba, que mi eroticidad daba cero. Se sacó los zapatos, las medias, la camisa. Quedó con un pantalón de pijama con pequeños elefantes amarillos y se puso en posición de loto. No lo sé, pero pensé en Gandhi. Estaba ante Jhonny Gandhi. Me dice que me siente frente a él. Que me ponga cómoda. Que me suelte. Que me saque los zapatos. Dice Jhonny Gandhi: Todo en el mundo es energía. Todo fluye. El universo está compuesto de energía. Has vivido mucho tiempo con una energía que no te favorece. Tu prana no se mueve a la misma velocidad que el Universo. Hay un desequilibrio entre tu cuerpo y tu espíritu. Hay una mala conexión con la Fuente Universal. Luego me habló de las siete chakras mayores, colocando sus manos en mi cuerpo y señalándomelas. Mientras me invitaba a sacarme parte de mi ropa, se sacó el pijama de pequeños elefantes amarillos. Emerge su pequeño otro chakra. Fui al sillón donde había quedado mi cartera, saqué mi celular y llamé a la policía.


10 comentarios:

Anónimo dijo...
02:46
 

I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E Hugo no te olvides que yo te enseñé a escribir.


El fantasma azul.

Vaya, y yo que me disponía a pedirte la dirección de Jhonny....

Qué final tan desconcertante: yo pensé que "se lo iba mandar a guardar"

Hola Araceli, ya veo que no te puedo dar la dirección de Jhonny. Te puedo dar la de Spiro. Ve la suerte en una pata de conejo. Siempre en noches de luna llena. Un abrazo.
Alejandro: Yo también, en un momento dado, pensé lo mismo, dije: "Este Jhonny se lo va a mandar a guardar". Luego Cathy, que ya venía con la pata de conejo de Spiro, tomó sus propia elección, allá ella. Un abrazo.

O´ sensei Morihei Ueshiba.
Gran texto!

Un abrazo Maiz.

Recordemos a Brando haciendo aquel gurú cuyo templo es un camión en movimiento por las rutas de USA, en "Candy".
Llega la niña al templo y Brando la purifica luego de mandarse un salamín con cerveza. Cojen por todos los chakras. Candy mira a Brando a la cara y entonces reconoce: "¡Papá!"

Uyyy pensé que Johny era Jony minero bahhhh!!!este no tenía nada de místico al igual que el otro, pasados de listos invocando las chacras y la suerte de virgenes puritanas, bien por la odalisca morena que ni por los ojos ni el alma entró el elefantito amarillo que ni un suspiro le robó, auhhhhhh que vienen los bomberos, 5abrazos para mi sureño regalón!!!!

Anónimo dijo...
20:59
 

Yo creo que no era necesario llamar a la policía. Con una patada en la entrepierna todos los elefantitos se tragarían su trompa. Por cierto, Hugo, después de leer tu post caí en la cuenta de que seguramente era Jhonny Gandi quien tocaba los cuencos tibetanos en un concierto alternativo en el que estuve el jueves pasado. Pequeño, flaco, con la mirada incendiada... Seductor. Tan pequeñito y tan insignificante y una pierde el sur por su mirada. Hay cientos y miles así.
Que bueno que sabemos dar patadas en los huevos. Los de estos weones son duros como huevos de carancho. Depredadores que seducen con promesas de te hago un masaje aquí y otro allá y de paso me cuentas tu vida. Es verdad. Es así. Y te adornan la sesión con perfume de sándalo y con algún poema que incluso te ofende cuando lo recitan. Pero el sonido de los cuencos tibetanos te seduce y te dejas llevar y te dejas llevar más y al final no es el dalai lama el que está a tu lado. Es puro Jhonny Gandi. Caution, please. Que noxo!!!
Beixos for ti. Moitos.

Genial lo de Brando Yoel. Un gran abrazo Vivianne. Bicos moitos A.