En realidad nunca me gustó Gisele Bündchen

En realidad nunca me gustó Gisele Bündchen


Sna vez una chica me dijo: si me regalas un poema te regalo mi corazón. Claro. Un modo de decir. No voy ahondar mucho en el tema. Entonces compuse un poema. Un poema para ella. La conquisté inmediatamente. El problema surgió tres días después. Me escribió un correo en donde me trataba de lo peor. Era un libelo infamante en donde lo mínimo que me decía era que yo era - valga la puta redundancia- una basura. Finalizaba diciéndome que el poema me lo podría meter allí. No entendí nada. Exigí explicaciones. Me contestó y me las dio. Dijo que lo había encontrado en Google. Que el poema no era mío. Que era de un mexicano que se lo había dedicado a su mujer. Me dio el enlace y enlacé. Allí estaba mi poema y precisamente el mexicano se lo dedicaba a su mujer. Había un par de intercambios de comentarios entre el mexicano y la mexicana. Se adoraban. Ella lo adoraba más aun por el poema. Se lo decía. ¡Por mi poema! Porque era mío. Aunque en realidad, los poemas son de quien los usa. Pero en fin, ese es otro tema. Le di las explicaciones del caso. Le dije que si bien, yo vivía a más de 10.000 kilómetros del Estado de Sonora, la distancia en la Web es instantánea. Que se fijase en la hora de publicación del poema. Había dos horas a mi favor. Me volvió a regalar su corazón. Más adelante me lo volvió a quitar por otros motivos.

Pero hay alguien que se lleva todos los palmares. Ese es Traviskins. Un personaje de aquellos. Su carta de presentación es: talentoso, inteligente, atractivo, imponente, sagaz, ágil, misterioso y fascinante estudiante de psicología y promisorio genio nacional. Un verdadero prodigio. Este chico está preparado para conquistar el mundo. Para entrenar al Barça. Para comandar una nave a Saturno. Tiene la velocidad de Usain Bolt para el Copy and Paste. Con mínima destreza y cambiando una coma o un nombre, se atribuye la autoría de mis bastardos escritos. Hay gente que comenta y le dice que escribe muy bien. Lo que a mi no me pasa. Lo alaban. En fin. Me lo imagino conquistando chicas con lo que yo he escrito. Me lo imagino invitando a Marbella a Gisele Bündchen y ella diciéndole: te amo Traviskins. Dale amor más fuerte y duro amor. Hasta el fondo cariño. Me lo imagino en tratativas con Random House Mondadori para la publicación de su próximo libro. Me lo imagino pactando con Jorge el Premio Herralde de Novela 2013. Me lo imagino. ¡Oye tú Traviskins¡ Si alguna vez pasas por mi lado me cuentas qué tal va todo. En realidad. Te lo juro. Nunca me gustó Gisele Bündchen.



4 comentarios:

Anónimo dijo...
09:11
 

Hola, acabo de hacerle una visita a traviskins. Dejé un comentario debajo de tu cuento, pero no lo recogió.
Casi me alegra que te enfades.
Un beso grande, cariño.
Anxos

Un beso para ti Anxos.

Hola Hugo! Cuando mantenía mi blog a menudo me encontraba con textos míos (y eso que publicaba muy pocos) re-escritos y re-publicados en otros lugares. Una vez tuve el placer de conocer a la persona artífice de dichos "homenajes". Primero privatizó el blog. Creo que al final lo hizo desaparecer. Conocí a la chica que había que lo hacía y fue "una historia curiosa".

Aprovecho para decirte que suelo leerte con una frecuencia inmediata (gracias a Google Reader) y que disfruto muchísimo de todo cuanto publicas, aunque no sea un gran comentarista. Una de las cosas que suelo hacer es leer tus escritos en público cuando estoy con más gente (eufemismo para no hablar de emborracharse). Supongo que tus fieles irán en aumento, y no es para menos. Un saludo, un abrazo y gracias de bcn!

Hola Xavi: debe ser muy entretenida esa "historia curiosa" de la cual hablas. Un gran abrazo Xavi.