El Barça y el perrito

El Barça y el perrito


Voy a la puerta y es Mercedes. Abrigado con un chal y entre sus enormes glándulas mamarias capaces de alimentar al ejército polaco, trae un perrito-lanudo-blanco-poodle. Mercedes, mi cuñada, dice que solo tiene 20 días. Juega con él y le habla como si fuese un bebé. Mientras juega con su bebé yo miro jugar al Barça. Me dice que le encanta el juego de luces direccional que tengo en mi habitación. Toma el control y baja y sube la luz. Le sigue hablando a su perrito: ¿no cierto que usted quiere mucho a su mamá? Cosas así. Luego suena su celular y es su hermana, mi señora. Le dice que en dos días estará de vuelta en casa. Le pregunta si ha venido a verme y qué tal me porto. Cosas así. Luego me da con ella. Si mi amor. No mi amor. Yo también te quiero mi amor. Cosas así.

Cuando termina el partido pongo mi atención en ella. Me arrimo. Me aleja. Ríe. Le dice a su bebé que, mamá nunca te va a dejar. Me vuelvo a acercar. Se aleja. Me pregunta si quiero mucho a su hermana. Le digo que mucho. Le paso mis manos por su cabello. Me retira la mano. Me pregunta qué me he imaginado. Le cuento lo que me he imaginado. Ríe y me dice que soy un tonto. La atraigo hacía mí. Deja al perrito a un costado y toma nuevamente el control de la luz. Le tomo un pecho. Me retira la mano. Insisto. ¡Es mi hermana! Sí le contesto y tú eres mi cuñada, eso ya lo sé tonto, me dice. La beso. Deja el control. Me besa. Se vuelve loca. La monto y gime. Como decimos en el pueblo, le doy como caja. Al terminar, llora. Me dice que se siente tan mal… Que jamás pensó estar en aquella situación. Que nunca se podrá perdonar. Que por favor me olvide de todo. Que considere que nunca pasó lo que pasó. Se marcha. Luego regresa, toma al lanudo que había olvidado en la cama, y se vuelve a marchar. Me voy al baño y me ducho. Feliz de haber visto ganar al Barça.

2 comentarios:

se me levantó la mazet de solo imaginar a la cuñada chupándomelo

excelente relato erótico para la mañana

Anónimo dijo...
20:05
 

Soñé muchas veces con mi cuñada. Ella se ponía el perrito a la altura de pecho y a mí me gustaba acariciarlo.