El señor González es de temer

El señor González es de temer

Una retahíla constante de datos inútiles.
"inmaculada decepción"

El señor González es de temer. Posee la poderosa lógica de una piel de cebolla. Confunde el tocino con la velocidad. De repente y sin aviso pasa por casa. Siempre por la tarde. Cuenta naderías. A fulano de tal le ponen los cuernos. Mengano salió a pescar. María de la calle tal, dejó a su hijo pequeño y se fue con su amante. Y así. Una retahíla constante de datos inútiles. Que yo no registro. Que no me importan. Callo. No digo nada. Casi no hablo. Seguro que me toma por tonto. En verdad no me une nada con el señor González. No le gusta el fútbol. El box. No conoce a Baudelaire. El surrealismo. Ni Nazim Hikmet. Ni el jazz. Ni el rock. Ni nada de nada. Entonces callo. No hablo. No digo nada. Para él seguro que debo ser un imbécil. O algo peor. ¿Un fascista? No creo. No creo que conozca esa palabra. No lo sé.

Lo último fue ayer. Me preguntó el teléfono de una ex. Le pregunté para qué lo quería. Me contestó: eso es cosa mía. Pero cuenta le dije. Porqué tendría que contarte me respondió. Dame el teléfono y yo veré lo que hago. Pero dime algo le digo. Me dice que quiere establecer vínculos. Que es posible que él sea el hombre adecuado para su vida. Que le gusta. Además me dice: si se fijó en ti que nunca hablas, cómo no se va a fijar en mí.

Le doy el teléfono.

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