Zátopek, la locomotora checa

Zátopek, la locomotora checa

Por Ramón Díaz Eterovic


... el rostro oscuro del poder.
"inmaculada decepción"


De las obras publicadas por el escritor francés Jean Echenoz (1947) destacan las novelas que dedica a recrear algunos aspectos de las biografías de tres protagonistas singulares del Siglo XX, en áreas tan diferentes como la música, la ciencia y el atletismo. “Ravel” en la que recrea los últimos años de la vida del compositor Maurice Ravel, “Relámpagos” centrada en el azaroso destino del ingeniero e inventor Nikola Tesla, y “Correr” basada en la carrera deportiva del atleta checoslovaco Emil Zátopek. Estas novelas componen una trilogía en la que Echenoz trabajó luego de escribir otras que le valieron el reconocimiento de la crítica y los lectores, como es el caso de “Me voy”, con la que obtuvo el prestigioso Premio Goncourt (1999).

“Correr” se inicia con la invasión de Praga por los nazis al inicio de la Segunda Guerra Mundial, y con la imagen de un muchacho de diecisiete años que busca un derrotero para su existencia sin interesarse a esa edad por el atletismo, actividad que más tarde lo llevará a ser un héroe deportivo en su país y un referente para los atletas de todo el mundo. Es tal su desapego por el deporte, que el mismo Zátopek se sorprende cuando siendo un recluta del ejército checoslovaco es motivado a participar en competencias atléticas entre distintas unidades militares. No tiene un estilo clásico para correr ni la preparación de otros atletas, pero apenas comienza a correr le llegan las victorias y la superación de cuantas estadísticas de rendimiento aparecen en su camino. Su consagración definitiva se produce en 1946, cuando llega como único representante de su país a una competencia que reúne a los principales atletas europeos. Solo y prácticamente sin recursos ni apoyos especiales, se ubica en la partida de la competencia de 5.000 metros, la que gana sacando una vuelta de ventaja a sus ocasionales competidores. A este éxito le suceden otros, hasta que en la Olimpiada de Helsinki (1952) logra una hazaña nunca antes alcanzada por otro atleta: obtiene medalla de oro en las competencias de 5.000 y 10.000 metros, y en la Maratón. Para entonces ya era conocido con el apodo de “la locomotora checa” y llamaba la atención por su estilo poco ortodoxo de correr, con la cara deformada por el esfuerzo y sin ninguna elegancia. Al respecto, Echenoz apunta: “Se ha convertido en el ídolo de su país. Lo que representa para el público checo es sencillo: basta que aparezca una mañana una nota en los periódicos anunciando que saldrá a la pista a las seis para que veinte mil personas se peleen esa misma tarde a la entrada del estadio Masaryk”. Pero la fama también le provoca inconvenientes. Sus palabras son vigiladas y muchas veces reproducidas sin su sentido original. Su carrera deportiva debe desarrollarse según los criterios de directivos interesados en controlar la imagen que proyecta el atleta de pies alados.

Echenoz sigue distintos hitos en la vida de Zátopek, quien puede ser apreciado como una suerte de héroe trágico que sobrevive a la guerra y a las confrontaciones ideológicas de su época. Lo presenta siempre sencillo en su accionar cotidiano, y muchas veces asombrado de los éxitos que alcanza.

La vida de Zátopek parecía destinada a una gloria sin tregua hasta que el año 1968 se producen los alzamientos populares de la Primavera de Praga que terminan con la invasión de los tanques rusos y la persecución de los opositores al gobierno que dirigía el país desde el fin de la guerra. Zátopeck, que es un ídolo popular, muestra su simpatía con el líder disidente Dubcek y una vez que es controlada la rebelión, el gobierno no tardan en pasarle la cuenta por su apoyo al movimiento reformista. Zátopek va a dar a una apartada mina de uranio donde beberá trabajar durante seis años, hasta que le permiten volver a Praga y lo obligan a trabajar como un modesto recolector de basura al que la gente reconoce y ayuda mientras recorre las calles que le han asignado. “Todas las mañanas –cuenta Echenoz-, a su paso, los habitantes del barrio donde le toca trabajar a su equipo bajan a la calle para aplaudirle, vaciando ellos mismos su cubo en el camión. No ha habido en el mundo basurero tan aclamado”. Años después, y previa firma de un documento de autocrítica, es asignado a un cargo de archivero en el Centro de Información de los Deportes. El nuevo funcionario realiza su trabajo entre cuatro paredes mientras la leyenda de “la locomotora checa” crece y perdura entre los que conocen sus hazañas deportivas. “Correr” es mucho más que la biografía novelada de un héroe del atletismo. Es una vibrante y emotiva novela que recrea la historia de un hombre que se propuso sobrevivir a un tiempo de caos y violencia; y la de un deportista que pese a sus éxitos en las pistas de carreras debió conocer el rostro oscuro del poder.

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