Luis Vulliamy: Leyenda mapuche

Luis Vulliamy: Leyenda mapuche



1.-
KIÑE

La gente vieja sabe que nada bueno anuncian los pétalos de las quilas. Un joven tiene alguna experiencia si ya las ha visto florecidas. Después, las flores extrañas y las quilas mismas se secan, y la tierra queda cubierta de semillas. Los animales pierden abrigo y ramoneo, pero las liebres y ratones se multiplican extraordinariamente gracias a este alimento inesperado. Más el invierno el invierno próximo pagarán su alegría. Tres años demoran las quilas en ser altas y ramudas, como cuando florecieron. El tallo de esta planta suele ser tan duro como el corazón de algunas mujeres.

2.-
EPU

Cuando un mapuche ara o cabalga sabe que desde su reni (cueva donde los entendidos en artes buenas y malas se reúnen para trabajar y disfrutar de los placeres) un brujo lo puede estar observando. Un hombre joven tiene que estar muy enamorado para entregarse a los brujos a cambio de saber qué piensa su amada cuando calla.

3.-
KÜLA

Expresarse con claridad y elegancia es una preocupación para un mapuche. Levantar una casa es más fácil. Siempre los materiales necesarios están cerca de su mano. Abrigadoras y firmes son las rucas mapuches. La presencia de una mujer les da carácter y recompensa la diligencia del constructor.

4.-
MELI
El concepto Dios-diablo se ha confundido con los pillanes mapuches. En sus fiestas, leyendas y costumbres, prácticamente ya no existen separados. Cada pájaro o animal tiene algo de Dios o de Pillán. Una golondrina se puede asemejar a Dios; y una mujer no poseer alguna virtud propia de su padre.

5.-
KECHU

El verano aclara el agua de los ríos; el invierno la enturbia. Nada se detiene. El aire, las semillas, la sangre y la savia siempre están de camino. Hasta la mujer que se ama es cada día más vieja. Sus sentimientos, aunque pretenda disimularlo, tampoco están detenidos.

6.-
KAYU


Los confines son gratos para los peregrinos. El mapuche es hospitalario con la gente de paso. La sombra y el fuego son un bien común. Así como una machi (bruja o curandera) no puede evitar que las hormigas pisen su rehue (distintivo profesional que adorna el frente de su ruca), tampoco la mujer debe llevar a grados irritantes la indiferencia por el hombre que ama.

7.-
REQLE

La Niufay, aquella anciana sabia y discreta, dice que nada muere. Los pájaros nacen de las flores; las hojas son madres de la yerba. Un enamorado añade que la ingratitud es un engendro de las piedras.

8.-
PURA

Un toqui (jefe guerrero) vale más que un sembrador oscuro. Guardar sus armas y alejar a los espíritus de la cobardía, con la calavera de su caballo puesta sobre el techo, es para el nieto de un guerrero un gran orgullo. Los ojos de una mujer pueden ser más poderosos que la lanza de un valiente.

9.-
AILLA


El Llaima es un volcán muy alto. Humea siempre y la dirección que el viento imprime a su humo, indica anticipadamente la llegada de la lluvia. Cuando la mujer amada es muy orgullosa, cuesta más llegar a su corazón que subir a la cumbre del volcán.

10.-
MARI

El quitral es una planta parásita. Se viste y alimenta con la sangre ajena. El árbol que lo mantiene se debilita, a veces muere. Pero el ladrón está siempre ahíto, lozano y vigoroso. El orgullo es un parásito que vive de la humildad de los enamorados.

11.-
MARI KIÑE


Los lagos y vertientes entregan su sangre y arrastran las materias que dan fertilidad a los valles. Junto a los ríos, en bosques y llanos, los hombres han levantado sus viviendas, buscando su alimento y la alegría. Quienes viven lejos y solos, no comprenden la riqueza que los hombres guardan en su espíritu. El amor no debe soñarse, sino ser vivido.

12.-
MARI EPU

A los hombres les agrada inexplicablemente aquello que los emborracha aunque su sabor sea amargo y sus consecuencias deplorables. Quien prueba los ojos y los labios de las mujeres, goza del humo y del vino. Los enamorados son quienes primero se emborrachan.

13.-
MARI KÜLA

El río se oscurece con las plantas y yerbas que marcan las riberas. La nieve y la lluvia lo tiñen de rojo. Su agua helada quema el hocico de los coipos y zorros. Un enamorado cree que el agua se sacude, cuando recibe en sus pliegues movedizos las trenzas de su amada.

14.-
MARI MELI
Cuando el sol y la luna se cruzan la sombra tira su mal sobre la tierra. Cada uno tiene una hora y un destino diferentes. Pero una mujer debe ser la compañera del hombre que la quiere.

15.-
MARI KECHU

Las costumbres le dan al hombre la libertad de enamorar a muchas mujeres. Como dueño de casa le corresponden los trabajos y problemas más graves. A la mujer le corresponden las pequeñas tareas y el cuidado de los hijos. Una mujer insensible a los requerimientos amorosos deja que la intranquilidad, como los pájaros dañinos, picotee los sentimientos del hombre.

Ilustración: Carlos Besoain





7 comentarios:

...cuando el Sol y la Luna se cruzan...hay eclipse...la Luna y el Sol hacen el amor...

Anónimo dijo...
15:07
 

Te amo, natalino

Yo también te amo

Anónimo dijo...
20:06
 

natalino, lo dices "por si las moscas"... yo, en cambio, sí, te amo
y tengo suerte, porque soy una de las feas del pueblo, tal vez algún día me saques a bailar.

Anónimo dijo...
11:18
 

quisiera y a verte hoy, pero temo a que me des con el gualato o la escopeta, en vez de darme un buen abrazo.

Anónimo dijo...
14:58
 

nunca pensé que publicarían finalmente tu libro. y si ya plantaste un árbol... has cubierto todas las dimensiones humanas que recomendó el proverbio.
me beberé una completa de tinto hoy, por ti y por tu libro.
salud!!

Anónimo dijo...
00:18
 

que pequeños son los caminos, te busqué para matarte durante muchas palabras, aún te apareces como un pequeño fantasma, con una muerte pequeña como cuando eras profe de castellano en una sala oscura y anduviste por mis amores, mil veces te maté y aún apareces, pero mejor así te vuelvo a matar.
TIZON