Un día como tantos en Puerto Natales. A eso de las nueve de la mañana llega Roxana. Ya había abierto el almacén y llega Roxana. Tomamos un café y me pide ver su correo. Nos trasladamos a la biblioteca. Revisa su correo y se mete a Messenger. Chatea con dos tipos, los dos italianos, uno de Sicilia. El otro se llama Luigi. El otro, - Luigi- le pregunta si habla en italian o en english, ella le responde que habla en espanich. Yo tomo café y fumo. La abuela se despierta. Llega gente al negocio. Vuelvo a la biblioteca. Uno de los italianos se desnuda. El otro dice estar enamorado de Roxana. Yo beso a Roxana. Se sienten los pasos de la abuela en la cocina. Suena el timbre, voy a atender, quieren medio kilo de cebollas y un ajo. Vuelvo. Acaricio a Roxana. El italiano de Sicilia se masturba por wecam. Yo beso a Roxana. me dirijo a la cajita y saco un preservativo. La beso. Se desnuda. Se la meto, ella sigue chateando con los italianos. Uno de ellos dice estar enamorado de ella. Ella está en cuclillas sobre la silla, frente a la PC. Pienso que Roxana está cada día mas rica y le doy con todo, cinco minutos. Suena el timbre, agitado voy al almacén. Atiendo. Es Irene Lemus que quiere un trozo de zapallo. Luego quiere naranjas y lechugas. Me parece una eternidad. No puedo cerrar el negocio porque la abuela se daría cuenta. Vuelvo y debo recomenzar. Otro preservativo. Besos y arrumacos para que se me pare. Se lo meto. Y dale que dale. Esto se pone bueno. Cinco minutos de buen sexo cuando oigo pasos en el pasillo, pasos de la abuela. Se lo saco y me siento en el sillón, ella rápidamente se tapa con un chal y sigue frente al PC. La abuela pasa y entra en el dormitorio, sale de allí y se va a la cocina. Saco un nuevo preservativo y volvemos a empezar. Uno de los italianos se retira del chat dejándole un: TI AMOOOOOO RAGAZZA. Y yo dale que dale durante diez minutos, cuando de nuevo suena el timbre. Es Pedro que me trae la boleta del gas. Vuelvo, otro preservativo, de nuevo abrazos y besos y se me pone tiesa. Y recomenzamos, todo bien durante cinco nuevos minutos. Se oyen pasos en el pasillo, la saco, me siento en el sillón. Pasa el peligro. Me masturbo y acabo. Roxana me dice: "Te hace falta unas buenas vacaciones Hugo".