Franz se hallaba con Fritz

Franz se hallaba con Fritz


De "Una antología del imagenero popular en la década
del cincuenta en Buenos Aires" por Yoel Novoa.

(Anotación de transmisiones orales)

“Al amor verdadero lo llaman amistad”.

Liz Taylor.

Franz se hallaba con Fritz en el muelle del puerto. De repente Franz empezó a saludar efusivamente a una persona que estaba a bordo de un barco. Fritz preguntó:
- ¿Dime Franz, tu conoces a ese hombre?
- Oh, es un caso muy divertido. Ha viajado conmigo desde Río de Janeiro y el pobrecito se pensó que yo era puto y me vino cojiendo todo el viaje.

Era un gallego que padecía unas dolorosas almorranas y le tenía pavura a las operaciones. No quería por nada del mundo hacerse intervenir y le pedía al médico que lo aliviara con medicamentos. El doctor estaba cansado de ese tozudo cliente, entonces decidió llevar el caso por el camino de la joda y cuando el gaita vino a consultarlo, le dijo:
- Mire si no quiere operarse, consígase alguna persona de su confianza que le empuje las hemorroides para adentro. Quizás esto, aunque difícil, sea lo mejor para usted.
El ibérico extrañado, al principio protestó, pero luego pensándolo bien pidió más detalles y resolvió llevar la indicación médica a la práctica.
Ese mismo día se buscó un marinero, le ofreció dinero y fueron juntos a un hotel. El maringote peló la charrasca y se la mandó a fondo sin preocuparse de los ayes del inmigrante con el culo enfermo. Entonces, en el momento culminante de su coginche, el marinero baboso de excitación, lo empezó a besuquear frenéticamente. En ese momento el gaita se desprendió bruscamente y rechazando al rugiente trabajador marítimo, le gritó:
¡Coño! ¿Qué te crees tú? ¡Esto no es lujuria! ¡Es medicina!

El padre pilló a su hijo haciéndose la paja tras de una puerta:
- ¿Cochino! ¿No sabés que haciendo esas porquerías te arruinás la salú?
- Y… viejo, yo no sabía qué hacer y ni siquiera podía dormir.
- ¡Pero, me hubieras dicho! ¿Para qué tenés padre? ¿O es que no me tenés confianza? Tomá cinco pesos, andate pal pueblo y allí a la vuelta del boliche, en la casa colorada, adonde siempre hay una mujer en la ventana, entrás, le dás la plata y te sacás el gusto.
- ¡Gracias tata! Aura nomás voy.
Y encasillando el caballo, el jovencito alborozado se largó para las casas. Al pasar por la casa de la abuela, ésta lo llamó y lo hizo bajar.
- ¿Adonde vas, muchacho?
- Voy pal pueblo.
- ¿Pero, qué vas a buscar?
- Nada, agüela. Voy a la casa colorada y no se, agüela, el tata me hai dicho que dentre nomás, le de estos cinco pesos a la señora que encuentre, y que me saque el gusto.
- Abajate muchacho –apremió la vieja- Pa que vas a gastarte cinco pesos, si yo te hei de hacer mejor el placer. Dame tres pesos y quedate con el resto pa golosinas. Arrimate nomás…
El muchacho obedeció, la vieja se arremangó las polleras y ahí mismo se lo culeó. Al rato, el viejo que estaba mateando debajo de la enramada, lo vió llegar y le preguntó:
- ¿Cómo te ha ido? ¿Te has arrepentido que has vuelto tan pronto?
- No tata. Pasé por lo de la agüela, me hizo abajar y me dio el gusto por dos pesos menos que en lo de las coloradas.
- ¡Perro salteador! ¡Pedazo e Mandinga! ¡Te has cogido a mi madre! ¡Te voy a matar!
- Bueno viejo… Usted se coje todos los días a mi madre y yo a usted no le digo nada".

Un borracho oscilaba perdido por una de las calles bacanas de Palermo Chico. De pronto se abrió una ventana de un tercer piso y desde allá una mujer se arrojó al vacío. La suicida cayó justo en un tarro de basura –detrás del alcoholizado- enterrándose de cabeza y quedando con las piernas abiertas, como extraña flor. El borracho oyó apenas el sonido del fuerte impacto y casi por casualidad se dio vuelta para encontrarse cara a cara con ese espectáculo. Con asombro exclamó:
- Cómo son estos ricachones… Un culo que todavía está bueno, y ya lo tiran".

El turista regresó aquella noche con una mamúa de padre y señor nuestro, y el gerente se vió obligado a hacerlo conducir a sus aposentos por uno de los mucamos. Una vez allí el sirviente lo empezó a desvestir para acostarlo y al hacerlo experimentó una atracción de sus instintos al descubrir la sonrosada piel del “Jhonny” y después de acariciarlo un poco, lo violó.
A la mañana siguiente, el turista llamó al gerente para liquidar su cuenta pues quería marcharse. El gerente sobresaltado le preguntó:
- Mister… ¿Usted no había proyectado quedarse en esta ciudad un par de semanas? ¿O es que no le agradan nuestros servicios?
- ¡Ho nou! Este clima mucho raro. Allá en mi país yo tomar mucho whisky y al otro día dolerme cabeza. Aquí en cambio, yo emborracharme y al otro día dolerme culo.

Levy tenía una angurria bárbara por Rebeca, la apetitosa esposa de su amigo Efraín. Ya había agotado todos los argumentos amorosos y ella no cedía. Hasta que un día estando de visita, le ofreció:
- Rebequitas linda, te doy cinco pesos…
- No, don Levy.
- Te doy diez pesos.
- ¡No! No insista.
Así, la lubricidad en puja con la avaricia del judío, hizo que su oferta subiera a 80 pesos. Rebeca vaciló un momento, pero sobrepuso el valor de su honor y lo rechazó. Entonces don Levy no pudo más y le dijo:
- Mirá, Rebecas… No te hagas más la estrecha. Te juro que si ahora te acostás con yo, mañana a las tres de la tarde te mando un sobre con 100 pesos, aquí, a tu casa. Vencida por el peso argumental, Rebeca se entregó a Levy.
Exactamente a las tres de la tarde del día siguiente, se presentó un empleado de Levy y le hizo entrega a la buena Rebeca de un sobre que contenía la cantidad fijada. A los diez minutos se presentó Efraín y encaró a Rebeca a quemarropa:
- Decíme… ¿Ayer estuvo aquí, Levy?
- Si.
- ¿Y hoy a las tres de la tarde te mandó un sobre con 100 pesos? -Ella temblando y muy asustada, respondió que “sí”. Entonces el marido, trémulo de emoción, dijo -¡Qué hombre este Levy! Ayer estaba necesitado de dinero y me pidió prestados 100 pesos prometiéndome devolvérmelos hoy a las 3 de la tarde. Yo se los presté y después me torturó la duda, pensé que no me los iba a devolver pues es un hombre lleno de deudas. Pero, ya ves qué amigo puntual tengo.

Cuando don Ceferino llegó a la ciudad, lo primero que hizo fue ir a una de las mejores ferreterías y pedirle al vendedor una escupidera.
- Un vaso de noche, por favor…
- ¿De que tamaño lo desea el señor?
- Y hai de ver… La Romualda, el Huguito y io… Déme uno como para dos cagadas y media.

Jesusa dormía con su primo Ramoncito, en su primera noche de luna de miel. Después de haberse desahogado, demostrándose su ardiente amor mutuo, Ramón se durmió pero Jesusa no podía pegar los ojos, inquieta como estaba por la experiencia que acababa de tener y sintiendo algo que nunca había sentido antes… No pudiendo soportar más, sacudió levemente a su marido y le rogó:
- Ramonciño, por favor se bueniño. Hazlo por nuestro amor… Tírate aunque más no sea un peidiño para cambiar el ambiente…
Pero el bueno de Ramón, ¡nada! El hombre estaba acostumbrado a sahumar el ambiente con el olor de sus pies. Por lo tanto, el pedo ni apetecía ni era momento para ello.

Desde unos matorrales, en medio de la soledad del campo, salían unos ayes lastimeros en quejumbroso llamado. Por el camino pasaba un paisano que al sentir los quejidos, desmontó y acercándose al sitio de donde provenían los lamentos, encontró a un pobre diablo que se encontraba estaqueado boca abajo, con signos de inequívoco atropello.
- Pero… ¿Qué le pasó, amigo?
- ¡Señor! Anoche me cruce con unos malvados que aprovechando la soledad, me asaltaron, me ataron y me violaron, dejándome así toda la noche, hasta ahora. Si supiera usted cómo grité pidiendo socorro, pero por aquí no pasa un alma. Naides me oyó.
- ¿Naides?
- ¡Naides! ¡La pucha si estaré seguro! Grité tuita la noche y… nada.
- Bueno pues, entonces aprovecharé io para violarlo también".

Textos rescatados de la calle por el boxeador que dibujaba a Patoruzú
Es una antología manuscrita por un boxeador y dibujante,
de apellido Landivar, que guardó sus anotaciones hasta su muerte.
Cuando entonces su hijo tiró a la basura la antología de cuentos junto a dibujos
pornográficos (y un meritorio cuaderno de normas morales) que había hecho su padre.
Luego un cartonero rescató el bagallo del container y se lo vendió a Yoel.
Éste corrigió mínimamente la gramática de Landívar...
Esta versión quedó guardada en el disco rígido de la primer máquina
que compró yoel (1996), donde quedó perdida durante los últimos 5 años
(llegada al domicilio de una máquina nueva). Hace cosa de un mes, el Landívar,
Viñole y otros rescates, están en esta máquina, en la carpeta nueva: "máquina vieja",
desde donde, sin efectuar ningún tipo de corrección, Yoel envía una pequeña
selección a Hugo de algo caratulado "manifestación de antropología social".

Fue tan espantosa la sequía de Santiago del Estero, que tres famélicos árboles persiguieron a un perro, para que los meara.

Cuando la gana de coger aprieta, ni el culo de los muertos se respeta.

"Cagué un kilo y medio de mierda
No se si soy un campeón
Pero, se lo dedico a Perón".

7 comentarios:

Anónimo dijo...
03:55
 

En un hotel de la ciudad de Rosario, Borges abre la canilla para lavarse las manos. Hay aire en las cañerías y el escaso chorro sale produciendo el típico ronquido.
Le pregunto:
-¿Qué pasa, no sale agua?
Borges se da vuelta y responde:
-Sí, pero con escrúpulos.

Anónimo dijo...
04:05
 

Borges es acosado por unas señoras en el momento mismo en que cruzamos la calle.
-¿Usted es Borges, verdad? -pregunta una de ellas.
-Sí -responde el escritor-. Pero si seguimos aquí corro el riesgo de dejar de serlo en cualquier momento.

Anónimo dijo...
04:14
 

Un periodista de Puerto Natales -Alfredo Fernández (coruro)- le pregunta a Borges una mañana su opinión sobre la época en que vivimos.
-Y, el hecho de que yo sea famoso -responde Borges- es algo más que suficiente para condenarla.

los cuentos de Borges entran en el imaginario. Debería haberlos de Gardel. Y compenetrarlos en la esencia soez.
Yo esperaba que Hugo ilustrara este post.

Un galleguista argentino, hará cosa de 40 años, entrevistó a Borges para publicar la entrevista en El País de Madrid. Antonio Perez Prado me contó las vueltas y vaivenes del reportaje, que nunca leí pero que debe estar en los archivos del diario.
Antonio me contó los entremeses del reportaje, no el reportaje.
Me contó que no bien Borges se enteró que Antonio leía inglés a la perfección, lo puso a que le leyera textos de uno y otro libro de su biblioteca, etc... Pero lo que más me llamó la atención fue que en unmomento del largo tiempo compartido, Borges le preguntó: "¿Usted en cuantos idiomas sabe decir la palabra "pija"?". Antonio no supo que responder. Y Borges parsimoniosamente nombró la pija aparte de todas las aceptaciones telúricas, en arameo, en sánscrito, en japonés, en gallego, en... una cantidad de idiomas que Antonio casi no conocía de su existencia.
El chiste borgeano en esta ocasión, es que el pudoroso Antonio estaba grabando todo lo que conversaba con Borges, pero cuando esté habló de la pija, Antonio borró esa parte.

Buno... acá tenemos algo rigurosamente inédito sobre El Maestro. Ché, Yoel, y Carrizo te contó algo sobre Borges. Supongo que en más de alguna ocasión compartió con don Jorge Luis.


hugo

Lo de la pija le sucedió a antonio perez prado, el que en los sesentas, publicó en ediciones la bastilla "los gallegos y buenos aires".
Antonio carrizo no me hablaba de Borges. Lo veneraba y especulaba con su obra.
Dicen que a Borges, Carrizo le caía bien.