[+/-] |
Yoel Novoa |
[+/-] |
El día que conocí a Favio |
Por Yoel Novoa
Al día siguiente, me aparecí por el taller y comenzó una historia entre él y yo, maravillosa. El óleo apalabrado quedó en suspenso hasta que me lo dio el mismo día que se realizó el famoso remate. Pero mientras tanto -un lapso de unos tres meses-, todos los días anduve por su taller, amándolo y aprendiendo de él. Viéndolo cagarse de risa con todos y contra todos, agarrándose a trompadas por la diferencia que un amarillo podía tener con otro amarillo. Chupándose todos los alcoholes y queriendo cojerse a cuanta mujer le gustara, incluso a su suegra a la que le juramentaba su calentura delante del mismo suegro.
El dejó de llamarme "pendejo" y empezó a decirme "poeta" porque yo le leía cosas que escribía, Siempre socarrón y con una carcajada a boca de jarro. A su vez yo empecé a llamarlo como le decían sus amigos: "mono".
Los sucesos de aquellos meses entre Duarte y yo, ameritan un trabajo más extenso queste post. Entonces vayamos al momento en que aparece la mierda...
La mierda tenía forma humana y se llamaba Carlitos. Un personaje curiosísimo peinado a la gomina. Un gran camelero que apareció chupándole las medias a Duarte, calentándole el agua no solo para el mate, sino que también para los pies. Sucedía que Duarte aunque gastaba aspecto de croto, de golpe vendía obra y recibía premios y andaba cargado de guita.
Duarte me había dicho: "Pendejo, si venís al taller y yo no estoy, andá al bar de la esquina, chupá y morfá lo que quieras, y que lo anoten a mi cuenta". Lo mismo le dijo a Carlitos, entonces el personaje se traía a desayunar, almorzar y cenar, a su mujer y dos hijos. Todo a cuenta del mono.
Durante los vaivenes, Carlitos empezó a ser el "secretario" de Duarte. El alcoholismo del mono daba para todo.
Para mi, llegar al taller y encontrarme con Carlitos, fue un motivo de alejamiento, pero de todas formas seguí dando vueltas por allí.
Resulta que Duarte y Leonardo Favio fueron amigos de chicos, amigos de la calle, con amigos comunes. Carlitos averiguó que Duarte le había prestado un óleo a Favio y que Favio lo tenía "de gratarola" desde hacía, digamos, cinco años. "Justo ahora que canta y está forrado en guita".
Entonces Carlitos se presentó en la casa de Favio y Favio no estaba. Si estaba su mujer Carola. Carlitos le explicó la problemática del polémico cuadro. Carola no entendía: "¡Yo que se! Llevate el cuadro". "Sí, me lo llevo -razonó Carlitos- Pero ¿y el alquiler? Todos estos años quel cuadro estuvo en esta casa, ¿quién lo paga? Dame plata". " No tengo". "Entonces dejame llevar algo de valor... ¡El equipo de música!". "Llevate lo que quieras, pero dejate de joder". Y Carlitos se trajo al taller de Duarte el equipo de música de Favio, y el cuadro. Duarte, alcohólico buenazo, contentísimo con lo que había hecho Carlitos...
Más a menos al día siguiente desta cuestión, llegué al taller y el mono no estaba, entonces me apoyé en una baranda a esperarlo.
Desde donde yo estaba apoyado, bajaba una escalera de mármol a la calle.
Era el comienzo de la tarde. Bajo la luz del sol y enmarcado por la puerta de calle, frenó un auto y de él, bajó Leonardo Favio empilchado con traje e impecables zapatos blancos, camisa negra. Tras él, un morocho corpulento con la camisa arremangada. Favio delante y el morocho detrás, subieron corriendo las escaleras, pasaron a mi lado ignorándome, y Favio golpeó estruendosamente la puerta. La sacudió haber si abría, hasta que comprobó que no se podía. Entonces giró y me encaró: "¿Sos amigo del mono?". "Si". "¿Le decís que me devuelva mis cosas?". "Si". Yo estaba arrobado, maravillado ante el fabuloso personaje de blanco, y su guardaespaldas. Me miró a los ojos por una fracción de segundos, y se fue.
Cuando llegó Duarte le conté: "... Y vino con un negro grandote".
Ahí Duarte estalló: "¡Que venga con quien quiera que los reviento a trompadas a todos!"...
Los entretelones del final del entuerto, los desconozco porque me fui de viaje.
Al volver me enteré que Carlitos había terminado robándole un montón de plata al mono y quel mono lo había hecho de goma a Carlitos.
En cuanto al asunto del cuadro. Duarte le devolvió a Favio su equipo de música, pero ambos amigos dejaron de ser amigos.
[+/-] |
Siempre quise tener la pinta de Sergio Mulet |
Por Yoel Novoa
Fotograma de Yoel Novoa en Tiro de gracia.
De chicos al rondar por el Moderno y el Di Tella, nos mirábamos de afuera. Después nos encontrábamos en las fiestas, en las inauguraciones y estrenos, y yo siempre estaba del lado de Sergio, a favor de Sergio.
En edad me llevaría un par de años, pero en estatura y facha, andaba por allá arriba. Él no era de charlar, permanecía hierático y al término de la confrontación que fuera, podía sonreír o rajar una puteada, pero era muy raro que dijera alguna frase seudo larga.
Recuerdo una noche en el Moderno que yo estaba sentado con él, y dos mujeres estaban enloquecidas por llevárselo con ellas a su casa, y él nada: "No. Viejas. Les dije que esta noche tengo la leche prometida. Así que déjense de joder". Y las mujeres, voluptuosas y ardientes insistían llorando, pidiendo por favor, rogando... A mi la escena me tenía al palo. Insinué un: "Si Sergio no puede ir con ustedes, voy yo". Me miraron como al hinchapelotas más grande del mundo, me despreciaron y siguieron tras Sergio sin conseguir nada. Yo por mi lado supongo que habré terminado esa noche, a solas, salutando una paja endemoniada.
Generalmente las fiestas de entonces se amenizaban con Striptease y un poco de violencia. Una noche, en casa de Santatonín, Sergio se agarró a trompadas con un cubano anticastrista y ambos se pegaban como pesos pesados profesionales. A mi también me gustaba la violencia y entonces me metí a separarlos. A los dos yo les llegaría a la altura del pecho y creo que no llegué a tocarlos con mis manos y que ni se dieron cuenta que yo me había introducido entre ellos. Recibí un par de trompadas o rebotes de trompadas, que me sacaron girando como un trompo hasta caer sentado a una distancia suficiente para ver como los contendientes se estrellaban las jetas sin parar. Fue una desas peleas donde no hay ganadores, sino que alguien se va a la mierda y después la fiesta continúa (el cubano se fue con su grupo de amigos y Sergio se convirtió en el centro natural del festejo, con sus moretones, sangrados y ropa rota, que le quedaban fabulosos)
Un día, Sergio me cruzó por la calle y me preguntó (siempre me trataba como si yo fuera una especie de hermano menor): "¿Querés hacer cine Yoel?" y me incorporó al elenco de "Tiro de Gracia", donde laburó la mayoría de los personajes que circulaban por el Moderno y el Di Tella.
Después, cuando se estrenó la película en 1968, yo estaba viajando por América y no estuve para la "premiere". La vi como 30 años después cuando de carambola la pasaron por televisión.
A poco de regresar a Buenos Aires (1978) lo reencontré en un "Moderno" que ya no existía, y me propuso hacer teatro y me incorporó al elenco de una obra extremadamente extraña que se estrenó en el teatro "Estrellas". Creo que se llamaba "Historia de Pablo" o "Los sueños de Pablo". Me dio el papel protagónico, la cuestión que yo tenía que estar todo el tiempo en el escenario sin saber que hacer. Cuando en los ensayos le preguntaba: "Sergio ¿qué hago?". Me contestaba: "Dale Yoel. No seas ladrillo". La puesta fue un desastre. El resto del elenco, una veintena de estrellas y estrellitas, me odió por lo que improvisé aquella noche. Entonces se confabularon y decidieron echarme. Sergio aceptó la propuesta, él muy en otra cosa como diciendo "Hagan lo que quieran pero no me rompan las pelotas". No llegaron a reemplazarme, porque Sergio desapareció del país. Gobernaban los milicos y Sergio estaba envuelto en muchos dichos u diretes. Misterios que él era el menos interesado en aclarar.
La cuestión que desapareció por unos diez años por lo menos. Y el nuevo reencuentro fue su voz por teléfono: "¡Qué hacés cucarachón! ¿Así que ahora comprás libros?". Y me vendió las colecciones de historietas de un hermano menor que acababa de fallecer. Hicimos la opereta y lo traje a casa. Le gustaron mis esculturas, me presentó a sus hijos gemelos y a su hija, comimos asados, nos hicimos asiduos. Dijo que en esos años había conseguido trabajo como "guardaespalda" en España y ahora los que trabajaban de modelos, eran sus hijos.
Y de nuevo el misterio.
De pronto desapareció nuevamente...
Hasta el día de hoy no supe más de él. En una compra que hice del archivo fotográfico de la revista Radiolandia encontré varias fotos de Sergio con Nuria Espert en España -los dos frente a frente y la actriz contemplándolo con simpatía-. Esas fotos corresponden al período en que él dijo que trabajaba de guardaespaldas.
Me contaron aquí, quinientas versiones finalistas, que lo habían matado, que vivía placenteramente en Marruecos... Que...
Yo que sé...
Ojalá que un día destos suene el teléfono y su voz ronca me diga: "¿Qué hacés cucarachón?".
[+/-] |
Andrés Caicedo |
Por Yoel Novoa
![]() |
Luis Andrés Caicedo Estela (29 de septiembre 1951 - 4 de marzo 1977). |
Fuimos mucho al cine. Fue lo que más hicimos juntos, el resto fue intercambiar nuestros escritos, y proyectos... Robar una librería inmensa que existía en Cali que no me acuerdo como se llamaba. El plan era entrar por los techos un sábado a la noche y llevarnos toda la literatura que necesitábamos.
La gente del TEC que era de izquierda, aceptaba a Andrés aunque él (como yo) fuera severamente apolítico.
El teatro que hacíamos con Marta ("mímica ritual") no le gustaba a Enrique Buenaventura (el conductor del TEC), porque le parecía -con cierta sorna- que hacíamos happening. De todas formas nos presentaron en su sala y nos fue muy bien con Ssshagrada. Por esos días apareció por allí, una pareja de argentinos que hacía un show de "canción protesta". La gente del TEC les pidió una muestra para aceptarlos o no, como hicieran con nosotros. Las canciones de los argentinos reiteraban la explotación de los "burgueses" hacia los "indios" y decían algo así como "burgués de mierda, te vamos a reventar". Inmediatamente, la gente del TEC se promulgó en oponerse a la presentación de estos argentinos. "¡¿Por qué?!". Respondió Buenaventura: "Porque lo que ustedes dicen es una idiotez. ¿Qué tienen en contra de los burgueses? Los burgueses hicieron la Revolución Francesa. La mayoría de mis amigos son burgueses. Si estoy en situación de guerra, no voy a odiar a mi enemigo por su condición social... De ninguna manera. El espectáculo de ustedes -¡ideológicamente!- no puede ser presentado en el TEC". Los argentinos saltaron irritadísimos y nos señalaron a Marta y a mí: "¡¿Por qué a nosotros no, y a ellos si?!". La respuesta de Buenaventura fue más inmediata aún: "¡Por qué no se los entiende! Qué se yo lo que quieren decir con sus gritos y espamentos. Tal vez si se los entendiera, nosotros nos opondríamos, pero como no se los entiende, les damos la sala".
Esa era la gente que apañaba a Andrés. En el TEC, Caicedo podía proponer, hacer y deshacer, que todos estaban dispuestos a apoyarlo en cualquiera de sus iniciativas. Pero Andrés era un disconforme.
Meses después, Marta y yo viajamos a Bogotá, hicimos teatro en La Mama y en La casa de la Cultura, y cuando estábamos haciendo un show en una discoteca donde ella y yo consumiamos todas las drogas y evidenciábamos un intercambio sexual -un tanto exagerado- con cualquiera, Caicedo cayó allí de visita y nos contempló con lástima.
Dejamos de vernos. Pasaron los años. En 1975, cuando volvimos a pasar por Bogotá, lo reencontramos nuevamente. Ya era un personaje de culto. Había viajado a Estados Unidos y publicado libros. En aquel entonces no fuimos tan afines como en el mágico Cali del primer encuentro. Lo recuerdo en una fiesta nocturna de Bogotá, rodeado por sus admiradores... extremadamente aburrido.
Después cuando me enteré de su muerte, no se si yo aún estaba en Bogotá, o ya había arrivado a Buenos Aires. Recuerdo que Marta me dijo: "¿Te acordás con la cara que nos miró cuando nos vió en la discoteca tan drogados? Como que se le deshizo algo ¿no?".
Ahora leo las notas periodísticas que lo rescatan literaria y filosóficamente. Es tal la fuerza del recuerdo, que no se que decir. Salvo inventar la concreción de alguno de aquellos proyectos marginales y excelsos que charláramos en Cali.
Hay varias maneras de comerse a una persona.
Empezando porque debe ser diferente comerse a una mujer que comerse a un hombre. Yo he visto comer hombres, pero no mujeres. No se‚ si me gustara ver comer a una mujer alguna vez. Debe ser muy diferente. Lo que yo por mi parte conozco, son tres maneras de comerse a un hombre. Se puede partir en seis pedazos a la persona: cabeza, tronco, brazos, pelvis, muslos, piernas, incluyendo, claro esta ,Hay varias maneras de comerse a una persona. Empezando porque debe ser diferente comerse a una mujer que comerse a un hombre. Yo he visto comer hombres, pero no mujeres. No se‚ si me gustara ver comer a una mujer alguna vez. Debe ser muy diferente. Lo que yo por mi parte conozco, son tres maneras de comerse a un hombre. Se puede partir en seis pedazos a la persona: cabeza, tronco, brazos, pelvis, muslos, piernas, incluyendo, claro esta, manos y pies. Sé que hay personas que parten a la persona en ocho pedazos, ya que les gusta sacar también las rodillas, el hueso redondo de las rodillas, recubierto con la única porción de carne roja que tiene el ser humano. La otra forma que conozco es comerse a la persona entera, así no más, a mordiscos lentos, comer un día hasta hartarse y meter el cuerpo al refrigerador y sacarlo al otro día para el desayuno, así. Como comerse un mango a mordiscos. Porque yo puedo decir que a mi antes me gustaba muchísmo el mango verde, y después vino esa moda de partir el mango en pedacitos y fue apenas hace como una semana que me vine a dar cuenta que los mangos verdes me habían venido a gustar menos y supe también que era porque me los comía partidos, así que seguí comprándolos enteros, comiéndolos a mordiscos, y me han vuelto a gustar casi tanto como cuando estaba chiquito.. Eso mismo debe pasar con los cuerpos. La persona que ya lleva siglos comiéndolos tiene que darse las maneras de variar el plato para no aburrirse, porque si no como hacen. Yo no se‚ si ustedes leyeron la otra vez en la prensa que habían encontrado el cuerpo de un coronel retirado, metido en una chuspa de papel y amarrado con cabuya, lo que dijeron fue que lo habían encontrado por el Club Campestre, y que había expectación por el extraño estado en que se había hallado el cuerpo. Era un coronel Rodríguez, un tipo ni flaco ni gordo, de bigotico, y con una chucha que arrasaba. Claro que los periódicos nunca dijeron en que consistía ese "extraño estado en que se había hallado el cuerpo", pero como yo estoy al tanto de las cosas yo sé que el cuerpo ese lo que estaba era todo mordido. No se lo acabaron de todo porque mi coronel ya tenia 52, allí fue cuando se dieron cuenta que no había como la carne de gente joven, fresca. Los ojos, por ejemplo, que dizque son lo más exquisito, dicen que cuando la persona pasa de los 35, se endurecen y se agrian, ya no vale la pena comerlos.
[+/-] |
marcelo fox |
Por Yoel Novoa
Marcelo Fox como autor está olvidado, sin embargo su Invitación a la masacre cuando aparece por Internet, no baja de los 100 dólares.
Lo conocí como "el gordo Fox" y lo leí cuando Opium lo incluía en sus ediciones. Creo que jamás crucé una palabra con él, pero éramos ingredientes de una misma sopa: Nos convocaba el Di Tella, el viejo bar "Moderno" y las fiestas que por mediados de los sesenta sucedían en Buenos Aires y sus alrededores, donde casi mágicamente aparecíamos los mismos, la mayoría de las veces sin ser invitados y éramos recibidos como dioses. Esas "fiestas" fueron únicas. Viajando nunca vi algo semejante y cuando volví en el 78, todo eso había muerto.
Fox era un gordo abotargado, grandote, marítimo, que plantaba su presencia como un Buda indiferente. La mayoría de la fauna artística de entonces, decía de él: "Es un nazi de mierda". Cuando le preguntaron a los de Opium porqué lo publicaban (Opium una revista postulada anarquista), contestaron "Porque escribe bien".
Con el pasar del tiempo Fox era cada día más grande y gordo. Se sabía que biológicamente era prácticamente un niño, no se si habría superado los 20 mientras se inflaba majestuosamente.
Practicamente nadie le daba pelota. Ese prestigio lo obtuvo luego que Falbo Editores publicara Invitación a la masacre. Pero Fox no se inmutaba, asistía a los lugares del celo y se mostraba.
Si Fox hubiera publicado su libro luego de la experiencia del "Proceso de Reorganización Nacional" en Argentina, el libro hubiera tenido otro peso que el que tuvo. Pero cuando lo publicó, siquiera existían los montoneros.
No soy el indicado para descifrar los vericuetos mentales de Fox, no lo conocí, siempre lo vi de afuera.
O sea, todos los que nos veíamos y meneábamos en aquellas fiestas, éramos actores y público, y Fox también, creo, debió llevarse una imagen mía similar.
Durante aquellos días, Fox empezó a aparecer de la mano con una mujer, La Negra, una doctora en letras, artista plástica del puta madre y hermosa como una pantera. La Negra había sido mujer de Massotta y luego de un período lesbiano se interesó sexualmente por los marginales masculinos. Ahí recaló en Fox.
Entonces Fox adelgazó. Esa mole centenaria en kilos, se convirtió en un esbelto adolescente abrazado a una de las mujeres más importantes de aquella época.
Luego las imágenes se esfuman y un día: "¡Fox se mató!". "¿Como?". "Se suicidó"...
No sé si cuando Fox concretó esa maniobra, tendría 22 o 23 años...
fragmento de Invitación a la masacre aparecido en el libro Canto a la destrucción de juan-jacobo bajarlía, Ediciones Puma, 1968, Buenos Aires, Argentina.
Más sobre Marcelo Fox
Marcelo Fox el gran olvidado
Textos
Invitación a la masacre
Otros textos
[+/-] |
Franz se hallaba con Fritz |
del cincuenta en Buenos Aires" por Yoel Novoa.
Franz se hallaba con Fritz en el muelle del puerto. De repente Franz empezó a saludar efusivamente a una persona que estaba a bordo de un barco. Fritz preguntó:
- ¿Dime Franz, tu conoces a ese hombre?
- Oh, es un caso muy divertido. Ha viajado conmigo desde Río de Janeiro y el pobrecito se pensó que yo era puto y me vino cojiendo todo el viaje.
Era un gallego que padecía unas dolorosas almorranas y le tenía pavura a las operaciones. No quería por nada del mundo hacerse intervenir y le pedía al médico que lo aliviara con medicamentos. El doctor estaba cansado de ese tozudo cliente, entonces decidió llevar el caso por el camino de la joda y cuando el gaita vino a consultarlo, le dijo:
- Mire si no quiere operarse, consígase alguna persona de su confianza que le empuje las hemorroides para adentro. Quizás esto, aunque difícil, sea lo mejor para usted.
El ibérico extrañado, al principio protestó, pero luego pensándolo bien pidió más detalles y resolvió llevar la indicación médica a la práctica.
Ese mismo día se buscó un marinero, le ofreció dinero y fueron juntos a un hotel. El maringote peló la charrasca y se la mandó a fondo sin preocuparse de los ayes del inmigrante con el culo enfermo. Entonces, en el momento culminante de su coginche, el marinero baboso de excitación, lo empezó a besuquear frenéticamente. En ese momento el gaita se desprendió bruscamente y rechazando al rugiente trabajador marítimo, le gritó:
¡Coño! ¿Qué te crees tú? ¡Esto no es lujuria! ¡Es medicina!
El padre pilló a su hijo haciéndose la paja tras de una puerta:
- ¿Cochino! ¿No sabés que haciendo esas porquerías te arruinás la salú?
- Y… viejo, yo no sabía qué hacer y ni siquiera podía dormir.
- ¡Pero, me hubieras dicho! ¿Para qué tenés padre? ¿O es que no me tenés confianza? Tomá cinco pesos, andate pal pueblo y allí a la vuelta del boliche, en la casa colorada, adonde siempre hay una mujer en la ventana, entrás, le dás la plata y te sacás el gusto.
- ¡Gracias tata! Aura nomás voy.
Y encasillando el caballo, el jovencito alborozado se largó para las casas. Al pasar por la casa de la abuela, ésta lo llamó y lo hizo bajar.
- ¿Adonde vas, muchacho?
- Voy pal pueblo.
- ¿Pero, qué vas a buscar?
- Nada, agüela. Voy a la casa colorada y no se, agüela, el tata me hai dicho que dentre nomás, le de estos cinco pesos a la señora que encuentre, y que me saque el gusto.
- Abajate muchacho –apremió la vieja- Pa que vas a gastarte cinco pesos, si yo te hei de hacer mejor el placer. Dame tres pesos y quedate con el resto pa golosinas. Arrimate nomás…
El muchacho obedeció, la vieja se arremangó las polleras y ahí mismo se lo culeó. Al rato, el viejo que estaba mateando debajo de la enramada, lo vió llegar y le preguntó:
- ¿Cómo te ha ido? ¿Te has arrepentido que has vuelto tan pronto?
- No tata. Pasé por lo de la agüela, me hizo abajar y me dio el gusto por dos pesos menos que en lo de las coloradas.
- ¡Perro salteador! ¡Pedazo e Mandinga! ¡Te has cogido a mi madre! ¡Te voy a matar!
- Bueno viejo… Usted se coje todos los días a mi madre y yo a usted no le digo nada".
Un borracho oscilaba perdido por una de las calles bacanas de Palermo Chico. De pronto se abrió una ventana de un tercer piso y desde allá una mujer se arrojó al vacío. La suicida cayó justo en un tarro de basura –detrás del alcoholizado- enterrándose de cabeza y quedando con las piernas abiertas, como extraña flor. El borracho oyó apenas el sonido del fuerte impacto y casi por casualidad se dio vuelta para encontrarse cara a cara con ese espectáculo. Con asombro exclamó:
- Cómo son estos ricachones… Un culo que todavía está bueno, y ya lo tiran".
El turista regresó aquella noche con una mamúa de padre y señor nuestro, y el gerente se vió obligado a hacerlo conducir a sus aposentos por uno de los mucamos. Una vez allí el sirviente lo empezó a desvestir para acostarlo y al hacerlo experimentó una atracción de sus instintos al descubrir la sonrosada piel del “Jhonny” y después de acariciarlo un poco, lo violó.
A la mañana siguiente, el turista llamó al gerente para liquidar su cuenta pues quería marcharse. El gerente sobresaltado le preguntó:
- Mister… ¿Usted no había proyectado quedarse en esta ciudad un par de semanas? ¿O es que no le agradan nuestros servicios?
- ¡Ho nou! Este clima mucho raro. Allá en mi país yo tomar mucho whisky y al otro día dolerme cabeza. Aquí en cambio, yo emborracharme y al otro día dolerme culo.
Levy tenía una angurria bárbara por Rebeca, la apetitosa esposa de su amigo Efraín. Ya había agotado todos los argumentos amorosos y ella no cedía. Hasta que un día estando de visita, le ofreció:
- Rebequitas linda, te doy cinco pesos…
- No, don Levy.
- Te doy diez pesos.
- ¡No! No insista.
Así, la lubricidad en puja con la avaricia del judío, hizo que su oferta subiera a 80 pesos. Rebeca vaciló un momento, pero sobrepuso el valor de su honor y lo rechazó. Entonces don Levy no pudo más y le dijo:
- Mirá, Rebecas… No te hagas más la estrecha. Te juro que si ahora te acostás con yo, mañana a las tres de la tarde te mando un sobre con 100 pesos, aquí, a tu casa. Vencida por el peso argumental, Rebeca se entregó a Levy.
Exactamente a las tres de la tarde del día siguiente, se presentó un empleado de Levy y le hizo entrega a la buena Rebeca de un sobre que contenía la cantidad fijada. A los diez minutos se presentó Efraín y encaró a Rebeca a quemarropa:
- Decíme… ¿Ayer estuvo aquí, Levy?
- Si.
- ¿Y hoy a las tres de la tarde te mandó un sobre con 100 pesos? -Ella temblando y muy asustada, respondió que “sí”. Entonces el marido, trémulo de emoción, dijo -¡Qué hombre este Levy! Ayer estaba necesitado de dinero y me pidió prestados 100 pesos prometiéndome devolvérmelos hoy a las 3 de la tarde. Yo se los presté y después me torturó la duda, pensé que no me los iba a devolver pues es un hombre lleno de deudas. Pero, ya ves qué amigo puntual tengo.
Cuando don Ceferino llegó a la ciudad, lo primero que hizo fue ir a una de las mejores ferreterías y pedirle al vendedor una escupidera.
- Un vaso de noche, por favor…
- ¿De que tamaño lo desea el señor?
- Y hai de ver… La Romualda, el Huguito y io… Déme uno como para dos cagadas y media.
Jesusa dormía con su primo Ramoncito, en su primera noche de luna de miel. Después de haberse desahogado, demostrándose su ardiente amor mutuo, Ramón se durmió pero Jesusa no podía pegar los ojos, inquieta como estaba por la experiencia que acababa de tener y sintiendo algo que nunca había sentido antes… No pudiendo soportar más, sacudió levemente a su marido y le rogó:
- Ramonciño, por favor se bueniño. Hazlo por nuestro amor… Tírate aunque más no sea un peidiño para cambiar el ambiente…
Pero el bueno de Ramón, ¡nada! El hombre estaba acostumbrado a sahumar el ambiente con el olor de sus pies. Por lo tanto, el pedo ni apetecía ni era momento para ello.
Desde unos matorrales, en medio de la soledad del campo, salían unos ayes lastimeros en quejumbroso llamado. Por el camino pasaba un paisano que al sentir los quejidos, desmontó y acercándose al sitio de donde provenían los lamentos, encontró a un pobre diablo que se encontraba estaqueado boca abajo, con signos de inequívoco atropello.
- Pero… ¿Qué le pasó, amigo?
- ¡Señor! Anoche me cruce con unos malvados que aprovechando la soledad, me asaltaron, me ataron y me violaron, dejándome así toda la noche, hasta ahora. Si supiera usted cómo grité pidiendo socorro, pero por aquí no pasa un alma. Naides me oyó.
- ¿Naides?
- ¡Naides! ¡La pucha si estaré seguro! Grité tuita la noche y… nada.
- Bueno pues, entonces aprovecharé io para violarlo también".
Es una antología manuscrita por un boxeador y dibujante,
de apellido Landivar, que guardó sus anotaciones hasta su muerte.
Cuando entonces su hijo tiró a la basura la antología de cuentos junto a dibujos
pornográficos (y un meritorio cuaderno de normas morales) que había hecho su padre.
Luego un cartonero rescató el bagallo del container y se lo vendió a Yoel.
Éste corrigió mínimamente la gramática de Landívar...
Esta versión quedó guardada en el disco rígido de la primer máquina
que compró yoel (1996), donde quedó perdida durante los últimos 5 años
(llegada al domicilio de una máquina nueva). Hace cosa de un mes, el Landívar,
Viñole y otros rescates, están en esta máquina, en la carpeta nueva: "máquina vieja",
desde donde, sin efectuar ningún tipo de corrección, Yoel envía una pequeña
selección a Hugo de algo caratulado "manifestación de antropología social".
Fue tan espantosa la sequía de Santiago del Estero, que tres famélicos árboles persiguieron a un perro, para que los meara.
Cuando la gana de coger aprieta, ni el culo de los muertos se respeta.
"Cagué un kilo y medio de mierda
No se si soy un campeón
Pero, se lo dedico a Perón".
[+/-] |
omar viñole |
Por Yoel Novoa
De Viñole me gustaba su improperio, su forma de incorporar la puteada sensible a la expresión literaria. Alguien lo consideró a él junto a Baron Biza, como a los "únicos" dos escritores malditos argentinos.
Nunca entendí bien el significado de "escritor maldito". Los malditos oficiales del occidental siglo XX, fueron Henry Miller y Ferdinand Celine... y la palabra maldito funcionaba como reactivo de ventas. Personalmente, creo que tanto Miller como Celine se conformaban con que el vulgo los denominara "hijos de puta" y a otra cosa, mariposa.
En el caso de Viñole, llamarlo "maldito" es mear fuera del tarro. "Marginal" sería más adecuado pues marginal es el país mismo que parió al escritor. Me refiero a cultura marginal dentro del imperio de la boludez cultural. Al hoy reconocido Arlt, se lo tuvo por un periodista que no sabía usar la gramática, que escribía mal.
Sucede que el imperio de la boludez es muy fuerte y cuando lo atacan, contraataca. La mediocridad paga cerebros brillantes para mantenerse en su fatuidad.
El pobre Viñole apareció en medio desta maroma, embriagado de mesianismo y talento panfletario. Le llamó la atención a muchos (Neruda entre ellos) pero siempre lo tuvieron como un marginal que buscaba ser escuchado mediante el box o los paseos con su famosa vaca por el centro de la ciudad. Viñole era veterinario y paseaba por calle Florida a su vaca en el horario que él sabía que el animal tenía que mover el vientre, colmando de mierda la vía pública. Enfrentaba a la policía: "Arresten al animal, no a mi. Él es el que está cagando no yo". Viñole paseaba la vaca para concertar gente a su alrededor y transmitir a la humanidad, cachos de su ética. Hizo lo mismo peleando (peleó con algo así como "el hombre montaña") en el Luna Park y lo cagaron a golpes.
Cuando en mis lides de librero caía a mis manos algún ejemplar viñolesco, era una fiesta. Las tapas eran geniales y las barbaridades incorporadas en el texto, más geniales aún. Cumpliendo con la ley de la subsistencia, siempre vendí lo que encontré de él. Sus libros siempre los vendí más caros que cualquier libro "normal".
Un día conocí en una casa de la Boca a Armando Mertens, hijo del escritor sainetero Federico Mertens, y discípulo de Omar Viñole.
Don Armando me vendió todo lo que tenía de Viñole, aparte de rarísimas primeras ediciones, fotos y cajas llenas de manuscritos y mecanografiados. Incluso un retrato al óleo que lo representaba (excelente trabajo).
Me vendió todo por monedas, pues don Armando tomó mi gusto por Viñole por una coincidencia astrológica donde yo sería el ser encargado de retomar el mensaje de Viñole para transmitirlo al mundo "de una vez por todas".
Me comprometí con don Armando a publicar una monografía sobre Viñole (que curiosamente sería este presente trabajo que me pidió Hugo Vera, y mi promesa data de 20 años atrás). Pero el buen discípulo de Viñole quería más... Esperaba que yo fundara una iglesia donde Viñole ocuparía el lugar de Cristo y entonces la redención popular sería un hecho.
Por años mantuve el paquete viñolesco en mis manos. La promesa a don Armando, bife de chorizo y vinacho mediante, fue seria.
El análisis de los manuscritos me defraudó. El mensaje era mínimo aunque supermesiánico crístico. Siempre rescatable, pero me frenó el peronismo deslumbrado del escritor. Viñole fue uno de los que vió en el general Perón al redentor del pueblo argentino y se volcó a ensalzarlo, hasta que se defraudó y volvió a Cristo y sus trompadas con los personajes culturosos que se le ponían en el camino.
En fin... El tintero está lleno de Omar Viñole.
FORMAS DE PREPARAR UN ENGRUDO
Hay una cosa brutal, que es tener hambre! Hay otra mayor aún. Ella es tener hambre en un país extranjero, cuyo idioma no se posee. Pero un hambre que supera a estos dos, es el de un hombre que le habla a otro hombre del mismo idioma y éste no le comprende.
¡Disculpen! ¡Esta meditación se me cayó!
¡Fue sin querer!
De este mismo Vignole contaré que una vez desafío a un luchador de catchascan. Aceptado el desafío por el profesional, fijó la noche del encuentro en un Luna Park repleto. Mi amigo apareció puntualmente con su vaca, la amarró a una esquina del cuadrilátero, se despojó de su elegantísima bata y se enfrentó a "El Estrangulador de Calcuta".
Pero aquí no servía de nada la vaca, ni el suntuoso atavío del poeta luchador. "El Estrangulador de Calcuta" se arrojó sobre Vignole y en un dos por tres lo dejó convertido en un nudo indefenso, y le colocó, además, como signo de humillación, un pie sobre su garganta de toro literario, entre la tremenda rechifla de un público feroz que exigía la continuación del combate.
Pocos meses después publicó un nuevo libro: Conversaciones con la vaca. Nunca olvidaré la originalísima dedicatoria impresa en la primera página de la obra. Así decía, si mal no recuerdo: "Dedico este libro filosófico a los cuarenta mil hijos de puta que me silbaban y pedían mi muerte en el Luna Park la noche del 24 de febrero".
Pablo Neruda: Confieso que he vivido. Memorias
Seix Barral- 1974
¿Quién fue Omar Viñole?
Texto inédito del discípulo de Omar Viñole, don Armando Mertens
"Todos somos iguales siempre que el Creador lo haya dispuesto y no los hombres".
"Somos apenas obreros de cosas inacabadas que el Hombre completará al final de los siglos".
"No hay un solo hombre contemporaneo que no sea criminal de guerra. Todos hospedan en su corazón sentimientos de muerte y de venganza".
"Yo acuso a todos los hombres de este siglo".
"El hombre de la vaca señaló la crisis de la fe en los hombres".
"El único enemigo de Perón es la geografía argentina".
[+/-] |
yoel novoa |
S
Dospardos denuncia enfáticamente a los organizadores de la robótica Microsoft y Google. Es como demasiado evidente la crítica sobre los tamices ideológicos que invitan al consumidor a entrar en ellos y una vez que los adictos se encuentran engranpados sin posibilidades de escapar, idealizan haber pactado con Satanás. Esa es la denuncia de Dospardos, que seguramente se publicita así por el normal desempeño comercial implícito en la publicación deste tipo de libros.
Conciente que aquí se trata de la resaltación de lo efímero y que para entender los intringulis deste moderno sistema de exterminio, habría que estudiar los paganismos precristianos hasta los fundamentalismos más recientes (estudiarlos en serio, o sea darles por lo menos la integridad de una vida).
No por nada los manuales de robótica que se precian de tales, están redactados en sánscrito y los más divulgados, en arameo o latín vulgarizado.
Isac Dospardos es divertido, repitiendo asimilaciones de esoterismos de comienzos del siglo XX, dice al lector: "No indague el porqué destas cuestiones. No están a su alcance de comprensión. Escriba un comentario en un blog cualquiera. Dé su vida en la expresión y no abrevie, extiéndase. Cumpla con los requisitos de ordenación. Oprima "publicar comentario" y el texto desaparecerá en el éter. No quedará el mínimo rastro, el exterminio será absoluto. Permanecerá sí en la memoria, que será parcial y rencorosa. Pero del texto: ¡Nada!
Lo leí a Dospardos, porque en la reciente adquisición que realicé hace cosa de un mes, de la biblioteca de un importante semiólogo fallecido, Comentariospuntocom se encontraba en uno de sus estantes.
[+/-] |
Racconto sucinto que Yoel hace del Di Tella |
Por Yoel Novoa
L a muerte siempre le cayó bien al Di Tella. Aunque en los sesentas la mayoría éramos jóvenes, la muerte era casi una obligación, el coqueteo mortal autentificaba las expresiones artísticas. El secreto para hacer buen teatro, era dar la vida por el acto. Yo asumí esa técnica y durante los diez años que anduve vagabundeando teatralmente por América, gracias a esa técnica, siempre tuve público que me prestó atención.
No todo era así, el DiTella fue un foco de experimentación y la pelotudez podía ser mostrada con todo su esplendor y variedades. Funcionaba como un verdadero laboratorio de experiencias y se le hacía caso a cualquier propuesta y no era de extrañar que la boludez se mostrara al detalle. Eso era lo más genial del Di Tella: la experimentación era más importante que lo consagrado. Incluso hacia lo "consagrado" había un rechazo casi dogmático. Esa disciplina, a mi, me la inculcaron Mario Trejo Y Alfredo Arias y la ejercí viajando. Si bien reconozco que gracias a ella concreté un método de vida, ese método me mantuvo al margen de las realizaciones, porque la marginalidad que logré fue el carozo que me permitió dar todo en mi expresión, y lo más material que conseguí con eso, fue que la gente pagara entradas para verme actuar.Eso sí, cuando nos empezaba a ir bien en algún país, cuando nos empezábamos a establecer (yo estaba con Marta y con ella había cursado el Di Tella), dogmáticamente rajábamos al país siguiente adonde llegábamos prácticamente sin dinero y a empezar de cero. Curioso y real. Tal vez la juventud de entonces simplemente prometía un futuro de seguridades, despreciable.
Absolutamente, mi viaje fue una consecuencia del Di Tella. Si no hubiera estado en el Di Tella, jamás habría emprendido aquel viaje y tal vez, hoy día yo sería un actor reconocido o no, pero hubiera hecho una disciplina más coherente y conservadora. Pero la realidad fue lo que fue. O sea que en 1978, cuando regresé, en vez de incluirme en el mundillo artístico que había dejado en 1968 (el proceso militar ya lo había hecho mierda), me recluí y viví un aislamiento duro, una especie de prisión domiciliaria que llega al hoy, adonde los fantasmas del Di Tella aparecen mezclados con los de mi padre y mi madre.
[+/-] |
yoel novoa |
Todas las playas llenas de gente multicolor solar que se espía mutua rodeando orquestas de discapacitados. El pasado es el mismo médano mismo mar mismo sol. Son otros los mismos incalculables, por eso paso por delante de la misma casa que habité en 1950 aunque la hayan construido en 1980.
El poeta va a la playa y hace poemas sobre un papel amarillo con lapicera senil. La glosa desglosa vigorosa, el poeta levanta la vista para corroborar que lo observan los veraneantes poetas.
El poeta ha llegado a viejo su vida fue un escupitajo
El poeta murió y su cuerpo fue enterrado en la arena húmeda
De cabeza
Dejando los pies afuera
Para que los remoje el mar. Bipedo de la metáfora.
El hotel cuesta $180
La carpa para tener sombra en la playa por un día: $60
Una vez que estoy frente al mar
Pasa en un carrito, el vendedor de choclos
Le compro uno a $12
Le pido que no lo condimente
Y luego de remojarlo en agua de mar
me lo meto en el culo.
Es domingo
El día está espléndido y hubo afluencia de turistas peces.
Alrededor del mediodía
temiendo lo peor,
tengo la suerte de poder alquilar la última carpa.
Que por la demanda subió de precio.
Es la 105
Voy a ella
Y la encuentro ocupada por 20 personas semidesnudas que miran hacia el ojeteoleaje.
Vuelvo a la administración:
"En la 105 hay una multitud"
"No se haga problema, ocupe la 106... Venga que lo acompaño".
Y la administradora me conduce hasta la 106 que contiene cuatro sillas, una mesa y una reposera.
Me siento confortablemente acodado sobre la mesa y comienzo a descerrajar pedos:
Los retumbantes de enero del 2005.
Y van felices los rimbombantes vientos entre los vientos,
Uno tras otro.
Hasta que el vecino de al lado (107) me ofrece $50
Para que me pase (aleje) a la 101.
Acepto la oferta y aprovecho el último gran Zopardo para zambullirme en el mar.
[+/-] |
yoel novoa |
Cuando un hombre muestra a los demás su corazón -sobre todo si un gato loco le mordisquea la nuca-, no debe comenzar por sajarse el pecho y extraer vanidosamente el palpitante órgano motor (tan brillantemente sangriento y personalizado entonces en sí mismo), no Mandrake... no. Eso es peligroso, nunca faltará algún limeño perteneciente al jet set internacional que aproveche la circunstancial palpitación para ejecutar un anticucho fresco al palito virginal. Aunque lo más probable sea que grupo humano de cualquier lugar del mundo, que esté presente ante la ostentación del simbólico músculo ("Aquí tenéis hermanos. Esta es mi verdad"), se lo engulla mediante el guiso beatífico.
O sea, la verdad íntima arrancacorazones, no siempre es recibida como intenta el carozo impulsivo de la acción.
Aquel que quiera mostrar a los demás la colectiva realidad infernal, celestial, o simplemente (culpablemente) pasatiempista de cualquier entorno social humano, desde una flexión ancestral, deberá abrirse el agujero del culo, forceps mediante, para mostrar kilómetros de oscuridad y misterio intestinal desprevenido espontáneo que se encuentre ante el ojete abierto,que si decide adentrarse en las profundidades de la propiedad privada abierta al público, lo más probable sea que no vuelva a ver la luz del mundo, como sabemos que ha sucedido con aquellos exploradores europeos que a principios del siglo 20 se perdieron cuando se introdujeron en los culos abiertos que encontraron reposando en las lomas de Machu Pichu.
La apertura del orto como camino de Verdad, se presta a ser acompañada por versículos de Lovecraft, o cualquier texto pertinente que trabe las acciones de los alocados arquitectos que aprovecharán la magnificiencia abierta de la inusitada estrella marina que parecerá querer hablar, para tramar subterráneos y conexiones los cortocircuitos de la médula espinal que rebotan en planetas cercanos y lejanos, y que para ello, cual enema tipo Niágara o Iguazú, volcarán por la contenida apertura, toneladas de materiales automotrices y personal humano y mascótico especializado; materia grande que de una forma u otra será regurgitada en forma de mierda.
Pero siempre estaremos ante la Tergiversación de la Verdad. Así, bajo el reflejo solar o lunático, todo mesías que se abre de flancos, ignora la verdad que demuestra, y esa es su vanguardia.
Pero siempre estaremos ante la Tergiversación de la Verdad. Así, bajo el reflejo solar o lunático, todo mesías que se abre de flancos, ignora la verdad que demuestra, y esa es su vanguardia.
El hombre y la bestia es un acto teatral que sucede entre los demás, a veces con palabras y a veces a balazos, pero siempre con captación y entendimiento. Es mientras tanto que se acaricia el culo humano con la pluma del pavo real, para que la Cosa parezca imperturbable y en orden.
[+/-] |
Yoel Novoa: Calle |
Este Jotamario siempre se ha creído que yo soy una especie de verga ambulante. Tiene razón, pero el toma por el lado social y entonces se asusta A mi mujer francesa, la había conocido de antes que hubiera perdido sus joyas; amar y cantar cuesta caro.
Mi padre es mi hermano, mi hijo es mi hermano, la puta que los parió es mi hermano, te lo he dicho todo… necesito plata, cada día tengo que pagar treinta pesos en el hotel, no voy a un lugar más barato, porque me piden 15 días de adelanto, y no tengo. La plata la pido, siempre doy algo a cambio, cuadros, las gracias. Acabé de comer y tengo hambre, ¿sabés que me estoy muriendo? hoy me desmayé a la mañana, parece que los riñones dejaron de funcionar y las enzimas se pusieron a pasar, no tengo plata para vos, ni para mí ni para Magdalena. tengo una prima loca que se llama Gloria. Mirá este punto; los conquistadores llegaron al palacio del rey, el rey les dio asilo, pero no quisieron aceptarlo porque era el rey de la candela, Me hacen falta diez pesos para irme a dormir, no tengo nada en ninguna parte, pero hay cosas que quiero hacer, ¿verdad? Seguimos en lo mismo, hare krisna, hare, hare, hare; eso es una raga, son sílabas que tienen un determinado número de vibraciones, por ejemplo; en los momentos de falta de estabilidad se puede repetir una raga, ayuda a estabilizarse, todo sonido tiene un valor emocional, ¿verdad?, las leyendas acerca de la s palabras mágicas, no son tan inciertas , por eso el latín que se usaba hasta hace poco, cabía reaccionar de cierta forma a la gente. Muchas palabras indígenas, las que nacen en las calles, la música hace mucha falta, las cosas que hace falta oír porque somos mucho más perceptivo de lo que creemos, A mí me gustan los boleros, porque es lo que uno más escucha, además Gloria, mi mujer, los ama. Gloria me mandó pedir disculpas con su padre, me mandó a decir que sigue conmigo. Hay sitios en donde todo el mundo come con la mano derecha y hay sitios en donde todo el mundo come con la mano izquierda. Cuando quieras te diré el poema de la vaca de humauaca. No puedo poner expresión de odio, es que el odio no existe, hay pasión, Eso es todo, el amor es una pasión, hablo de cosas íntimas porque tenemos otro idioma.
Ofrecí dar una conferencia en el nuevo teatro, una mesita, una sola luz, una silla, vamos a cobrar cinco pesos la entrada y grabamos una cinta, una sala toda iluminada, ¿micrófono?, sí, es que cuando yo hablo lo hago muy bajito, con un cable largo en el micrófono no soy yo quien grita; yo soy demasiado demagogo, se hace lo que se pueda; es decir, soy un paisa más. Yo le dije a mi madre un día, mamá ama a tu hombre mientras le crece el pelo. Mi última mujer no sabe decir sí, mi primera mujer solamente sabía decir; sí. Vos sos increíble, me alegro que mi mujer esté entre nosotros, yo creo que mi compañero me comprende, ¿vos tenés algún compañero?, ché. Cualquiera diría que no se puede jugar a las pelotas, y sin embargo somos tan niñas. como recién llegados al planeta, ¿verdad? Digamos, seguir el hilo de una idea por demasiado tiempo, es encarretarse sin adentrar mucho en el meollo de la idea, te voy a recitar un poema de una vaca que había una vez en humahuaca, claro que la vaca comprendió y entonces la historia fue, es todo, ¿te das cuenta? Estoy perdido, ocurre que me enamoré de dos argentinos, una pareja, hombre y mujer, ocurre que no puedo hacer nada a causa de una gonorrea, ocurre que tengo que pedirte algo… Ahora te digo que conozco libros que no han sido publicados, no hace falta publicarlos, ocurre que yo conté una historia para Gloria. Me ha ocurrido una cosa, yo le estuve hablando a Gloria de que yo tenía una amante francesa rubia, ¿verdad?, ocurre que la chica existe, pero no se puede hablar de ella porque yo nunca me acosté con ella, ¿si pudiera ser que la conociéramos verdad?, podría hacerle daño a Gloria, ¿le hablaste hoy a los chicos del teatro, acerca de mi amante francesa?, te menciono esto porque es importante, es que Gloria, guerde el ojo, es tanta su angustia que yo siempre tengo que dar un espectáculo para llenar su vacío. De todas maneras te digo que yo no me acosté con mi amante francesa, no te olvides porque hace quince días que estoy jodido, , no he contagiado a nadie, hace quince días que tengo gonorrea, me la pasó Gloria, ella está en tratamiento, esto necesita una vacuna, yo quiero que gloria se identifique con la amante francesa, es decir, se aproxime a eso, además, Gloria, un día de estos ¡va a tener que aprender francés!, la gente del teatro está muy hostil conmigo y eso es lo que yo buscaba, no quiero a nadie cerca mío, ser aceptado implica muchas cosas, por ejemplo; vos me aceptaste en cualquier plano de la realidad, vos no buscabas eso, pero ocurrió.
Mi padre tiene unos manuscritos míos que yo le dejé hace años, ya, antes de volverme loco, ¿comprendés?, yo estuve loco sin haber tomado drogas, sensaciones de equilibrio, perdida del equilibrio, distorsión de los volúmenes. Después recorrí la historia con ayuda del ácido, claro, ¿no tenés entre tus cosas algo que me pueda servir?, ¿quieres que te muestre la verga?, nosotros… intelectuales. Espero que no me confundas con un hippie, ¿verdad?, recuerdas que estuve llorando esta mañana , solamente los hippies no lloran, estoy llorando, es que los gonococos me afectan el sistema nervioso, voy a tener que perder todos mis dientes, en San Andrés hay dos dentistas muy buenos, el problema que tengo en San Andrés, es que quiero hacer una casa que cuesta cinco millones de pesos, es que quiero hacer una escuela de pintura y arte dramático internacional, los gobiernos pueden dar becas para cuatro o cinco estudiantes por país, ¿qué ocurre cuando alguien tiene hambre? …come.
