Cariño y amor a la humanidad

Cariño y amor a la humanidad

Siempre, indefectiblemente; he estado enamorado de las putas. Son las mejores mujeres. Las más buenas, comprensivas, tolerantes, tiernas, avasallantemente perfectas. Si le cuentas el peor chiste se ríen a carcajadas. Todos tus defectos lo encuentran tolerantes. Si no cumples con lo presupuestado te dicen que no te preocupes, que otra vez será, que todos tenemos una noche de escorpiones. Que todos tenemos una noche para el olvido. Generalmente son más lindas que otras mujeres, como por ejemplo; presidentas, sociólogas o ingenieras. Un día le pregunté a Nancy cómo llegó a trabajar al Salón Vip. Me dijo que su papá quería que fuera Presidenta, que su mamá quería que fuese Socióloga y que su padrino quería que fuera Ingeniera. Y aquí estoy -me dijo- brindándole cariño y amor a la humanidad, trabajando para hacer un mundo mejor. Fue el mejor polvo de mi vida.

2 comentarios:

Uno de los méritos de la actual asistencia social de los Hospitales de la Municipalidad de Buenos Aires (colmada de desméritos), es el servicio de descarga fellatoria que se le otorga a los indigentes masculinos de la ciudad.
Estas fellatoras o chupópteras sociales que atienden a los necesitados, son en su mayoría licenciadas en filosofía y letras e incluso abogadas que asumen su desempeño con el entusiasmo que combustiona un salario fijo. Las licenciadas no escatiman gargantas profundas ni los mejores "gaggings" para los menesterosos circunstanciales.
La paga es indexatoria y los crotos son atendidos luego de todos los análisis, test siquiátricos, e incluso radiografías, que demuestran que no son contagiosos.
Las profesionales a cargo no son hetairas, siquiera cortesanas, en el viejo estilo interpretativo; se trata de universitarias recibidas, muy normales, que se diferencian de los universitarios recibidos por la simple ostentación de una vagina y ausencia de bigotes.
Sea como sea, en estos casos prima la calidad del material humano, pues el presupuesto estatal siempre es deficietario.
Si bien para llegar a esto, hay que hacer largas colas e impregnarse de amontonamiento humano, la satisfacción obtenida se encuadra dentro de los logros sociales del siglo XXI.

Puta... si a mí me rieran mis chistes y me perdonaran mis derrotas y mis noches de escorpiones (me encantó esa frase rulfiana)... ¡también tendría el mejor polvo de mi vida!
Se le aprecia poeta!