Neruda, una muchacha y las novelas policiales

Neruda, una muchacha y las novelas policiales



Por Ramón Díaz Eterovic

Que Pablo Neruda era un buen lector de novelas policiales no es ningún misterio. Al respecto hay testimonios de algunos de sus amigos y están los libros policiacos que conservaba en su biblioteca, entre otros los de la famosa Serie Noire de la editorial Gallimard que diera a conocer en Francia a autores de la talla de Jim Thompson y David Goodis.

La escritora Inés Valenzuela recuerda que durante el año 1943, ella y su esposo, el escritor Diego Muñoz, gran amigo de Neruda desde que eran niños, vivieron en la casa del poeta ubicada en la calle Lynch, en La Reina; casa en la que Neruda vivía con su pareja de entonces, Delia del Carril, "La Hormiguita". De esa época, recuerda que Neruda leía a diario una novela policiaca, y que a diario también intercambiaba con ella alguno de los títulos que se encontraban leyendo, de autores como Georges Simenon y Agatha Christie. "Gracias a las novelas policiacas nos hicimos amigos con Pablo" -dice Inés Valenzuela, y recuerda que uno de sus primeros encuentros con el poeta fue en una librería de la calle San Diego, donde compartieron algún comentario sobre el autor Anthony Gilbert que por entonces ella leía y recomendó a Neruda. Gilbert es un autor inglés y varias de sus novelas fueron publicadas por Borges y Bioy Casares en la afamada colección "El Séptimo Círculo". Esta afición por la novela policial de ella y Neruda era motivo de bromas de parte de "La Hormiguita", quien con no pocos prejuicios sobre el género, les decía que "eran unos retardados mentales" por dedicar buena parte de sus lecturas a la literatura de misterio.

Por su parte, Jorge Edwards en su libro Adiós, poeta, recuerda: "...un domingo en la noche, estamos, Delia, Pablo y yo, en uno de los dormitorios de la casa de Los Guidos. Pablo selecciona libros y revistas viejas y me pasa un par de novelas de Simenon. Es un notable devorador de novelas policiales, admirador de James Hadley Chase, de Raymond Chandler, de Dashiell Hammett". James Hadley Chase (1906-1985), cuyo verdadero nombre era René Babrazon Raymond es autor de casi un centenar de novelas, entre las cuales destacan títulos como "Eva", "Con las mujeres nunca se sabe" y "Un loto para Miss Quon". El mismo Edwards, en otro capítulo de la obra antes mencionada, apunta que Neruda "conocía la relación estrecha entre Santuario de Faulkner, y No hay orquídias para la señorira Blandish, de James Hadley Chase, pero la conocía, precisamente, debido a su admiración por Hadley Chase, y pensaba que el Faulkner de Santuario se había inspirado en esa atmósfera violenta, sin obtener resultados literarios excesivamente brillantes".
Sobre la afición de Neruda por el género policial, el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, otro fervoroso lector de novelas policiacas, en una entrevista concedida en Madrid, comenta: "Me tranquilizó mucho saber por declaraciones de Matilde Urrutia, la viuda de Neruda, que cada vez que él salía de viaje tenía que prepararle la maleta con novelas policiales". De acuerdo a esto último, nada de raro es que en una entrevista concedida en 1970 a la periodista Rita Guibert, y publicada en la revista Ronda de Aerolíneas Argentinas, en septiembre de 1996, a la pregunta: Si tuviera que salvar su obra de un incendio, ¿qué libros salvaría?, Neruda responde: "Posiblemente ninguno. ¿Para qué los necesitaría? Más bien salvaría a una muchacha o una buena colección de novelas policiales, que me entretendrían mucho más que mi propia obra".

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