Carpe diem

Carpe diem


Fotografía tomada por el poeta Aristóteles
España.


No estoy seguro. Tengo que haber nacido en una de las casas más pobres del pueblo. De un pueblo perdido de la Patagonia. Nací allí. En esa casa. Mis dos abuelas fueron las parteras. Cuenta la leyenda que aquel invierno fue el más crudo de los crudos inviernos. Mi vida en parte también lo ha sido. No me quejo. No debo hacerlo. Tuve amores, amigos, vinos, espinas y rosas. Como todos. Sobreviví al halago y al desdén. Fui malo y bueno por etapas. Ya que no me fue dado ser Joyce, vendí patatas. De chico y de grande siempre he sido medio tonto. Nunca llegué a más de dos cuadras de la casa en que nací. Así me fue. Me arrepiento tardíamente de casi todo. Tendría que haber sido más listo. Más amable. Ganarme la estima de la gente. Tendría -como el poeta Zurita- haber compuesto un poema al presidente. Tendría que haber pactado con Dios o el Diablo. No lo hice. Sigo vendiendo patatas a dos cuadras de donde nací. Hace frío acá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...
16:08
 

He estado pensando en que sólo queda desprenderse de todo, ojalá sin morirse. Llegar a algún estado de distancia que logre un blindaje para todo, menos para la belleza o el amor, a pesar de lo peligroso que es el amor. Busco la respuesta, ansiosamente. Quiero que cada día, la vida y la muerte me parezcan más lejanas.

Mi abrazo, nuestros abrazos

la Muñoz Molina.

Anónimo dijo...
21:59
 

Aceptaré el consejo del carpe diem, yo no soy capaz de vender papas y habré de pensar otra estrategia para sobrevivir.
Sea cual fuera mi talento, ni idea de qué puedo hacer ni cuál es ni si durará.
Haré como todos, te contaré mi vida en los comentarios.
Apuesto a que no es tarde para descuadrarte otras cuadras e ir tan lejos como a Babilonia en autobús.

María Magdalena. dijo...
12:32
 

Así como la juventud, la fama está sobre valorada. Prefiero mi cucurucho de patatas fritas con kétchup y mostaza, los dedos teñidos chupeteados y la sed perfecta para una gran cerveza, en esta latinoamérica desordenada y bruta.

Anónimo dijo...
07:08
 

¿De dónde salen esos tipos que saben lo que quieren y como conseguirlo?
Su mérito es haber realizado nuestros sueños, el nuestro, en muchas ocasiones, encarnar los suyos.