Un Océano infestado de gilipollas

Un Océano infestado de gilipollas


Me gustaría ser más banal que la señora de enfrente de casa. Ser condecorado en un acto oficial en donde esté todo un regimiento formado. El hijo ilustre. Me gustaría ser más tonto de lo que aparento. De lo que realmente soy. Ser acariciado por monjas lascivas y maleducadas. Ser abanicado hasta la muerte por una Madame de Fellini. Tener la potestad de matar con la mirada. Encontrar el infinito negro silencio como respuesta. Y que aquello no me hiera. Es raro estar jugando todo el tiempo el mismo partido Que no venga el coach y no me saque del equipo. Es raro. Dar vueltas y vueltas en un mundo que no me pertenece. Y todos los días lavarme los dientes y esas cosas. Es raro. Y todos los días ponerme zapatos y rascarme. Raro. Digo yo qué mierda hago acá. Adónde fui a parar. Aquello que enseñaba Zarathustra de morir a tiempo no me fue dado. He vivido toda mi vida atrapado en mis errores. Un brujo me dijo un día que la chica destinada para mí, había muerto en China en el 1500 y se llamaba Li Sun Yi. Nací viudo. Tendría que no haber nacido. Dioses inescrutables me depositaron en el viento. En medio de un Océano infestado de gilipollas. De políticos corruptos y viejas meretrices gonorreicas. No he de legar nada salvo mi desprecio. Un par de versos malos y mi nariz para el Ministerio de Relaciones Exteriores.
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comentarios:

Pude elegir entre el destierro y la cicuta y elegí el destierro. No quise que escriban páginas ilustres sobre mi muerte ni que lloren mis jóvenes amantes. Entre el ser y la nada, elegí ser un cobarde. Pude ser el número uno en tenis pero perdí con Reneé Richards en sets corridos y mordí el polvo. Incluso aún tengo acné. Y como si todo esto fuera poco para poder enviar este comentario, el sistema me piden que compruebe si soy una persona real y recién son las 10:24 AM.
Saludos, Ricardo, Buenos Aires, Argentina