Pebre

Pebre


Corazon de escarcha from Hugo on Vimeo.

Me pides la receta del pebre. La receta del pebre que preparábamos en casa. La ambientación llegado el momento, puede llegar a importar. Yo por ejemplo utilizo a mi abuela chilota y centenaria, sentada en su sillón. Si no tienes una abuela chilota centenaria a mano, ya se te ocurrirá algo. No te preocupes. La música de fondo también puede importar. Yo generalmente utilizo a Héctor Pavez cantando Corazón de escarcha. Te diría que es casi nuestro himno oficial para los magallánicos. Tanto como el Canto a Magallanes del recordado. Fernando Ferrer. Una amiga Erasmus estando en Polonia, vio llorar a dos natalinos en un bar escuchando a Pavez. Si no tienes a Héctor Pavez o a Fernando Ferrer, también puede llegar a servir el muchachito de Händel con su Oda al cumpleaños a la reina Ana. Durante la preparación, es imperiosamente necesario tener presente, algunos paisajes de la estepa patagónica. Algunas ventanas increíbles de Puerto Natales y la imagen imponente del Cerro Dorotea.

Los que saben dicen que la palabra pebre viene del latín píper, que significa pimienta. Yo diría que puede venir de la palabra sabroso que en latín es sapere. En definitiva creo que viene de la exquisita cocina chilena. Hay que tener en consideración que nunca un pebre es igual a otro. Ni siquiera el realizado por el mismo autor. Hay que tener una buena disposición de ánimo. No acordarse ni siquiera por un momento, de nuestros malos gobernantes. Del paro en España, de las multinacionales ni del fondo de desempleo. Una vez ya preparada y de buen talante, te abocas a tu labor que es preparar un rico pebre chileno-magallánico-natalino.

Ya tienes sobre la mesa un pocillo de greda, de barro o de algún elemento similar para la recepción del manjar. Un par de cebollas blancas. Aquello nada tiene que ver con una situación particular de orden racial. Un manojo de perejil cultivado en la huerta de casa, en el campo de una aldea gallega o comprada en un puesto de calle. Una mata pequeña de cilantro, es bueno el cilantro pero no tanto. Un poquitín de orégano, pimienta, aliño completo, ajo, comino, sal, limón, vinagre blanco de vino. Todo poquito y en su justa medida. Ají en pasta chileno, un poco de ají picado verde o rojo, ese que le poníamos a la ensalada a la chilena que preparábamos en casa. Un poquito de morrón rojo y verde picadito. Aquello se puede perfectamente obviar. Dependiendo del gusto del comensal. Picamos la cebolla en trocitos pequeñitos. Hacemos lo mismo con el perejil y el cilantro. Con un par de dientes de ajo picado es suficiente. Agregamos los diversos elementos y lo mezclamos con una cuchara de madera. Al terminar le agregamos un chorro de agua hirviendo o sino también agua hervida fría y el resultado será un poco distinto pero igual de sabroso. Y eso es todo. El pebre sirve para todo. Pescado, carnes o entremeses. Es muy rico también para las empanadas. Incluso la gente antigua dice que cura el mal de amor y los problemas de erección. Sirve también para recordar un tiempo mejor. Y sobre todo sirve para vislumbrar un futuro en donde volvamos a encontrarnos. Tú, yo y el pebre. Recuperar un tiempo en que uno bailaba por los pasillos. ¡Bon Appetit!

2 comentarios:

Anónimo dijo...
13:41
 

Gracias, está buenísimo. Un abrazo. Marcelini.

Un abrazo Marcelini.