Hoy vino Rosario y preguntó por mí

Hoy vino Rosario y preguntó por mí

Hoy vino Rosario, la chica más linda de la década del sesenta. Todos estábamos vueltos locos con ella. Apenas entró la reconocí. Preguntó por mí. Me puse serio, acomodé mis lentes, tosí. Hablé pausadamente. Le dije que ya no vivía aquí. Que se había marchado hace mucho tiempo. Me preguntó si conocía mi nueva dirección. Creo que ya no vive en Chile. Llegaron noticias suyas de Barcelona. Creo que sí, que fue de Barcelona. Me agradeció, compró un chicle de menta (goma de mascar o cómo puta se llame), y se fue.

8 comentarios:

Qué gran amiga es la eskizofrenia controlada... siempre está ahi cuando uno la necesita.

cuando los fantasmas reaparecen, hay que lamerse con ellos lo menos por un rato. Aunque la vida haya hecho mierda lo que fue, la estrella de mar palpita, besa y etc.
Los fantasmas del deseo son extremadamente escasos. Abundan los otros, los inocuos, los que uno no busca y repentinamente colman las locaciones del almacén. Aquellos que vuelven a pasar porque las islas están en medio de un mundo grande.
Mágicamente, el otro día apareció por la librería Catherine Deneuve, la miré pidiéndole me diga a quien había que matar, y sonreimos. Y eso que lo que nos separaba, más que décadas parecían siglos.

Anónimo dijo...
13:22
 

Después de tres años, ayer volví a sentir el olor de su cuello. Fueron tres años muy duros. Me fui a Sierra Leona entretanto, y busqué diamantes para unos tipos que siempre andaban armados. Y eso que no tenían más de quince años. Dormía poco y muy cansada, a veces me sangraban las manos, mis uñas dejaron de crecer y aprendí a no creer en nada, salvo que mañana debía nuevamente revolver las piedras. El sol me quemó. Hice dos amigos, tan pobres y tan tristes como yo. Algunos días tenía demasiada hambre, otras veces, podía pasar muchos días sin comer. Muté de mujer a bestia. Y en esos día de transpiración y sed, cuando pensaba como habría sido mi pasado, de pronto se me cruzaba alguien en algún lugar, algún viejito agachado perfumado con colonia inglesa. Y entonces me acordaba de él. De la última vez, que me levanté de sus cama, en septiembre, y le dije…”esto me está haciendo mal”.
Llorando me subí al carro del metro y después a la micro que me llevó a mi casa. Y me hice un rollito sobre la cama, para seguir llorando. Llorando me senté a la mesa de pascua, llorando di el abrazo de año nuevo. Decidí que era mejor ir a trabajar a Sierra Leona y me fui. Solo volvía como en un delirio, cuando me acordaba del olor de cuello, de sus manos grandes, que eran capaces de contenerme como ningún otro lo había hecho, cuando me acordaba de conversaciones que duraban toda la noche.
Hace seis meses que volví de Sierra Leona, camino por esta ciudad como si fuera la dueña del mundo, cada piedra que encontré a mis ojos fueron diamantes, tengo los bolsillos llenos de oro. Tengo las uñas largas de nuevo, pesuñas en realidad.El sol que me quemó, que hizo de mi piel un cuero, que según veo, es muy resistente. Nada me apura y nada me detiene. Silbo bajito casi todos los días, cuando voy temprano a comprar el pan…
Sin aviso ayer, él me buscó. Y volví a sentir el olor de su cuello. Pudo comprobar mi mutación.
Entré y salí de su casa con el alma intacta. A algunos hombres, por alguna razón que no comprendo ni me importa, les gustan las mujeres bestias.
mmm

Anónimo dijo...
19:56
 

La vida privada del poeta esta llena de bemoles y penduleos. Bien clara es la cita de los olores de "anónima" (muy verídica), pues los humanos como los animales se huelen y reconocen por sus incursiones al "salado".
Rosario no olisqueó el huerto cerrado del poeta chilote, sino lo hubiera reconocido, pues por más variaciones alimenticias que se hagan, la raya oculta del ser humano es más identificatoria que una huella dactilar (por su hedor, claro). Sobretodo en períodos de desmpeño laboral, de movimiento.

Mañana viene Trejo a comer un asado a casa. "Asadito" dije. "¿Asadito? -contestó el maestro- ¿No será un asadito rosarino cómo esa película de mierda que hay, no?". "No". "Entonces supongo que será un asadito estilo medioevo". "Por supuesto, acompañado por flautas antiguas". "Ah bueno. Entonces si voy".

Saludos al Poeta Trejo; tenemos la misma actividad para hoy; asado. El amigo Alexis viene a comer un asado de cordero al palo. Tengo una maestría de la Universidad de Lovaina en preparación de asado de cordero. Un abrazo Joe.


hugo

Anónimo dijo...
16:58
 

Rosario les desea a Hugo y a sus lectores, muchas felicidades en estas fiestas especiales.
Muy emocionada por el relato de la mujer que se convierte en bestia bajo la luz de la luna, le deseo a ella lo mejor de lo mejor.

suele suceder que todo es una asíntota.
salu2
chris de lioncourt