mario trejo

mario trejo



el insomne insumiso o sobre los alcances de hablar de ciertos temas

Hemos hablado toda la noche
de cómo va el mundo

Fue una buena comida
abundante y sin lujos
entre viejos amigos

Alguien recordó a Saint-Just;
los que hacen revoluciones
los que quieren hacer el bien
no deben dormir más que en la tumba

Miramos el fondo de las cosas
paladeamos el vino
y hablamos también
de secuestros de aviones
y personas desaparecidas
y cadáveres abandonados
en basurales taciturnos

Discutimos la diferencia
entre la muerte de un tornero
y el rapto de un embajador
su precio en moneda diplomática

Alguien aclaró la distancia que media
entre guerrilla y terrorismo
cuestión de objetivos
de víctimas y medios
de razones y llantos

Una y otra vez tocamos el tema
de los intereses nacionales
es decir
del interés nacional
que entierra los gestos heroicos o inútiles
y los riesgos de la guerra
hablamos de la paz nuclear
y del ausente con permiso de los chinos
en Vietnam Bangla Desh e Indonesia
de los americanos en Praga
de los rusos en Santo Domingo
del mundo entero en Chile
y de las tropas de etcétera en el país de etcétera

Pero volvíamos siempre al punto de partida
la tortura y sus técnicas
oficio que ignoran el virus y el tigre
el escorpión y la culebra
viciosa búsqueda de la verdad
mundial y sin secretos

Como de costumbre
estuvimos de acuerdo en que poco o nada
se arregla con canciones y puestas en escena
con rituales de cámaras y luces
y palabras elegidas con pasión y paciencia
Para qué repetir
que un poema no devuelve la vida
La película ha terminado y el cine continúa

Yo no soy el hechicero de una tribu profética

Por fin resolvimos que
de todos modos
es peor el silencio
que hablar es algo más que una droga

Y las sirenas aullaban en la calle

Porque la verdad es verdad
sólo cuando es pronunciada
golpeada a veces
a puro y torpe corazón

Porque no hay tiempo que perder

Pero supimos también
que vale la pena salvar un minuto
para recordar que a la verdad también hay que pensarla
meditarla destriparla
Porque el blanco de la verdad es la eficacia
Cabeza fría y corazón caliente
Cálida sobremesa
discretamente alcohólica
entre viejos amigos

La verdad
nos dijimos
no es ni fea ni bonita
Pero igual deberíamos salvar un minuto
para el poeta que hay en todo hombre
para que pueda sin temor
perder la ilusión de que cuando termina la belleza
se acaba la verdad
Para que pueda realizar la ilusión
de que donde acaba la verdad termina la belleza
como en esos discos de Bach o d e los Beatles
que giran hoy a 33 revoluciones por minuto

Nos callamos un rato
cómplices en saber que la bestia humana
sólo sonreirá cuando verdad y belleza
sean una sola y misma cosa

Insomnes
hablamos toda la noche
Insumisos ante el poder de la palabra
Convencidos de que las ideas
sólo se redimen en la práctica

hegel voyeur a orillas del mar rojo

Rabiosos son los lobos del verano,
aullido a pleno sol, baba y colmillos
que arrojan salomónicos cuchillos
contra la flor oscura de tu ano.

Desnuda contra el mar, llevas tu mano
de guante negro hacia los sencillos
repliegues de tu carne, los anillos
elásticos de tu sexo anglicano.

Catorce mil trescientos veinte orgasmos
fueron los días que vivió el hirsuto
fornicador sobre el que hoy cabalgas.

Obsérvalo observarse en tus espasmos
como Hegel se espiaba en su Absoluto.
Siéntele hundir su angustia entre tus nalgas.

para celebrar tu vida privada

Los tigres nocturnos asisten
Callados tensos elegantes
Al rito nocturno de tu nombre
Que oficio en mis noches de viaje

Era un pueblo sobre la costa
Se oían los pianos eléctricos
Los perros lloraban a mares
La voz de los patrones muertos

Ya comenzaba a distinguir
El imperio de los tambores
Míseras luces ayudaban
A encandilarme con tu nombre

El sol te me enrojecía
Y el mar llegaba a tu cintura
Era una inundación querida
Un naufragio de mordeduras

Dejabas atrás la belleza
Como yo dejé a las palabras
Brillabas apenas y simple
Como el sol de la madrugada

Tu imagen quedó detenida
La eternidad se hizo presente
El terror me besó la piel
Y supe que iba a perderte

Eras la emperatriz locura
Desnuda de brazos abiertos
Mi alma se domesticaba
En los planetas de tu cuerpo

Ahora me exiges que te toque
Como un ciego que lame el fuego
Y una jirafa loca surge
Desde el mar y se oye un eco:

Dios muerte llanto vida risas
De estar desnudos en la playa
Trazando el ciego laberinto
Que une el amor con la nada

El universo se ha ensanchado
Hasta el tamaño de una cama

convivir con los muertos

Para Drummond de Andrade, un maestro.

Convivir con los muertos Mario amaba a Mariana que amaba a Milton
que amaba a Irene
que amaba a Víctor
que amaba a Dolores
que amaba a nadie.

Hoy, Mario gitanea.
Mariana vive con un hijo en Andorra.
Milton trafica coca de Santa Cruz de la Sierra
a Buenos Aires.
Irene murió en un secuestro aéreo.
Víctor se hizo mierda.
Dolores se casó con el doctor Braun,
un suizo que la dejó - harto de sus melancolías -
y luego se juntó con un fechorista griego
con quien vive ahora - loco y feliz -
en el Hotel Belvedere de Taormina.
Aún suelo verlos, dispersos sobrevivientes.
Hablamos de nosotros como de otra película.
Hemos aprendido a convivir con los muertos.



3 comentarios:

Anónimo dijo...
19:53
 

te amo, natalino tira piedras

gracias por la belleza, que echaste a rodar como una pequeña piedra rodante. La pondré en mi blog, con link al tuyo.

Un abrazo Nilda.