Walter Muschg: Acerca del poeta
Los poetas no sólo han creado la cultura, sino que una vez y otra vez la aniquilaron, cuando les pareció poco vital. Estaban de acuerdo con los que la combatían: con el pueblo oprimido, y hasta con la ralea aventurera que escapa de las redes de la ley o queda aprisionada en ellas. En el fondo, la sociedad nunca estuvo orientada para fomentar el talento poético. Este quedó incomprendido las más de las veces, y no es sorprendente que ha menudo tomara un rumbo extraviado, se convirtiera en rebelde o rodara a la destrucción. Nadie se ha puesto a contar estas pérdidas. Siempre volvía a suceder lo mismo, la guerra entre el hombre imaginativo y la sociedad no tuvo fin. En el momento en que un poeta adoptara conscientemente la actitud de un outsider, se declaraba la guerra entre él y los hombres, y ya ni siquiera contaba como circunstancia atenuante lo que lograse como artista. Se veía en él al agente de todas las fuerzas incontrolables, al instigador espiritual de todo intento subversivo, cuando no al cabecilla, y se le señalaba sin piedad como responsable. Si sus logros artísticos eran innegables, se los presentaba como la obra de un bribón. Este nombre es el insulto predilecto que se aplica al genio antipático, y no por pura casualidad. El que ha sido declarado ajeno a la sociedad es capaz de arrojar al suelo su honor de ciudadano y vivir en la naturaleza, como un amigo de los niños y los animales, de los bufones y los rebeldes.
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