Juan-Jacobo Bajarlía: Inmensa policial de Vicente Huidobro

Juan-Jacobo Bajarlía: Inmensa policial de Vicente Huidobro




En las vacaciones de 1931, en Arcachón, Vicente Huidobro y Hans Arp escriben en colaboración Tres novelas ejemplares. El libro es demasiado magro, y el editor le pide a Huidobro algo más. Huidobro le agrega, de su exclusiva autoría, Dos ejemplares de novela. De todo estro hay constancia en la carta que el poeta chileno le envía a Hans Arp desde Palma de Mallorca, en agosto de 1932: "llevé a un editor nuestras Tres novelas ejemplares. El editor las encontró cortas para hacer un libro y me he visto obligado a escribir yo solo otras dos más. Estas dos, que he titulado Dos ejemplares de novela te las dedicaré a ti en recuerdo de aquellas vacaciones, que pasamos juntos en Arcachón y de esas noches, cuando a la hora de la sobremesa nos entreteníamos en escribir juntos las tres novelas tan ejemplares que encabezan este libro. Aún tengo en los oídos tus risas y aún me parece ver esos relámpagos repentinos que iluminaban nuestros ojos en ciertos momentos".
El libro, con el título de Tres inmensas novelas, fue publicado por Zig-Zag, de Santiago de Chile, en 1935. Llevaba un retrato de Arp, dibujado por Modiglini, y otro de Huidobro realizado por Arp. Las Tres novelas ejemplares, escritas en colaboración, llevan estos títulos: Salvad vuestros ojos (Novela posthistórica). El jardinero del Castillo de Medianoche (Novela policial) y La cigüeña encadenada (Novela patriótica y alsaciana). Las otras, los Dos ejemplares de novela, exclusivamente de Huidobro, tienen estos títulos: El gato con botas y Simbad el Marrano o Badsim el Marrano, (Novela póstuma), y La Misión del ganster o la lámpara maravillosa (Novela oriental).
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Todas ellas son paródicas en intencionalmente satíricas, uno de cuyos recursos es la dispersión como estructura inventiva. Los personajes se transfiguran o se trasvasan en otros cuerpos. Los objetos se animizan o devienen en imágenes. Un yate, por ejemplo, puede tener labios y hasta fumar una pipa, o los cabellos pueden tener ojos. Hay un automatismo inventivo por asociación de significaciones, tendiente a dialectizar la imagen poética o la secuencia argumental, pero no al modo del Primer Manifiesto del surrealismo (1924), sino al del monólogo de Molly en el Ulises (1922) de Joyce.
Es una instancia en movimiento, que modifica con distintos objetos el objeto mismo. El procedimiento ya estaba en el canto III (Sabemos posar un beso como una mirada/Plantar miradas como árboles/Enjaular árboles como pájaros, etc) de su libro Altazor (1931), pero aquí queda circunscrito a la imagen poética en permanente cambio. En las novelas ejemplares el movimiento dialéctico queda sujeto a la variación que no la continúa sino que la dispersa para recrearla. Algo de esto acontece también en Temblor de cielo (1931), que se abre con una reflexión sobre la poesía y remata con un himno a Isolda y la muerte.
Tales características pueden observarse en El jardinero del Castillo de Medianoche, que comienza con un asesinato en cuarto cerrado y termina corrosivamente con la desaparición del crimen. Podemos incorporar esta parodia de Huidobro a la historia del relato policial en la literatura chilena, a ese Chile donde aún viven algunos detractores del más grande poeta que dio el Pacífico.

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