Gran emperador de Mongolia y sus alrededores. Como todo buen tártaro, nunca logró bañarse. Seguramente por eso, se decía que mataba con su sola presencia a sus enemigos, y también a algunos de sus amigos. Padecía de un fuerte lumbago, que en ocasiones le tornaba irritable. Cuando las tribus húgures se sublevaron para no pagar impuestos, Gengis estimó conveniente matar a 3.865.000 hugures y levantar una pirámide con los cráneos de los morosos decapitados. Con ello no logró cobrar los impuestos, pero se sintió reconfortado.
Tuvo 160 esposas, y formó con sus hijos un cuerpo completo de ejército que la historia conoció como "La Horda de Oro" y él, con ternura, como su "Gengis Klan".
Un día, afortunadamente, murió.
Amaba a su caballo, hablaba muy bien el tártaro y jugaba al ajedrez.

Beato monje de la Rusia Imperial. Bebía varios litros diarios de vodka para no desprestigiarse. Perdió su virginidad a manos de la zarina. Fue precursor del psicoanálisis y se dedicó full-time a hacer tratamientos intensivos a las damas de la corte. Incomprendido, terminó sus días asesinado por el marido de una de sus pacientes más recuperadas. Fue diabético y servicial.

Naturalmente, fue hija natural de Alejandro VI, su papá, Borgia. Fue una mujer incomprendida por centenares de hombres. Sin embargo tuvo tres esposos y cinco amantes honorables, los ocho murieron de amor. Era meticulosa y pulcra en su trabajo; y el arsénico, su herramienta preferida. No desdeñaba, sin embargo, los recursos clásicos como la cicuta, el vitriolo o el estilete florentino. Murió en su lugar habitual, la cama.

Esbelto y elegante astro de cine americano. Se destacó en numerosas películas románticas y también en su notable personificación del abnegado científico Dr. Frankenstein. Gran amigo de los niños, jugaba con ellos, a pesar del enorme esfuerzo que hacía para arrastrar su dudosa anatomía. Su sonrisa paralizaba a sus interlocutores, pero sólo en los primeros instantes.
Fue un gran abuelo y tenía las manos húmedas y frías.

Dinámico ejecutivo y dirigente de empresa. Se destacó singularmente en la comercialización de licores y alcoholes durante la vigencia de la Ley Seca en Estados Unidos. Llegó a controlar más de cincuenta destilerías y sesenta salas de juegos de sociedad, y ayudó a ganarse el pan diario a numerosas señoras y señoritas.
Su personalidad fue muy discutida aunque nadie pudo negar su especial elegancia, la fina calidad de sus camisas y su abnegada dedicación familiar. Así, veló infatigablemente por la honra de su hermana menor; por ello también fueron velados dieciocho individuos que osaron atentar contra ese resguardado bien.
Acusado de horrendo crimen de eludir el pago de los impuestos, fue recluido de por vida, despiadadamente, en una celda sin calefacción ni baño privado.
Sensible, pero de aguda melancolía, y sin ningún aliciente para su delicado espíritu, lloró muchos años en el fondo de su celda oscura.
Lo amo por su ejemplar resignación cristiana y por su vida empresaria.

Famoso noctámbulo de Londres, enemigo acérrimo de la prostitución. Desde muy niño amó la medicina y, en especial, le apasionaba la cirugía del aparato digestivo.
Fue acusado de abrir el vientre a numerosas mujeres, pero nadie se preocupó de averiguar la noble causa que lo animaba, ni de aplaudir siquiera su indiscutible dominio del bisturí.
Pasó a la posteridad por ser metódico, hemofílico y drástico.

POR QUE LOS ODIO

Ser místico creado por la cursilería y el snobismo. Se la supone noble, bella, generosa, higiénica y sufrida. Se la emplea para hacer sonetos, canciones, monumentos y lápidas. Sin embargo, impide el crecimiento normal de los hijos a tal punto que algunos países se han visto obligados a instalar guarderías infantiles para alejar a los niños de su influencia nefasta.
La clásica bondad maternal es otro mito que hay que destruir.
La expresión "pobre madre" es otra patraña más, puesto que económicamente son muy poderosas. En Estados Unidos el 43,5% de las acciones de la General Motors se encuentran en su poder.
Habría que prohibirla o cambiarla, para lo cual propongo que se destinen no menos de 23 millones de dólares para estudiar su reemplazo por madres sintéticas.
Querida mamá: no te enojes, pero te odio.

Constituyen un espécimen de mujer, generalmente soltera, que tiende a desaparecer.
Se las concibe delgadas y anémicas, aunque se pueden encontrar vírgenes gordas al norte de Dinamarca y en todas las óperas de Wagner.
Son muy recatadas y, aunque se maquillan poco, suelen encontrarse algunas a seis colores en los vitrales de las iglesias.
Ellas consideran su virginidad como un capital que lamentablemente no les produce intereses.
Temerosas de perder fortuna tan frágil están siempre rodeadas como medida de protección, de hermanas, tías o mujeres decrépitas.
Son perfectamente inútiles. Se ruborizan por sistema y leen sin cesar cuentos infantiles. Creen en la cigüeña, en los repollos y en la generación espontánea.
Por estar en la actualidad muy desvalorizadas, añoran las felices épocas de la caballería andante, de los juglares y del cinturón de castidad. Odian las píldoras anticonceptivas porque, al terminar éstas con el problema de la madre soltera, eliminaron el único pretexto para su supervivencia.
Desprecio a las vírgenes, al Libro de las Tierras Vírgenes, a la constelación de Virgo y al Estado de Virginia.

Son seres sucios, generalmente mal vestidos, incultos y quejumbrosos.
Por su número en aumento incesante, se han convertido en una carga insoportable para la sociedad a la que, por otra parte, no contribuyen con pago alguno de impuestos.
Continuamente reclaman mejores sueldos, más escuelas y hospitales o alguna otra pretensión absurda, perturbando la paz y el trabajo. Exhiben sus mujeres harapientas, cargadas de hijos desnutridos, para provocar el desagrado y el malestar de la gente decente. Además, se obstinan en multiplicarse y desechan todo llamamiento a la esterilización voluntaria.
Los pobres deberían ser aislados en lazaretos, para trasladarlos luego, junto con sus familiares, sus enfermedades y sus visitadoras sociales, al desierto del Sahara

Irritable alemán del siglo XVIII, que con gran sentido del futuro nació en Bonn, previendo su actual condición de capital de la República Federal Alemana.
Pasó treinta y siete años de su vida componiendo estruendosas sinfonías, sonatas y cuartetos, con los que ensordecía a sus vecinos, a la ciudad y al municipio, terminando por ensordecerse a sí mismo.
Se ganaba la vida posando para escultores. Por su carácter irascible y su mal genio se lo llamó "el genio de Bonn".
Actualmente es odiado por los niños de todos los conservatorios del mundo y también será odiado por los niños de mañana. Fue avaro, sordo y pretencioso.