Francisco Pancho D' Agostino

Francisco Pancho D' Agostino

Algunos argumentos de Miguel Mazzeo con el objetivo
de convencer a Francisco Pancho D' Agostino
para que publique sus poemas


Argumento 5
Días atrás, un amigo librero proclive a las estadísticas bibliográficas, me reveló que uno de los textos más robados en la última feria había sido mi Piqueteros Notas para una tipología. Enmudecí. Se trata, sin dudas, de mi logro más importante como escritor. Esos hombres y mujeres (a ellos los intuyo cancheros inclasificables y a ellas luminosas y más lindas que algunas calles de Barracas que suelo descaminar) instituyeron con su intrepidez el más importante de los premios al que un escritor de mi catadura pueda aspirar: Ser el autor más robado.
Todos sabemos de la altísima moral de los ladrones de libros, raza más digna y apreciada que la de los vagabundos, estrategas más lúcidos que Pericles. El hecho se magnifica considerablemente si tenemos en cuenta el lugar de las reiteradas sustracciones: ese antro fétido y fetichista de la feria del libro, lugar sobrecargado de ojos guardianes y manos voraces de mercachifles, garras indignas de lo maravilloso y lo incalculable que atesoran los volúmenes con los que trafican. Después de anoticiarme de tan enorme suceso, llegué a sospechar que mi modesto trabajo contenía alguna porción de verdad y artesanía.
Pancho, hermano y compañero de los pucheros más atroces, yo prometo robarme tu libro e incitar a su robo sistemático en las librerías y ferias del país. Dirigiré personalmente la campaña, sin que la figura de la apología del delito me amedrente.
Habrá que aclarar en una faja: este es un libro para ser robado, asuma Ud. el riesgo. Y aunque pocos libreros quieran tenerlo en sus estanterías y muchos pusilánimes desconsiderados terminen comprándolo y menospreciándolo, vos estarás fomentando la rebeldía y la dignidad y generando un hecho político - literario. No arrugues. Te pido que abandones tu actitud lacónica y cerrada, que publiques tus textos, que socialices tu mundo espiritual y que alcances la talla de todas esas personas que están dispuestas a asumir esos y otros riesgos.
Lanús Oeste, provincia de Buenos Aires, 2004

Argumento 6
Como hace años vengo frecuentando tus inquisiciones, en las calles, bares, cines, ferias de antigüedades, plazas, logias e instituciones educativas en decadencia de Buenos Aires; como intuyo tus apariciones en medio de las desolaciones más irrefutables y las tardanzas más desesperanzadas, como supe ser testigo de innumerables momentos combinatorios de alma, ojos y manos (coordinación que le sirvió a Valery para explicar el misterioso encanto de lo artesanal) yo puedo adivinar que tus poemas desnudan violentamente lo inauténtico. Que eluden, en la medida de lo posible, el lugar común y esos racimos de guirnaldas tan cursis como peluquería de mujer. También prefiguro en tus textos alguna que otra convocatoria a la antropofagia. ¿No es así?
Yo te conozco experto en entrever las grietas, los espacios vacíos, donde insertar la palabra distinta. Lo se, porque es gesto habitual en vos. Esa es tu praxis compañero, espontánea, hija de tu propia naturaleza y no de la reflexión calculadora. Yo -obsesivo con una sola idea y demasiado tosco para utilizarla con las mujeres- trato siempre de trasladar esa estrategia a la política. ¿No será eso parte fundamental de una revolución verdadera?
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 7
No podrás negar jamás que tus poemas son productos concebidos para ser arrojados como mensajes en botellas náufragas en un proceloso océano de desvalorización del elemento onírico. Esto es básicamente lo que los hace valiosos y, posiblemente, lo que los hará apreciados para un@ o vari@s congéneres (¿qué cambios fundamentales puede generar la cantidad de lectores? ¿qué alteraciones puede producir en el hecho mágico y visceral?). No dejes que tus poemas tiriten de frío en los umbrales más inhóspitos de tus titubeos. No los abandones a la voracidad de los cronoroedores. Otra vez te convoco a un pequeño acto de resistencia, -el más reciente fue aquella buseca misteriosa y frenética, en un barrio de pesadilla-.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 8
No te confundas. Una carátula, la tapa de un libro con tu nombre no es necesariamente una lápida. A pesar de las resonancias de tu nombre y apellido, que como los míos, remiten a inmigración y verdulería. Aunque bien cabría una inscripción a modo de epitafio inspirada en el ácrata Stirner: "aquí yace una hipótesis que toma al autor de este libro como hipótesis". O sino "Aquí yace una ilusión de un autor: creer que existe porque se absorbe a sí mismo". De todos modos, si vos así lo deseas, en la presentación que pensamos organizar junto al modesto comité creado ad hoc, te podemos dejar a solas con tu obra para que en un rincón experimentes el abismo o te partas de angustia.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 9
En su carta a los rectores de las universidades europeas Antonin Artaud dice que "el más pequeño acto de creación espontánea constituye un mundo más complejo y mucho más revelador que cualquier sistema metafísico". Indispensable amigo, en este mundo tan poco propicio para nosotros, es un deber cultivar mundos complejos y reveladores y darlos a conocer. Insisto: Y darlos a conocer.
Se que te dejo un flanco abierto, mera táctica para una mayeútica inmediata. Con razón y erudición vos podes argumentar, incluso inspirándote en el mismo Artaud, que el libro no es el medio exclusivo ni el ideal para tal fin, que lo que vale en última instancia es salirse del encierro al que el texto obliga, etc...
Pero sucede que casi todos tus actos creativos han sido ajenos a los textos, con la excepción de algunos pasajes tan prometedores como accidentales. En tu caso el libro es el medio que te resta y la cobardía y el encerramiento tienen como marco el mundo exterior a tus textos, mundo enorme y discontinuo, muchas veces burocrático y desolado (¿o acaso me equivoco?), que produce la ilusión de que la creación no genera responsabilidad. A la inversa, el libro publicado, el fetichismo del nombre impreso, genera la ilusión de la responsabilidad.
Lo que se te exige, lo que te exijo, es que sistematices tus textos un tanto, que les edifiques alguna permanencia y entidad material para obsequiarles (se de tu generosidad) alguna complejidad o alguna revelación a los desabastecidos, a los suicidas y a los vagabundos de otros paisajes. El libro, tu libro, puede ser una forma de socializar las revelaciones, paso indispensable para la socialización de los medios de producción.
El acto creativo, la palabra, el poema, se convierten así en herramienta apta para combates esenciales.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 10
El contra - argumento de las contradicciones a la hora de perpetrar la dedicatoria de tu libro, es la excusa más ponzoñosa que se ha blandido para edificar la apología de lo inédito. Como mi voluntad es aún inquebrantable, voy a sugerir alternativas -pobres recetas- para una dedicatoria que pueda sonar casi neutral o como una evocación diabólica o un sortilegio:

1) A todos los que aquí yacen (no sugiero el femenino todas, puede resultar problemático y - o sonar muy pedante). Se trata de una dedicatoria del tipo epitafio. No necesariamente remite a lo que no se mueve ni conmueve, sino al pasado y al presente irremediables.
2) A todo lo que aquí se evoca, lo que late y sobrepuja. Dedicatoria del tipo optimista - vitalista. Parte de la celebración de la vida. Conjura las viejas y nuevas contradicciones en una síntesis idealista en la que se edifica la convivencia de lo que quisimos y queremos. Puede confundirse con un festejo de alienado. Desde una mirada piadosa puede confundirse con ingenuidad, sobre todo en un hombre que pasó los cuarenta años. Ojo: en algunos casos puede no tratarse de ingenuidad sino de una sensibilidad poco usual.
3) A todos los que aquí se encuentran porque amor - dolor así lo quiso. Dedicatoria de tipo fatalista. Se funda en una concepción que asume la Eiseidad del presente y en retrospectiva.
4) A los proyectos vivos y muertos, a los sentimientos sanos y rotos. Dedicatoria acomodaticia, pretende quedar bien con todos, con Dios y con el diablo. Justifica la propia pereza y la falta de tesón y empecinamiento. Niega las opciones fatales en las encrucijadas.
5) A las visiones de belleza incomparable. Dedicatoria del tipo narcótico (peyote). Alerta, desde el comienzo, sobre la inimputabilidad del autor. Fomenta el consumo de sustancias toxicas entre los jóvenes.
6) A las fuerzas néuricas. Dedicatoria del tipo talismán o espiritista. Parte de la creencia en la inspiración, en este caso profana, y en otras pavadas similares.
7) A la pesadilla, el rayo y el hechizo. Dedicatoria del tipo acumulador de fluidos. Confía en los efectos literarios de las fuerzas ocultas.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 11
Hermano, tenés que publicar tus poemas porque la poesía es el espacio de creación por excelencia, el ámbito ideal para la irrupción de lo que nadie espera o lo que nadie desea. Los no - poetas suelen ser administradores del conocimiento existente. Tal vez el único genero que empareje a la poesía sea el testimonio en algunas de sus mejores versiones. Como vos sabés, yo no cultivo ni el uno ni el otro. No por falta de predisposición, sino por simple acumulación de fracasos, tantos que ahora hasta el intento hastía.
La verdad es que cuando me arrojo al primero no supero la estética del Código Penal (pero dejando de lado la parte del abuso deshonesto), cuando intuyo (mal) que puedo delinear el segundo, el peso de los saberes teóricos, una cuota erudición, el influjo del montaje cinematográfico y otras bastardías a las que soy proclive, me limitan.
Adivino (por ahora no tengo otra alternativa) en tus poemas la presencia de alguna celebración, algo que era usual en el primitivo discurso poético. La aparición del libro ya sería una celebración en sí misma, circunstancia poco habitual en un mundo exasperado. Por lo demás sé que tu libro no cauterizará ninguna herida, incluso puede que las ensanche o que les eche un poco de sal.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 12
El austero y sabio Ralph Waldo Emerson veía al hombre (supongo que a la mujer también) como un centro para la naturaleza, lo que no es lo mismo que considerarlo el centro mismo de la naturaleza.
El hombre y la mujer en la perspectiva emersoniana aparecen como los puntos de contacto de lo que existe, de todo absolutamente, incluyendo a las otras personas y a los artefactos. De esta manera, en el mundo, existe la posibilidad de las infinitas correspondencias. Nombro algunas que te incumben: A cada poeta con vocación por lo inédito le corresponderá un amigo que lo perturbe con argumentos en pos de la publicación. A cada poeta le corresponderá un editor. A cada hombre (o mujer) le corresponderá su poeta, bueno o malo, pero suyo. De más está agregar que las repeticiones de estas coincidencias, como en la quiniela, pueden ser inmediatas aunque por lo general, se demoran.
Un levantador de Lanús, prestigioso por sus conocimientos empíricos del cálculo de probabilidades, a quien le referí tu caso, no quiso aventurarse a un pronóstico sobre la repetición de tal coincidencia. Sí me estimuló (creo que a modo de disculpa por su anterior incompetencia) para que siga un par de semanas al 38 (aunque sea un pesito nomás), que tiene que estar por salir a la cabeza en la nacional.
Hermano, estas viviendo un momento único, una correspondencia se ha iniciado y ahora queda en vos concretarla. Puede que tus poemas estén destinados a alguien, para liberarlo, para hundirlo, para divertirlo, para solazarlo en el papel de crítico literario. Es evidente que mi papel (que remite a la primera parte de la correspondencia) aleja las posibilidades de que yo mismo sea el destinatario. Evidentemente hay alguien que espera y que no soy yo. Si no publicás tus poemas nunca lo sabremos. Y vos perderás un turno que difícilmente te vuelva a tocar en el resto de tu vida.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 13
Pancho hermano, templo cerrado con el candado de la pacatería literaria, te sigo importunando, como siempre, con el duro lenguaje de la verdad.
En esta oportunidad te pido que recuerdes que solo los hombres y las mujeres intentan y (ocasionalmente) hacen lo que no pueden ni deben hacer.
De este modo, siempre a contramano y fuera de la ley, la humanidad cada tanto se salva y el género todo se redime en un instante pleno de futuros y encrucijadas.
Estas disrupciones han suministrado cierto basamento a las concepciones un tanto lineales y optimistas de algunos insurrectos y han justificado versiones heterodoxas y no infamantes de eso que generalmente se denomina progreso o utopía (en su versión no restaurativa, claro está).
Yo, alma plenamente conciente del vacío inconmensurable y de todas las carencias. Yo, cuerpo arrojado a un mundo tan opaco y tan poco maternal. Yo, a pesar de tanto recule, no tengo otra alternativa -descartando a la muerte- que seguir confiando en los buenos oficios de esas disrupciones y en la proyección de algunas señales sublimes que he visto en los suburbios.
Agrego, en otro orden, que no necesitás del concurso del universo o el de alguna mezquina comunidad religiosa, literaria, o política para dar el paso de la edición.
En fin, publicar tus poemas puede ser parte de la adopción de un plan magnífico que consiste en no dejar la vida para más adelante.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 14
Algunas cosas que estoy obligado a imaginar contenidas en la poesía que mi amigo Pancho supuestamente escribió: Imagino textos que no muestran jardines donde hay cloacas o campos de batalla, textos de los que emergen una amplia gamas de fracasos. Tiernos fracasos. Textos que, tal vez, aspiren a la preforma y que cabalguen junto a todo lo que está en proceso de conformación.
Ya estoy leyendo: poesía que da cuenta de la desdicha pero que intuye algún horizonte. Que trae alguna noticia intranquila, que dice alguna palabra fundamental. Prefiguro una pizca de la estética del reculadero, necesaria para dejar bien sentado que uno vive en este mundo y está del lado de las víctimas, porque es víctima y también porque es ético.
Imagino palabras que eluden el lugar narcisista. Imagino un poeta que da a luz lo que crea, porque no le importan los tasadores literarios y la raza de los impostores, porque sabe que solo pueden prescindir de la imprenta aquellos poemas que permanecen en la memoria.
Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2004.

Argumento 15
Pancho, retomo mis argumentos. Tal vez solo para conservar inmaculado mi prestigio de batallador inclaudicable de causas perdidas.
Releyendo a Thomas Mann, me encontré, en Doctor Fausto, con la descripción de un artista de una frialdad increíble. Hasta ahí nada raro. Efectivamente existen artistas así. Lo estremecedor, lo terrible es que para Mann lo inhumano de este artista no radicaba ni en la forma ni en el contenido (esta escisión es solo una metáfora) de su obra, sino en el hecho de no querer dar a conocerla, en su negación a ser escuchado (era músico). Mann define su arte como "un juego de formas sonoras en movimiento". Es terrible, el tipo no tenía mensaje alguno que entregarle a los hombres. La comparación se me impuso. Trato de negarme a la cruda verdad: mi amigo se asemeja a ese personaje. Mi amigo cultiva una forma infame de frialdad. Ya sabes cual es el camino de la calidez.

Lanús Oeste, Provincia de Buenos Aires, 2005.
Ilustración de Carlos Besoain

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