ray loriga

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Caídos del cielo

-¿Y ahora qué?
No sabía muy bien a qué se refería. Llevaba toda la mañana con el estómago revuelto. Un dolor agudo, como un clavo. Lo sé porque me lo dijo ella misma antes de darme la pistola. La pistola no era suya. Eso se dijo, pero no era cierto. La pistola era de él. Se dijeron muchas tonterías, da igual, era de él. Seguro. Una pistola grande, automática, negra.
-No se mueve.
-Ni se moverá, está más muerto que yo.
-Tú no estás muerto.
-Lo estaré.
Tenía razón. Dos horas después le pegaron tantos tiros que hacía falta quererlo mucho para ir a mirarlo. Nadie lo quería mucho. Nadie lo quería nada. Ella tampoco. Ella había visto todas esas películas de asesinos juveniles, estaba en babia. Pero de eso al amor hay un paso.
-No da asco.
-No.
-Tampoco da mucha pena.
-Da lo que da, vámonos de aquí.
Subió al coche, se acordó de mamá, seguro, se acordó de mamá diciendo; Algo me dice que todo esto estará limpio mañana. Arrancó el coche y dijo:
-Algo me dice que esto no va a estar limpio mañana.

(Fragmento de Caídos del cielo, de Ray Loriga. Editorial Plaza y Janés, 1995).

comentarios:

Anónimo dijo...
10:59
 

Felicidades por este blog!. Los primeros libros de Ray Loriga tenian mucha gracia. "Caidos del cielo" no tuvo demasiado suerte en su adapatación al cine como "La pistola de mi hermano". Es un film muy bello y extraño, pero al que el lenguaje literario no funciona demasiado bien. "Lo peor de todo" y "Heroes" me siguen pareciendo buenos libros, a pesar de las rajadas a las que han sido sometidos. Saludos!