omar viñole

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Omar Viñole y su discípulo Mertens

Por Yoel Novoa

De Viñole me gustaba su improperio, su forma de incorporar la puteada sensible a la expresión literaria. Alguien lo consideró a él junto a Baron Biza, como a los "únicos" dos escritores malditos argentinos.
Nunca entendí bien el significado de "escritor maldito". Los malditos oficiales del occidental siglo XX, fueron Henry Miller y Ferdinand Celine... y la palabra maldito funcionaba como reactivo de ventas. Personalmente, creo que tanto Miller como Celine se conformaban con que el vulgo los denominara "hijos de puta" y a otra cosa, mariposa.
En el caso de Viñole, llamarlo "maldito" es mear fuera del tarro. "Marginal" sería más adecuado pues marginal es el país mismo que parió al escritor. Me refiero a cultura marginal dentro del imperio de la boludez cultural. Al hoy reconocido Arlt, se lo tuvo por un periodista que no sabía usar la gramática, que escribía mal.
Sucede que el imperio de la boludez es muy fuerte y cuando lo atacan, contraataca. La mediocridad paga cerebros brillantes para mantenerse en su fatuidad.
El pobre Viñole apareció en medio desta maroma, embriagado de mesianismo y talento panfletario. Le llamó la atención a muchos (Neruda entre ellos) pero siempre lo tuvieron como un marginal que buscaba ser escuchado mediante el box o los paseos con su famosa vaca por el centro de la ciudad. Viñole era veterinario y paseaba por calle Florida a su vaca en el horario que él sabía que el animal tenía que mover el vientre, colmando de mierda la vía pública. Enfrentaba a la policía: "Arresten al animal, no a mi. Él es el que está cagando no yo". Viñole paseaba la vaca para concertar gente a su alrededor y transmitir a la humanidad, cachos de su ética. Hizo lo mismo peleando (peleó con algo así como "el hombre montaña") en el Luna Park y lo cagaron a golpes.
Cuando en mis lides de librero caía a mis manos algún ejemplar viñolesco, era una fiesta. Las tapas eran geniales y las barbaridades incorporadas en el texto, más geniales aún. Cumpliendo con la ley de la subsistencia, siempre vendí lo que encontré de él. Sus libros siempre los vendí más caros que cualquier libro "normal".
Un día conocí en una casa de la Boca a Armando Mertens, hijo del escritor sainetero Federico Mertens, y discípulo de Omar Viñole.
Don Armando me vendió todo lo que tenía de Viñole, aparte de rarísimas primeras ediciones, fotos y cajas llenas de manuscritos y mecanografiados. Incluso un retrato al óleo que lo representaba (excelente trabajo).
Me vendió todo por monedas, pues don Armando tomó mi gusto por Viñole por una coincidencia astrológica donde yo sería el ser encargado de retomar el mensaje de Viñole para transmitirlo al mundo "de una vez por todas".
Me comprometí con don Armando a publicar una monografía sobre Viñole (que curiosamente sería este presente trabajo que me pidió Hugo Vera, y mi promesa data de 20 años atrás). Pero el buen discípulo de Viñole quería más... Esperaba que yo fundara una iglesia donde Viñole ocuparía el lugar de Cristo y entonces la redención popular sería un hecho.
Por años mantuve el paquete viñolesco en mis manos. La promesa a don Armando, bife de chorizo y vinacho mediante, fue seria.
El análisis de los manuscritos me defraudó. El mensaje era mínimo aunque supermesiánico crístico. Siempre rescatable, pero me frenó el peronismo deslumbrado del escritor. Viñole fue uno de los que vió en el general Perón al redentor del pueblo argentino y se volcó a ensalzarlo, hasta que se defraudó y volvió a Cristo y sus trompadas con los personajes culturosos que se le ponían en el camino.
En fin... El tintero está lleno de Omar Viñole.




Textos de El Hombre que se depiló la ingle de Omar Viñole


FORMAS DE PREPARAR UN ENGRUDO

Se disuelve en un recipiente que contenga cuatro litros de agua, dos kilos de harina de esa que se podría hacer pan. Una vez disuelta se agregan cuatro litros de agua (preferible de la canilla). Esa mezcla se pone a cocinar, teniendo cuidado de mover continuamente la mezcla para que no se pegue en el fondo del recipiente. Se mantiene en el fuego hasta que adquiera un color crema oscuro. Posteriormente se le agrega un litro de agua fría. En esta forma el engrudo queda en condiciones de resistir la acción del tiempo, las lluvias y el sol. (Nota: Generalmente el sol sale cuando no llueve). La editorial ha creído prudente enseñar a los lectores a preparar el engrudo. Hay muchas personas que dicen haber leído a Comte, Goethe, Nietzsche, Ricoltore y otros filósofos, y no saben manufacturar un buen engrudo. Los engrudadores han sido los únicos hombres que se han destacado en la historia.
LA EDITORIAL

Hay una cosa brutal, que es tener hambre! Hay otra mayor aún. Ella es tener hambre en un país extranjero, cuyo idioma no se posee. Pero un hambre que supera a estos dos, es el de un hombre que le habla a otro hombre del mismo idioma y éste no le comprende.
Omar Viñole.
¡Disculpen! ¡Esta meditación se me cayó!
¡Fue sin querer!

La raíz de lo cómico está en el estilo que el hombre emplea para vivir. Yo conocí en parís un hombre que se ganaba la vida exhibiendo las pelotas. Una vez entraron varios turistas argentinos a reírse, y él se bajó del tinglado y a uno lo desnucó de una trompada. Los otros dispararon. ¡Cómo disparan todos los jóvenes!¿Qué viviendo de una manera distinta, el hombre es menos hombre?... ¡Ah! Tú también, cuákero de este far-west de pistoleros con suerte y de pistoleros sin suerte, entre los cuales entran los abogados. (Léase abogados del foro cordobés). ¿No estás conmigo? ¿No se ganan la vida como andrajos esos hachadores del Chaco Boreal que parecen hilachas con las cuales se podría hacer un problema humano? ¿No se ganan la vida en los lenocinios esas mujeres que cada una pueden ser hasta nuestras madres, si tuviéramos el valor de reconocerlas en los quilombos?... Yo conozco la madre de un médico que le cursó sus estudios con la plata que hizo en este mercado de uretras. Cuando el canalla descubrió la verdad y qué era lo que hacía, se suicidó, en vez de venerarla como madre. ¡Si habrá sido pura aquella mujer, que adorándole como le adoraba, no dubitó en ganarse la vida como dueña de un quilombo! ¡Así los hombres! Por eso yo a los hombres que no piensan conmigo les doy el estiércol en el prólogo y en la dedicatoria-, y a los hombres que piensan conmigo, a esos no necesito decirles nada. Cuando los hombres nos comprendemos nos tenemos el profundo miedo que se tiene a otro hombre al que se persigue por el arrojo manso de su triste mirada de león en una jaula del jardín zoológico o en un circo de pueblo.


En Buenos Aires conocí a un escritor argentino, muy excéntrico, que se llamaba o se llama Omar Vignole. No sé si vive aún. Era un hombre grandote, con un grueso bastón en la mano. Una vez, en un restaurant del centro donde me había invitado a comer, ya junto a la mesa se dirigió a mí con un ademán oferente y me dijo con voz estentórea que se escuchó en toda la sala repleta de parroquianos: "¡Sentáte,Omar Vignole!". Me senté con cierta incomodidad y le preregunté de inmediato: "¿Por qué me llamas OmarVignole, a sabiendas de que tú eres Omar Vignole y yo Pablo Neruda?". "Sí me respondió, pero en este restaurant hay muchos que sólo me conocen de nombre y, como varios de ellos me quieren dar una paliza, yo prefiero que te la den a tí". Este Vignole había sido agrónomo en una provincia argentina y de allá se trajo una vaca con la cual trabó una amistad entrañable. Paseaba por todo Buenos Aires con su vaca, tirándola de una cuerda. Por entonces publicó algunos de sus libros que siempre tenían títulos alusivos: Lo que piensa la vaca, Mi vaca y yo, etcétera, etcétera. Cuando se reunió por primera vez en Buenos Aires el congreso del Pen Club mundial, los escritores presididos por Victoria Ocampo temblaban ante la idea de que llegara al congreso Vignole con su vaca. Explicaron a las autoridades el peligro que les amenazaba y la policía acordonó las calles alrededor del Hotel Plaza para impedir que arribara, al lujoso recinto donde se celebraba el congreso, mi excéntrico amigo con su rumiante. Todo fue inútil. Cuando la fiesta estaba en su apogeo, y los escritores examinaban las relaciones entre el mundo clásico de los griegos y el sentido moderno de la historia, el gran Vignole irrumpió en el salón de conferencias con su inseparable vaca, la que para complemento comenzó a mugir como si quisiera tomar parte en el debate. La había traído al centro de la ciudad dentro de un enorme furgón cerrado que burló la vigilancia policial.
De este mismo Vignole contaré que una vez desafío a un luchador de catchascan. Aceptado el desafío por el profesional, fijó la noche del encuentro en un Luna Park repleto. Mi amigo apareció puntualmente con su vaca, la amarró a una esquina del cuadrilátero, se despojó de su elegantísima bata y se enfrentó a "El Estrangulador de Calcuta".
Pero aquí no servía de nada la vaca, ni el suntuoso atavío del poeta luchador. "El Estrangulador de Calcuta" se arrojó sobre Vignole y en un dos por tres lo dejó convertido en un nudo indefenso, y le colocó, además, como signo de humillación, un pie sobre su garganta de toro literario, entre la tremenda rechifla de un público feroz que exigía la continuación del combate.
Pocos meses después publicó un nuevo libro: Conversaciones con la vaca. Nunca olvidaré la originalísima dedicatoria impresa en la primera página de la obra. Así decía, si mal no recuerdo: "Dedico este libro filosófico a los cuarenta mil hijos de puta que me silbaban y pedían mi muerte en el Luna Park la noche del 24 de febrero".

Pablo Neruda: Confieso que he vivido. Memorias
Seix Barral- 1974



¿Quién fue Omar Viñole?

LA LEY DEL GALLINERO

Texto inédito del discípulo de Omar Viñole, don Armando Mertens

..."Naturalmente todo está condicionado y prescripto en la ley del gallinero... En mi largo trajinar por esta parroquia terrenal y después de haberme ido mal con amigos, enemigos, parientes, mujeres, políticos y demás orejones del mismo tarro, me vi precisado a confeccionar un impermeable para evitar que me salpiquen las diarreas de los tránsfugas con sotana o sin sotana y con todo tipo de vestimenta. Quise ser un hombre de bien y terminé como payaso del circo "Sarrasani". Jamás pensé trabajar gratis como hago ahora en este circo humano que alguna vez se denominó "tierra de promisión" por los grandes pícaros que viven a costillas del primer imbécil que, como el que habla, se proyectó hacia una humanidad que debía ser salvada. Así me pasaron los años y, viejo y vencido rodé por la pendiente de la vida, ensortijado de escupitajos y traiciones. Y la culpa fue mía por creer en una humanidad de ángeles y arcángeles. Un día olvidé ponerme el impermeable y, dormido bajo el árbol de Buda, desperté cubierto por un volumen tal de deposiciones, que calculo que debió ser producido por una verdadera caterva de comediantes, disfrazados de redentores y comilones que, después de todo son verdaderos ángeles que comercian con los estúpidos que creen en la bendición de las aguas del Río de la Plata. En mi permanente andar con piernas de sota de bastos, me he cansado de pisar el estiércol del hombre mono. Camino por la calle Florida o la avenida Santa Fé y al volver a casa me higienizo con guantes como los que usa el doctor Salas para operar... Debemos recordar que estamos envueltos en el lodo que nuestro Señor nos legó. El Señor, el que hizo la mandarina y la cordillera de los Andes, ¿se equivocó? ¿No será que nos quiso joder y nos condicionó a vivir entre sapos y culebras por ser más defecadores que la paloma porteña?... Conocí un cura bastante avivado que, cuando salía de la catedral abría un paraguas para evitar ser enmerdado en su casquete de obispo... Hace años establecí amistad con un genio que se había recibido de médico y que era más pobre que yo porque la clientela que tenía era de Villa Lugano, pueblo de ganapanes que trabajaban de sol a sol para alimentarse a fideos y gofio... El sistema capitalista lo oprimía de tal forma que no le dejaba hacer dinero. Lo estimulé para que siguiera bregando por el bien de los humildes, que Dios le iba a devolver su bondad con creces. Nos despedimos con un fraternal abrazo, después de pagarle un café con leche con pan y manteca. Años después lo reencontré caminando por la Avenida 9 de Julio. El hombre había cambiado; vestía regio traje en género inglés, zapatos de los que usa el doctor Salas, alfiler de corbata, etc. Lo saludé y me dijo que ahora se llamaba Paganini. Me contó que había viajado por Europa, Norteamérica y que tenía un coche último modelo. Me dijo que antes no estaba avivado, pero que gracias al contacto con sus colegas aprendió a vivir de los incautos. Trabajaba en combinación con cirujanos inventores de enfermedades: "Les mando el candidato y vamos y vamos... A todo esto tengo amigos en 'Lázaro Costa'. También conozco a un funebrero de Villa Lugano que tiene los mejores cajones de pinotea pintados al bleck sintético. Trabajo en sociedad con el florista de mi barrio y ahí consigo mis buenas ganancias. Además estoy conectado con la Municipalidad y consigo nichos en tercera fila. Cuando usted necesite un entierro, yo se lo consigo bueno y barato"... Me encomendé a mi medallita milagrosa, lo bendije y me alejé silbando un padre nuestro... Todo se da en la ley del gallinero, en este planeta que en vez de llamarse tierra debería llamarse Berazategui, pues todos son cagones al aceite castor. Otro amigo mío, también médico y de Berazategui, cuando le venía un paciente con dolor de cabeza, le recetaba vaselina; a otro le había salido un juanete y le recetaba aceite castor. El decía que la ley primera era movilizar el vientre, pues era su forma de interpretar la ley de Moisés que decía que Dios nos había cagado a todos. Además poseía un negocio en la calle Matheu en combinación con un tipo llamado Samuel. A este Samuel lo traté varias veces y me vendió unos calzoncillos, jurándome que no desteñían ni encogían. El día que los lavé se convirtieron en algo parecido a paños para la menstruación de la mujer y cuando me los quise poner, apenas si entraron por una pata. Le fui a reclamar y Samuel me dijo que eso me pasaba porque tenía los testículos muy grandes y muerto de risa, agregó: "Si serás pelotudo". Asqueado, tiré todo y como mi finado padre había dejado algunos calzoncillos antiguos, mitad franela, mitad bombacha con botoncitos, acudí a ellos y de tanto usarlos se endurecieron. Un amigo me dijo: "Mandalos al museo de Luján y deciles que los usó el general San Martín, que te los van a conservar en vitrina". Por lo demás el planeta está recargado de viejos caimanes que no se mueren nunca. Habría que establecer una ley para que los que tienen más de 60 años mueran inexorablemente. Un truhán de sesenta años se las sabe todas y se acomoda en el palo más alto del gallinero, desde donde, mediante diarrea estival, sepulta a todo el mundo. Un viejo de 60 años es una lacra que gasta y no produce. Figúrense esos generales y viudas de los expedicionarios al desierto que hace años viven estafando al fisco y a nosotros que pagamos para mantenerlos. En lo que a mi concierne, hace rato que debería estar bajo tierra alimentando remolachas. Recuerdo a mi pobre viejecito, cada vez que se moría una gallina, la enterraba en la quinta y, ¡había que ver los rabanitos que salían!... Está claro, Dios erró el vizcachazo, él creyó en el ser humano, hizo el esquema para una vida larga, pero estos vivos se cargaron al Señor y el negocio lo hicieron ellos... Tengo cerca de mí una vieja, mi madrastra que tiene 81 años. La estoy velando hace por lo menos 20 años. Se acuesta a las 14 horas y se despierta al otro día a las 10 horas. Come, caga, duerme y jode al que tiene que laburar para mantenerla... Me decía el doctor Salas que el bípedo humano tiene vida real hasta los 45 o 50 años, luego entra en decadencia vertiginosa. De acuerdo a la muerte prescripta a los 60, a él le faltarían unos días, pero como el doctor Salas se las sabe todas, vive apurado, morfa como un calabrés, chupa como una esponja y gasta a lo loco. No olvidemos que Salas es un hombre instruido en las escuelas de Francia... Todos mis amigos son sesentones, todos con achaques: mi hermano Nicolás es sordo y el dedo gordo del pie se le hincha como chorizo criollo. Doña Margarita, una señora muy espiritual, tiene varices en la cabeza. Doña Fanny (mi madrastra), sueña despierta y se queja todo el día... Así, tengo que rajar del barrio porque si no, me sepultan aún respirando. Naturalmente la culpa la tengo yo. No se me ocurrió nada mejor que andar diciendo que entendía de yerbas, de locura, que sabía medir el estómago caído, que curaba el mal de ojos y el de los rastrojos, que había actuado con el doctor Salas, con el paraguayo Melgarejo y con el doctor Garfunkel. Para qué les voy a contar. Enseguida se corrió la bola y mi casa se convirtió en el epicentro de una procesión de jovatos que me asediaban como a Jesucristo. Menos mal que tengo un comisario amigo que los rajó a todos. De todas formas, siempre salgo de noche, cuando las jovatas están tiradas en la catrera. Tengo un amigo que vive en Luján, Salvador, hombre de bien como quedan pocos. Está un poco malo. Claro, ya pasó la barrera del tiempo, debe andar por los 62, es un poco mayor que Salas y los médicos que lo ven no le dan en la tecla. Un día de estos me voy a llegar hasta Luján con los elementos para curarlo... Le voy a sacar el mal de ojo y le recetaré sal inglesa. Se trata de un buen amigo y lo voy a perdonar para que viva hasta los 70. A los amigos hay que curarlos, así me enseñó el doctor Garfunkel, a pesar de que él tiene encima todas las plagas de Egipto. Otro amigo es don Samuel, el judío de los calzoncillos. Está bastante jodido porque tiene un bolo fecal que hay que extraérselo con una bomba. Tal vez sea un candidato para el doctor Salas, pero Salas lo menos que va a hacer será extirparle un metro de intestino junto al perito en alquimia anestesista, Dr. Porto. Estos maestros se la dan sin asco. Son magistralmente duchos en despachar gente al otro mundo y emitir certificados de defunción... Si fuera necesario, lo llamaríamos al doctor Paganini, para que lleve el bandoneón y le toque la marcha fúnebre... En fin, tengo tantos amigos para cuando me despida de esta parroquia terrenal, que voy a morir tranquilo. Además dispongo de otro gran amigo, el cura Amitrano, que me prometió una bendición especial sin cobrarme nada y estoy acomodado con San Pedro a través de los amigos que tiene el doctor Salas en la Basílica de Luján, que me van a reservar un buen lugar en el cielo. Por lo demás, dejo una escuela filosófica-espiritual a la cual nadie le dió pelota pero yo cumplí, muero feliz como el sargento Cabral. Allá en el cielo me codearé con santos y diablos. Estaré con José Hernández, con Beethoven, con Omar Viñole, con mi viejo, con Gardel y con todos los crápulas insignes que poblaron Berazategui. Naturalmente esperaré a todos mis amigos que ya están en período de descarne: Salas, Paganini, etc. y les tendré reservado un lugar en la platea para ver trabajar a Dios. Para Dios no hay hombre grande ni chico, a todos riega por igual con mierda celestial. Eso sí, a Dios no lo caga nadie. El es el gallo del gallinero y siempre está arriba... Para terminar, diré que como el Señor, yo también me cago en todo... Voy a hablar con el Intendente Municipal Cachatore para ver si acepta mi propuesta de matar a los viejitos de sesenta años. A él lo voy a perdonar, como a Samuel y le voy a otorgar un placet para que viva hasta los ochenta, así por lo menos, termina de destruir Buenos Aires haciendo autopistas... Soy un payaso jubilado del Sarrasani, que gratuitamente hago olvidar las penas a los tránsfugas. ¡Salute, pueblo!"



TEXTOS RIGUROSAMENTE INÉDITOS DE OMAR VIÑOLE

"Hace medio siglo que vengo a buscar entre las piedras las palabras dadas por Cristo porque en el Corazón Humano no encontré una sola escrita..."
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"Todos somos iguales siempre que el Creador lo haya dispuesto y no los hombres".
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"Somos apenas obreros de cosas inacabadas que el Hombre completará al final de los siglos".
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"No hay un solo hombre contemporaneo que no sea criminal de guerra. Todos hospedan en su corazón sentimientos de muerte y de venganza".
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"Yo acuso a todos los hombres de este siglo".
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"El hombre de la vaca señaló la crisis de la fe en los hombres".
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"El único enemigo de Perón es la geografía argentina".
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11 comentarios:

Don Armando contaba: "Una tarde estaba con el maestro tomando algo en un bar, cuando un tipo pasó por la calle y lo saludó "¡Chau loco!". Omar se paró en seco: "¡¿Loco?!" e inmediatamente salió tras el fulano, lo agarró de los pelos y lo cagó a trompadas".

Anónimo dijo...
17:27
 

Esto lo he encontrado en la web:
Pesca: Una lombriz en el extremo de una caña y un estúpido en el otro.
Omar Viñole.

Gracias Hugo por la publicación.
Fernando.

Anónimo dijo...
11:07
 

Mirad mis brazos, piernas y tronco inmesurados son mis pies, lejanas mis manos,
extranjeros mis ojos, preciosos mis senos.
Tengo un lago entre las piernas,
a veces se desborda y en él se bañan los rinocerontes de mis sueños,
cuando el llanto me llega hasta la coronilla
y mis volcanes tiemblan en la panza.
Por el norte limito con la ducha,
por el este limito con el orto,
por el oeste Costillas Abiertas
y por el sur, Castilla.
Dentro del surtido hay surtidores que surten,
los cuerpos unidos de mi cuerpo,
el cuerpo febgril por la noche,
el cuerpo de risa por el culo
-cuerpo de soltera todo el día-.
Al mediodía tengo gases volcánicos
si el cuesco que espero no me llega en carta,
el pedo encendido se enfurece y va y arrasa
las cosechas de trigo de mis vecinos.
El bosque de mis pelos mal peinados
se eriza cuando el río de la sangre
brota por mi ombligo y narices,
y por no haber dejado el pescado en mi guarida, me perdona.
El mar que me rodea se llama Mar de Gente
a veces me deja embarazada,
a veces acaricia brutalmente mis zonas del olvido;
depende del tiempo,o de los ciclones,
el caso es que mi caso es ser la llamada a sumergirme en los surtidores del océano humano.
Acabo mi lección de ortografía.
Mirad mi surtidor surtido.

Anónimo dijo...
17:10
 

acabo de olvidar lo que iba decir. Era viñolesco...

La fuerza y perennidad de Viñole está en el desprecio delos que lo atisban y estibaron.
Residencia de su fuerza. Santidad de los embriones que se corporizan merced a la ignición de los pedos.

Anónimo dijo...
17:10
 

Yoel,

Mi abuelo solía tener una tienda de abarrotes en el barrio donde vivía cuando vivía, yo era un niño pequeño y pasaba gran parte del tiempo con el (era un paraíso de dulces gratis ese lugar) y recuerdo que cortaba trozos de diferentes tamaños de aquel rollo de papel blanco y empezaba ha hacer algunos dobleces por aquí y por allá, de la cocina había traído en una cazuelita una sustancia rara que el mismo había cocinado y que usaba para pegar ciertas partes de los trozos de papel que había cortado y doblado, estaba haciendo bolsas de papel para meter en ellas las piezas de pan dulce que la gente le compraba y las pegaba con engrudo.

Gracias por remontarme ha aquellos tiempos, han pasado algunos años ya.


Oscar de Tijuana.

Anónimo dijo...
12:04
 

¿la humilde castiza no será una heterónima de la veterana gatúbela?

Anónimo dijo...
13:58
 

Efectivamente, Rimbaud murió en Puerto Natales.
Viñole no.

Olá, Meu nome é Omar Sidney Viñole, no ablo español, e gostei de ver algumas coisas sobre o meu avô. Grato por mostrar os trabalhos dele e falar um pouco sobre a vida dele, vou ler com calma o seu texto.
Abs

Gracias por tu comentario Abs. En www.yoelnovoa.blogspot.com encontrarás más textos de tu abuelo Omar Viñole. Un abrazo.

Anónimo dijo...
10:15
 

Hola: Estaba buscando información sobre éste escritor ya que, nunca lo había leído y ahora, tengo en mis manos, la edición original de Jesús en Una Casa de Departamentos- editado en Córdoba; como este libro ya no tiene tapas, leyendo algunos nombres asumo que es de los años 40, como mucho. Me está haciendo reir muchísimo. Está dedicado a Ricardo Setaro "con todo el hígado.Espíritu grúa y caspa de oro donde liba la eternidad"...
En uno de los primeros escritos:
"Negro Cipriano:
Que avisen en las columnas de la acogedora "Critica" que yo estaré en la Morgue sobre el frío mármol y con mi camiseta de cinta aisladora, para hacer maza hasta la eternidad.
No sé como será recibida esta Wasswemann que hago del hombre.
JESUS DE NAZARETH"
En la contratapa indica los otros títulos del autor:
-Escritos y cuentos camperos
-Psicología del cine
-Omar
-Tres poemas
-Cristóbal Colón de orígen Luético
-Biología Sentimental
-Tuberculosis Bovina (Técnico)
-Cabalgando en un silbido
-José enrique Rodó
-Caña de Pescar
-La camiseta del jefe de policía (ensayo de psicología de la ropa interior)
-Veronal o La Vaca que tomaba cocaína
-Vidrio Molido
-El vademecum del perfecto diputado
-La caligrafía de los juanetes en la arena de Mar del Plata
-El ojo que no tuvo paisajes.

MARITADELSUR