Julieta no responde

Julieta no responde

¿Qué quieres hacer de lo nuestro amada mía? ¿Una de Ingmar Bergman tortuosa? Dime. ¿Eso quieres? ¿Quieres un poco de melancolía en tu vida? ¿Te falta algo de tristeza definitiva? ¿Un diluvio de rencores y amaneceres de espinas? ¿Quieres acaso que te lleve al cadalso? Dime por favor qué mierda quieres. Un tren de frente. Un libro de Paulo Coelho. ¿Quieres algo de cicuta? ¿Morir en Calcuta? ¿Quieres que te compre mandolinas? ¿Quieres un vino del Duero con denominación de origen? ¿Una mañana en Puerto Natales? ¿Un sombrero de charro mexicano? ¿Un diamante africano? ¿Quieres un africano? No sé lo que quieres. Sé que lo que quieres lo quieres ya. ¿Mi alma? Te la regalo. Dios no lo necesita. Yo tampoco. Entonces dime qué es lo que quieres. ¿Mi vida? ¿Quieres mi vida? Ella no vale mucho para mí. Te puede llegar a servir. A mí me dio muchos dolores de cabeza. Dime. Dime definitivamente qué quieres. Suelto mis manos de su cuello. No responde.

5 comentarios:

creo que a veces, he llegado a provocar eso...

besos.

¿Cómo te va Inmaculada!
¡Qué mambo con la minita del ahorque! Muy lindo, evidentemente ahorcar con las manos es un derecho humano.
Siempre me hacés recordar algo parecido y distinto.
Hace más de treinta años vi en un cine una película francesa pelotudísima. El protagonista era un médico gordito y rozagante que curtía una vida de alta burguesía con su esposa e hijos. Imbancable.
De pronto el gordito caza una escopeta, mata a su esposa, a sus dos hijitos (tres cañonazos fulgurantes), se mete el caño de la escopeta hasta el garguero y se vuela la cabeza. Entonces la película francesa termina. El médico gordito (inolvidable) era un joven Gérard Depardieu en una de sus primeras actuaciones.

A fines de los 50s. y principios de los 60s. había un actor (¿español? ¿chileno?) Enrique Guitart que representaba "Las manos de Euridice". Jamás pude prestarle atención al monólogo entero, pero apareció varias veces por canal 7 en vivo y Guitart movía los dedos y hablaba de unos dedos que eran una garganta femenina. Yo era casi niño e ilusionaba un desconocido gagging con estrangulación, pues Guitar movía escabrosamente sus dedos delante de aquella cámara del único canal, generalmente muy quieta.
Un hombre de bigotes, Guitart, que interpretaba la obra de un autor brasilero que a veces aparece en mis manos publicado por Argentores, siempre que sucede esto lo aparto para leerlo y nunca lo leo, pero cuando veo fotos pornográficas pienso en ello.

Mal gusto el de la tía no responder, ni apremiada de ese modo. En fin: las reglas de urbanidad no son para todos. Saludos.

¿Uno debe saber lo que el otro quiere de nosotros?

Saludos. Me gusta tu blog.