Ahora se llamaba Jennifer

Ahora se llamaba Jennifer


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a tarea del colegio, era entrevistar a un escritor. Fue así como conocí a Jenny. Era un trabajo escolar. Jenny tenía 15 años. Fui amable cosa que no suelo ser. Pero uno siempre es amable con chicas de 15 años. Fui malditamente amable. Mentí como cualquier escritor. La tarea más inmediata de un escritor, es mentir. Lo aprendí de Hemingway y su salmón de veinte kilos. De Bukowski y de follar toda una noche. Le hablé de que la poesía no depende de exquisitos, ni de señoras menopáusicas atrabiliarias. Le dije que había comenzado a escribir poesía a los tres años. Que mi primera experiencia sexual fue a los cuarenta. Seguí mintiendo por una hora entera. Jenny encantada. Yo encantado en mi performance de escritor. Era mi primera entrevista, la última. Al despedirse me dijo que estudiaría Literatura. No la volví a ver hasta cinco años después. En el prostíbulo de María Teresa. Ahora se llamaba Jennifer. Me invitó a su pieza. No hablamos de literatura.


5 comentarios:

Es de sabios rectificar. Saludos.

Anónimo dijo...
01:49
 

Antes me preguntaba si era o no verdad todo lo que escribías, ahora ya no me lo pregunto y tampoco me importa solamente te doy las gracias por lo que escribes.
Lupe de Puebla.

Se puede hacer poesía sin hablar de ella.

Hola Hugo... este invierno no logré entusiasmar a mis amigos con el rollo de la nueva película. Por lo tanto volví a Chicago bastante deprimido. Los chicos se están poniendo un poco viejos y exigentes. Culpo al neoliberalismo.

Dicho esto, un día estaba en el café y una señora de lentes oscuros me miró y sonrió; yo hice lo mismo. Era la María Teresa. De pronto ella me dijo de un lado al otro del café: "Oh, yo me acuerdo perfectamente de tu hermano y de ti". Todos se enteraron que éramos quilomberos. Es probable que me haya puesto colorado.
En Natales no hay secretos. Las chicas que atendían las mesas, cambiaron un poco su actitud: de Don Alejandro pasé a ser el "Viejo verde"; claro, no lo decían, pero lo pensaban.

¡Qué la huevea la María Teresa!

Sigue escribiendo lindo usted amigo.

Un abrazo

Saludos Canalla. Saludos Matías. Alejandro; yo me la encontré hace un par de años en la carnicería "El Torito", de la calle Bulnes. "Oye mi chiquillo que gordo estás". "Ese fue un lindo piropo", le dije. "Hace tiempo que no vas a mi local". "Estoy dedicado al engorde", le dije. Me dijo que vaya, que me contaría un par de historias. Volví un par de veces por las historias, pero no la encontré. Un abrazo Alejandro.