Primer Concurso Literario Latinoamericano Simón Bolívar
A
cababa de escribir mi quinto poema cuando fui presentado a Rudolf. Fui presentado como El Poeta. Inmediatamente nos hicimos amigos. Rudolf era chileno y vivía en Buenos Aires, como yo. De origen alemán, se dedicaba a dos cosas que en definitiva eran una sola. Organizaba concursos literarios y tenía un taller literario. Por un lado ganaba dinero y por el otro, ganaba dinero y se cogía minas. Para los que son de Honduras o de España, diré que cogerse minas, era hacer el amor con mujeres, en este caso, con poetas. Al día siguiente de conocerlo me llama. Me pregunta si quiero ganar un concurso literario. Le contesto que sólo he escrito cinco poemas. Que no sé si tendrán cierto valor. Que apenas he comenzado a escribir. Me dice que aquello no importaba. Que ha organizado El Primer Concurso Literario Latinoamericano Simón Bolívar. Que el jurado es él y que el premio son 1000 dólares. Que me dará 500 y que yo debo aportar mi nombre. Que mi poesía no tiene nada que ver en el asunto. Que no le importa una mierda lo que escribo. Que se han presentado 300 trabajos y que le de una respuesta rápida. Fue así como perdí de ganar 500 dólares. Después me enteré que cada concursante, al momento de la inscripción, debía abonar 20 dólares. 300 x 20= 6000. Rudolf siguió viviendo durante treinta años. Haciendo siempre lo mismo. Organizando concursos literarios. Haciendo un taller literario. Cogiéndose minas. Viviendo en el barrio más elegante de Buenos Aires.
5 comentarios:
17:50
típico de cual gesto apoteosico
el poeta y su trono desmesurado
bonito blog!
20:32
Cuando yo estaba exponiendo seguido en Bs. As. (mediados de los 90) recuerdo un artista plástico que cuando se cruzó conmigo, exclamó: "¡Maestro! ¡Su obra es maravillosa!". Me extrañó tanta efusión de alguien que tenía cierto reconocimiento formal en el medio. Por ejemplo Líbero Badi que era un verdadero maestro, ante lo mio, esbozó una sonrisa cariñosa y me dió consejos.
Por ese entonces, dí un taller de escultura en papel maché. Reuní 12 alumnos que en el término de un año se fueron perdiendo.
Paralelamente, el artista también hacía talleres de pintura. La diferencia era que él reunía más de 100 alumnos y disponía de un edificio de varios pisos a ese efecto, con "maestros" ayudantes, para estar dando clases todos los días. 100 alumnos a 100 dólares por cabeza da 10.000 dólares. El que cobraba 100 dólares era yo, él cobraba más.
¿Por qué tenía tantos alumnos? Con todos hacía lo mismo que hiciera conmigo, se maravillaba ante la mínima pelotudez que hicieran, hasta lloraba de emoción y los halagaba con una pasión que limitaba con la perversión. Consecuencia: los acólitos le respondían a muerte y le juntaban una hermosa remesa mensual.
Como artista... No sé que decirte.
Se trataba del gran artista en dorar la píldora.
Hoy día ese hombre es jurado en los premios más importantes deste país.
Un tipo parecido a tu profesor chileno alemán de literatura. Expertos en sobrevivir a costillas de los demás, merced la generalización de la boludez.
Como dijeran los Beatles: "Déjalo ser".
Yo siempre estuve con el "déjalo ser" (me crié en medio deso). Pero también entiendo que el matar y expropiar es un derecho natural, propio de cualquier coexistencia.
Por aquel entonces, cuando me preguntaban como hacía para vivir
del arte, recomendaba el asesinato rentado como alternativa, y después pintar lo que cantara.
09:55
Vaya. ¡Igualito de repugnante que Marbella! No hay que idealizar: la literatura y sus mercaderes son lo mismo que todo.
Me encanta el blog. He estado curioseando por entradas antiguas y es un sitio cojonudo de verdad.
10:08
Un abrazo Sebastian, Yoel, Pilar.
16:05
A principos de los 70s, Nacha Guevaracantó estupendamente la letra de carlos del Peral: "¡Qué lindo es ser boludo!"
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