Poeta relleno al Champiñón

Poeta relleno al Champiñón



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ontinuando con el servicio a la comunidad virtual, he decidido dar a conocer una receta que la tenía bien guardada. Que nunca se la di a mi mejor amigo. Ni a mi mejor amante. Tampoco a la madre de mi hijo que no sabía cocinar. Ni siquiera se la di a Marlene Dietrich con quien viví un apasionado romance (apasionado romance, que cursi), en París. Una receta que pensaba llevármela a la tumba. Una receta que pasó de una a otra generación de los Vera Miranda. Una receta que os deslumbrará. Que hará que vuestros convidados os quieran para siempre. Se trata de Poeta relleno al champiñón. Manos a la obra:

Ingredientes:

Poeta relativamente joven.
800 gr. de champiñones.
50 ramitas de perejil.
170 ramitas de cilantro.
10 cebollas.
8 limones.
½ kilo de pan rallado.
40 dientes de ajo.
15 cucharadas grandes de aceite de oliva.
5 litros de vino blanco Do Ferreiro Cepas Vellas.
800 gr. de mantequilla.
40 páginas de Verlaine.
Sal y pimienta a gusto.


Se toma un poeta relativamente joven y se lo parte por la mitad, luego se le saca la piel y el cerebro, se lo vacía por completo, se limpian los champiñones y se pica junto al perejil, el cilantro, la cebolla, el pan rallado, el zumo de limón y el aceite. Ponemos al poeta previamente cortado en trocitos sobre un poco de mantequilla en una fuente de horno, lo sazonamos con perejil, cilantro, vino y la mitad del ajo, luego lo cubrimos con la pasta de relleno y las 40 páginas de Verlaine. Más tarde esparciremos por encima el resto de la mantequilla y el resto del ajo, lo regaremos con todo el resto de vino Do Ferreiro Cepas Vellas. Lo hornearemos a 200º C. durante 7 horas. Lo serviremos en platos de greda de Quinchamalí, con vasos finos de Baccarat y con música de Claude Debussy. ¡Bon Appetit!


5 comentarios:

Esta es de la clase de rarezas gastronómicas que cuando, por añadidura, vienen en forma de tan generoso como altruista regalo, uno empieza a pensar que Dios existe. Le quedo infinitamente agradecido, Hugo.

Anónimo dijo...
09:12
 

Tengo una duda relativa al primer ingrediente de esta delicia gastronómica. ¿Qué exactamente es "relativamente joven"? ¿24 añitos? ¿30? ¿39? Tengo varios candidatos y no quiero que el guiso se estropee por falta o exceso de blandura en la carne.
Por otra parte, ¿qué recomienda mejor poeta o poetisa, desconozco si el sexo del susodicho/a puede afectar el resultado?
Y por último, ¿altera el sabor el que sea mal poeta o solo con que se declare poeta y haya publicado algún librito ya nos vale?
Gracias por adelantado.
Atentamente,
Dama de Elche

Saludos Canalla. Un gran abrazo.
Dama de Elche: Lo de la edad es relativamente importante. Le digo desde ya que puede ser poeta o poetisa, indistintamente. La carne sabe igual, aunque en el caso de los hombres es un poco más desabrida. Hay que tener en cuenta que si compramos un poeta vivo, siempre nos mentirá en cuanto a la edad. Hay que fijarse en otros factores y no en la palabra del poeta, factores como los dientes, el pelo, arrugas en el cuello, etc. Yo simplemente tengo un carnicero amigo que me abastece de poetas y conoce mis gustos. Le digo que todo poeta, bueno o malo, tiene el mismo sabor. Un abrazo desde mi cocina.

Anónimo dijo...
15:40
 

Recuerdo una Encuentro de Poetas Jóvenes, donde varios participantes frisaban los 45 años y el resto le iba a la saga. Aparentaban pomposamente aires juveniles, en un ambiente hostil, formado por una camarilla de parroquianos que bebían cervezas en el Café Midas y que no entendía nada de poesía. Ellos insistían en leer a viva voz sus inspiradas creaciones. Había para todos los gustos: poetas atormentados, malditos, trágicos, románticos, melosos, creo también alguno tuberculoso. Además estaban los calientes.¡¡Pura poesía erótica compadre!!, lamían coños, anos y falos, una orgía de palabras. Se me ocurre que estos últimos serían los más sabrosos, por lo ardientes, digo yo, ¿no?.

Allá en la terraza de la calle Chile, uno de los hijos de Fernandez Moreno, subía por las noches de verano a pajearse mirando la luna, derramando moco líquido por la nariz. Mi padre (el portero) se enojaba cuando sucedía ésto: "Coññño. Otra vez ese campanero de mierda". Mi padre se enojaba y sus enojos podían involucrar la muerte... ¿Algún tipo de gastronomía?... Yo era niño todavía, creía en todo.
No pasó nada deso y años después ese poeta me regaló un poema escrito con tinta negra: un collage de tinta y salpicaduras.