Una sociedad democrática
La muerte a pesar de los panteones es la única sociedad democrática. Siempre cuando alguien muere pienso en la suerte que ha tenido. No se muere quien quiere sino quien debe. Hace un tiempo vino un vendedor de Coca-Cola. Se sorprendió al verme. Casi se muere. Me dijo: perdóneme, es que no pensé encontrarme con Usted. Alguien me dijo que se había muerto. Que lo habían llevado en ambulancia a Punta Arenas y se había muerto en el trayecto. Ayer me enteré que el vendedor de Coca-Cola se había muerto. Tenía 41 años y se había muerto. Que una ambulancia lo trasladaba a Punta Arenas y se había muerto en el trayecto. Esta cosa que os cuento parece un cuento y no lo es. Ya sabemos que la vida supera la ficción y que la ficción es la vida.
3 comentarios:
07:54
Son las conspiraciones que la vida urde al azar. Magnífica historia Hugo, poco importa que sea real o ficticia por la razón que das, precisamente.
Saludos cordiales allende el charco.
Manuel Marcos
09:03
Un abrazo Manuel.
20:00
Un abrazo Manuel, un abrazo Hugo, lo demás es así.
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