El lanzallamas

El lanzallamas

Ha pasado el tiempo y aún te recuerdo. Cómo no recordarte. Te recuerdo. Muchas cosas olvidé de ti. Es cierto. Muchas cosas olvidé de ti. Pero te recuerdo. Cómo no recordarte. Como en sueños. Era el tiempo de la minifalda y los Beatles. Y la vida no tenía sentido sin nosotros. Éramos rebeldes con causa o sin ella. El tiempo en que el porro era filosofía y otras yerbas. No lo recuerdo como un tiempo hermoso. Ningún tiempo fue hermoso. Tampoco fue un tiempo perfecto. Ningún tiempo fue perfecto. No extraño el tiempo aquel. Solo que te recuerdo y eso es todo. Una y otra vez te recuerdo. Yo que olvido todo. Que pregunto a la gente cómo era yo. Que no sé lo que hice ayer. Te recuerdo. No sé dónde estarás. Si es que estás. Pero te imagino. Tomando un tren en Madrid. Caminando cerro arriba en Valparaíso. En un suburbio de Praga. En un cementerio en Bogotá. No sé. Te imagino. No puedo desasirme de ti. Me has acompañado toda mi vida. Nunca hablé de ti. Eras mi secreto mejor guardado. Pero ya no. Quiero que se sepa. Que el mundo te conozca. Quiero darte a conocer. No puedes quedar en el olvido. No lo mereces. Una y otra vez me pregunto qué será de ti. Gladys. Soplapollas. Que te fugaste en octubre con el lanzallamas de un circo que llegó al pueblo.

3 comentarios:

Si el tipo era de esos que lanzan llamas por la boca, en cierta medida también era poeta.

Valeria dijo...
16:03
 

Y Gladys tal vez lo que quería era viajar, pendonear, como cualquier mujer a esa edad. Ella pudo y el recuerdo constante te la deja viva, pero sabe Dios dónde...
Hugo, sigue escribiendo.

Nita dijo...
07:16
 

Todas hemos sido Gladys alguna vez....