Juan Rulfo: Decía que...
Que la mejor literatura de América latina se estaba escribiendo en el Río de la Plata.
Que casi no leía poesía. Narrativa sí, pero nada le producía tanto placer como los viejos libros de los cronistas de Indias y los viajeros.
Que su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México le devoraba todo su tiempo.
Que quemó una novela que había escrito. La Cordillera, porque después de terminada ya no le gustaba más.
Que tenía un libro de cuentos terminado, "pero para publicarlo necesito revisarlo y para revisarlo necesito tiempo".
Que para tener tiempo necesitaba una licencia, y la licencia tendría que pedírsela a unos médicos. "Pero yo no puedo ir a ver a los médicos y decirles; `estoy cansado`, y: "Me siento muy triste´, porque por esas cosas no dan licencia los médicos".
Que no, que los médicos no conocen su obra, porque son muy ignorantes: "Sólo saben de lo suyo y no leen nada. Este es mi problema ahora. Que mi mejor amigo es un urólogo. Y yo no sufro de los riñones. Yo sufro del páncreas. Además, la urología no me interesa nada. Entonces, ¿de qué puedo yo conversar con mi mejor amigo?".
Que sus libros, Pedro Páramo y El Llano en llamas, se había traducido a todos los idiomas menos al chino.
Que en la edición española de "Planeta", le habían cambiado sin autorización trecientas palabras. Algunas por malas palabras, otras porque en España no se entendían.
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