¿Usted conoce a Gustavo Ossorio?

¿Usted conoce a Gustavo Ossorio?

Inmaculada Decepción tiene el deber de presentar a GUSTAVO OSSORIO; uno de los poetas chilenos más extraordinarios y menos conocidos, incluso en su mismo país. Ossorio dejó tres libros publicados en ediciones limitadísimas. Murió prematuramente, "pero su poesía irradia con luz definitiva. Su obra, no precisamente voluminosa, es, sin embargo, una verdadera gesta metafísica donde se funden en un solo hálito la vida, el dolor y la muerte. Buceador en los últimos límites, ha desencadenado, con el ardiente ejercicio de la palabra, una suerte de agua deslumbrante que refracta las esencias más puras."

¿Qué es lo Cierto?

¿Qué es lo cierto?
La voz es un temor que devora.
La voz existe sin signos, sin fuego, como un desfiladero
natural en el seno del abismo.
En los días y en las noches, las horas nos engranan
como un mecanismo enigmático, como si lo inefable
resplandeciese y un escudo cubriera de estupor nuestro viaje.
Descubro que hay un mundo lleno de aguas aparentes
Que yo miro desde lejos, porque no sé romper el hilo
confuso.
Miro desde lejos porque hay mucha vida reposada, muchas
caras que denuncian las sordas campanas
Y ya no puedo soñar, porque creo:
Ni puedo esperar, porque levanto un sello, sólo uno
y cuento mis días ordenados en el arca.
Mis ojos son una marea animada por la turbación;
Mis ojos asidos a un calor que va quemando sus memorias
Desandando todos los duelos para quedar en extraña permanencia.
Pero grito, ardo, cubro de lágrimas mi desnudez sombría;
Y no hay mano que toque mi cabello ni quién conozca el
país en que desbordo mis cantos,
Ni pie que tiemble al contacto de la tierra.
Era el tiempo en que todas las puertas permanecían
selladas
Y se podía ir y venir por el aire sin que un estertor
nos transfigurara en carne macerada:
Con una alegría rebosante y un sueño fijo o presentido,
yo huía sin saberlo;
Huía de un aceite que seguía mi rastro como diestro
perro nocturno, contaminando el vacío,
Y seguido a su vez por fieras avezadas en el mal.
Mi quimera entraba y salía del tiempo, estaba en su
lugar natural,
Se nutría de hechos comunes, de años prohibidos, de
sales duras, sordas.
Y mi alegría se consumía adentro del reloj detenido en
un breve espacio negro que enseña la perseverancia.
En adelante, me dije, yo mismo seré el círculo y el
árbol,
Yo mismo entraré en el silencioso nombre de las cosas.
¡Yo mismo! He aquí que hallo un cuerpo lacerado, que
sólo sabe temblar,
Un cuerpo polvoriento que cuelga de la sombra, fiel a
su unidad con la piedra de su origen.
¿Qué toca mi mano cuando tu mano toca el límite?
Ciego estoy, y nada me calma.
Oigo que un mar que me ama crece y crece, y será él
quien arrebate mi última tabla, sin saberlo.
Ciego estoy, y quiero ver la destrucción;
Quiero ver como se mezclan las semillas de estos hombres
que pasan sin rozarme.
Quiero ver la palidez de mis muertos, sus sienes sin
horas, sus caras fugitivas, permanentes, tristes,
Hacinadas en el corazón como una ruina que arde para siempre.
Vivo de un labrado antaño, de un detenido azar, de lo
que he dejado olvidado en los rincones.
Vivo debajo de las torres que mi memoria alza, conducido
por signos nefastos.
Gozo de un perfecto aire que hace castos mis dedos;
pero delante de mí se despeña la casa.
Hay una sima en que la resurrección debe tener su ventana,
la llama su prodigio y la muerte su manto perdido.

Celebración Oculta

Las cosas que ignoro suenan como una sal en mis sentidos.
Y mi muerte ronda con nombre supuesto
Escuchando los rumores terrenales.
Veo cómo a mi alrededor se sostienen
Sin dedos, sin habla, las visiones,
Y los prodigios que mi alma desconoce
Por una obscura escalera ruedan entrechocándose.
Por eso comprendo la dura luz que pasa
Y me roza para hacerme amar su fruto.
Difundo la gloria que recubre mi piel como un manto
Y voy alejándome de mi huella
Que ya no es posible reconocer entre mil.
A través de ardiente estrago miro
Y los sucesos de la noche retumban inmóviles
Para sellar la puerta firme.
¿Dónde te hallo?
Llena de ondas lúcidas,
Tus pasos dan color a los deseos
Y en mi corazón se levanta una imagen que me mira
Y luego se va, sin oír que la llamo.
Yo no sé qué secretos inmensos
Taladran los sueños con tu nombre
Desde que giras apenas visible;
Pero quiero irme,
Irme con tus ojos removiendo las partes del amor
Para borrar los estigmas.
Cada día descubro palabras que te revelan
Y nuevas marcas en el cielo
Que nos convierte en emanaciones resplandecientes:
Ante mí tengo tu fe
Y la piedra inmortal de donde vienes,
Tu dulce noche y el aire que sale de tus cabellos
Tengo tu llave y una figura
Que sobrevive a la interrogación
Y se deleita bajo tus manos.
En mi casa entro
Y allí, entre plumas y hondas aguas
Te oigo de pronto, detenida en el aire,
Con una nube para mi libertad.
Eres breve indescifrable
Y tus labios remueven el origen de las confusiones.
¿Para qué voy,
Cautivo y ejercitado en el porvenir,
Si tú me arrebatas a las cosas malignas?
Hay en cada soledad una desesperada lengua que arde
Y nos presagia símbolos inútiles
Pero yo acojo lo inalterable de tu voz
Y con ello la arena para abatir el terror.
Te vas hasta el límite más trágico de lo obscuro
Y yo quedo en el recuerdo
Sólo identificado por tu señal de estampa diestra.
Te vas,
Pero una codicia que roe mi corazón te atrae
Y entonces me amas con impetuoso estupor
En el gastado abismo en que las sienes
Castigan al rayo por sus violencias.
Acaso nunca sepamos quién llora para abrasar nuestros sueños,
Acaso nunca lleguemos a encontrar nuestro árbol protector,
Ni veamos su doble copa acallando con su arpa
El habla enemiga que cambia los rostros.
Henos aquí en edad de amar.
Henos aquí soberanos del delirio
Para igualar las jornadas y la ruina sorda,
Libres de los pies que agobian con su falsa esperanza,
Libres de la sangre que desencanta,
Con nuestra luz sin juicio,
Con nuestros cuerpos aterrados por la contemplación.
He aquí nuestro círculo oculto,
Nuestra tierra y nuestra entraña.

(De "El Sentido Sombrío", 1948)

La Jornada Perdida

Mientras camino, con mis manos desgarradas por sus muchos furores,
Voy viendo los muertos que se ocultaban en mi pelo.
Voy viendo sus sombras lineales que se descuelgan sobre mis huesos,
Sus entreabiertos costados
Por los que se escapa una luz húmeda.
Pesan mis dedos
Y el espanto tiene una figura conocida
Que crece como una corriente sin orillas,
Que va espesándose, roja,
Sostenida por mis ojos fijos,
Atenta a la tensión de mi alma que la contiene y la desea,
Por un mundo voy que no calma el misterio cotidiano.
¿Qué palabra digo, que la arena amenaza tragarme?
¿Qué compañía tengo que resplandece sin que yo la vea nunca?
¿Quién soy, que las estatuas caen derribadas si las miro?
¿Qué se apaga y declina cada vez que estoy solo?
Yo sacrifico mi mejor sueño
Para que mi pecho se cierre en el frío
Y se haga por fin la noche que espero
Una ciencia completa aprendo para soplar sobre la tierra
Y segar de raíz la melancolía que entorpece mis pasos.
Pero no puedo distinguir el bien de la ruina,
Ni mis palabras que el espejo repite,
De las visiones que me acosan para conturbarme.
Mi enseña veo igual a las de mis enemigos.
En balde, pues, paso volando por sobre el árbol consagrado.
Mis labios murmuran un nombre que nadie lleva
Y el miedo se establece entre mi ropa y mi piel.
Abandono el sol y el amanecer ya enfriado sobre las cosas.
Me voy en medio de vanas alegrías
Y dejo tras de mí un falso doliente que me imita.
He sido un ámbito gastado por su eco,
He sido perfecto como la sangre viva, sin saberlo.
Ahora quiero respirar apenas, para que arda todavía el estrago.
Un poder dentro de mí me excede,
Guía mis sueños y hace carne mi esencia bajo una gran piedra.
Mis goces veo como dulces llamas azules
Y la oscuridad se mueve para renovar mi sombra.
Todo esto ocurre y yo no puedo gritar.
Algo avanza adelante de mí y fortalece el recuerdo de las horas vacías.
Nada conozco ya en este lugar final:
Sobresaltos y fatigas regresan y se extinguen resonando
En el aire mío como una llave entre mis manos;
En el aire que es el mismo desde el primer azar, me miro
Y un hielo me echa entre las apariciones.
En el aire que junta mis actos
Me apasiono para establecer los días secretos
Y unas piedras hallo que alargan el vértigo para perderme.
No hay una pared sorda que acepte mi oscuridad sin llorar
Y yo me revuelvo contra la apariencia de las cosas,
Contra el movimiento y la memoria
Que cambia los nombres por ojos o por risas
Y a la muerte viste con un agua celeste para que pueda llegar.
Penetro gritando a la bóveda de plumas
Y de pie cayendo entre vidrios
Siento que una cara desesperada me mira morir
Sin alcanzar mi mano
Que empieza a resucitar en el recuerdo perdido.
¿Quién devora con ruido de dientes la tiniebla que habito?
¿Dónde estoy que tanta sangre veo y unas hormigas furibundas muerden mis pies?
Sobre un bosque de duros puños floto
Y mi cadáver me sigue atado a un hilo que yo tiro:
Estoy muerto y deslumbrante,
Mi imagen es una compañía para el apagado nombre.
Entro y salgo de mí.
La lámpara yace con sus fervores en silencio.
¡Qué invisible entre tantos oleajes!
¡Qué destruido lleno de pelos, de algas, de pequeñas sombras!
¡Qué cabeza tantas veces vista tiembla sin sus palabras,
Sin su almohada, sin sus venas!
El terror administro por mi permanencia y mi seguridad
Para que nadie esté alegre y los perros permanezcan fuera.
Alguien hay en la puerta que contempla estas cosas terribles
Y calla.

(De "El Sentido Sombrío", 1948)

4 comentarios:

Anónimo dijo...
19:16
 

yo conozco a gustavo ossorio, paradojicamente soy su sobrino nieto y tengo el mismo nombre que el (osea gustavo ossorio), q bueno saber q exisit gente q lee y recuerda a los poetas chilenos q no son conocidos, pero que con su poesia siguen cautivando, aun depsues de mucho tiempo....

saludos

Gracias Gustavo, sin duda Gustavo Ossorio es uno de los muy buenos poetas de Chile. Sin duda alguna.

Un abrazo amigo.


Hugo

Anónimo dijo...
17:40
 

Es sin duda uno de los mas extraordinarios poetas que tenemos y totalmente olvidado, les comunico que aparecera las Obras completas muy luego. Un trabajo realizado por Javier Abarca Medel y Juan Manuel Silva con apoyo del Fondo del Libro.
saludos

Anónimo dijo...
00:01
 

OBRA COMPLETA DE GUSTAVO OSSORIO saldrá a más tardar en enero de 2009 por el sello chileno Beuvedráis (www.bvdrais.cl), al que los editores de este trabajo, Abarca y Silva, encargaron su diagramación y trámites de impresión.