juan carlos onetti: sobre estética

juan carlos onetti: sobre estética


EXPORTANDO TALENTO

El señor Pirotto historiador que en sus ratos de ocio desempeña las funciones de diputado, acaba de publicar un libros sensacional.
No lo hemos leído, porque nosotros somos gente así, descuidada, pero informes seguramente veraces nos aseguran que el libro del señor Pirotto aclara los orígenes de la famosa noche de San Bartolomé, que ensangrentó la capital de Francia. Libera para siempre de una sospecha infamante de Felipe II, cuya alma, si andaba en pena, podrá ahora descansar tranquila.
Los historiadores franceses quedarían seguramente perplejos al ver que este señor Pirotto les manda así, sencillamente, como un rubor por saber tanto, una verdad que no pudieron encontrar en siglos de estudio.
Triunfo claro del genio criollo, si se recuerda que estos historiadores europeos gastan sus vidas en estudios y búsquedas, mientras el señor Pirotto habrá escrito su libro plácidamente en los breves momentos libres que restan entre un banquete que Baldomir da a alguien y un banquete que a Baldomir le dan.
Y pensar que mientras asombramos a Francia con la sabiduría de nuestros historiadores, que descorren los velos a episodios seculares, no sabemos lo que pasó ¡aquí! en la noche del 29 de marzo.
Marcha, Nº 12, 8 de septiembre de 1939

CARLOS REYLES

Vuelto al país (Uruguay), luego de aquellas conferencias de la Universidad donde habló de sí mismo persistentemente, con orgullo y confianza (Carlos) Reyles publicó El gaucho florido. Admirable comprensión de esta verdad: sólo es gran escritor el que puede fundirse el alma de su pueblo y expresarla al expresarse. Es en la vejez donde generalmente esta verdad se vislumbra y el creador regresa, apresuradamente, a escarbar en las entrañas de su tierra. Esto hizo Valle Inclán y quedará por sus últimos libros. Esto quiso hacer Reyles y no pudo. Sus afinadas manos de hombre de la minoría quitaban rusticidad a todos los temas. Luego del gran preludio de los troperos en la noche y el río, la novela se fracciona en un montón de anécdotas vanas, donde la persecución del color local molesta por evidente.
Marcha Nº 6

DONDE BUSCAR

Hay que hacer una literatura uruguaya, hay que usar un lenguaje nuestro para decir cosas nuestras. Ya no sirve imitar las estética de Fulano, porque Fulano lleva la ventaja de estarla imitando hace diez años y Fulana veinte. Que cada uno busque dentro de sí mismo, que es el único lugar donde puede encontrarse la verdad y todo ese montón de cosas cuya persecución, fracasada siempre, produce la obra de arte. Fuera de nosotros no hay nada, nadie. La literatura es un oficio; es necesario aprenderlo, pero más aún, es necesario crearlo.
El que no escribe para los amigos o la amada o su honrada familia; el que escribe porque tiene la necesidad de hacerlo, sólo podrá expresarse con una técnica nueva, aún desconocida. Una manera que acaso no alcance totalmente nunca pero que no es la de Zutano ni la de nadie. Es o será la suya. Pero no podrá tomarla de ninguna literatura ni de ningún literato, no podrá ser conquistada fuera de uno mismo. Porque está dentro de cada uno de nosotros; es intransferible, única, como nuestros rostros, nuestro estilo de vida y nuestro drama. Sólo se trata de buscar hacía adentro y no hacía afuera, humildemente, con inocencia y cinismo, seguros de que la verdad tiene que estar en una literatura sin literatura y sobre todo, que no puede gustar a los que tienen hoy la misión de repartir elogios, consagraciones y premios.
Marcha, Nº 28, 30 de diciembre de 1939

EL ÚNICO CAMINO

Hay que insistir sobre esto. ¿Quién hace literatura entre nosotros? Todo el mundo, pero no gente conformada psíquicamente para eso. La escala de valores de un artista no puede ser la misma que la de un catedrático, médico o rentista. El artista tiene por cosas tangibles lo que no existe para los demás y viceversa. En ese sentido -y en tantos otros que poco nos importan- vivimos la más pavorosa de las decadencias, la más disgustante de las confusiones.
Hace años, tuvimos a un Roberto de las Carreras, un Herrera y Reissig, un Florencio Sánchez. Aparte de sus obras, las formas de vida de aquella gente eran artísticas. Eran diferentes, no eran burguesas. Estamos en pleno reino de la mediocridad. Entre plumíferos sin fantasía, graves, frondosos, pontificadotes con la audacia paralizada. Y no hay esperanza de salir de esto. Los "nuevos" solo aspiran a que alguno de los inconmovibles fantasmones que ofician de papás, les diga alguna palabra de elogio acerca de sus poemitas. Y los poemitas han sido facturados, expresamente, para alcanzar ese alto destino.
Hay sólo un camino. El que hubo siempre. Que el creador de verdad tenga la fuerza de vivir solitario y mire dentro suyo. Que comprenda que no tenemos huellas para seguir, que el camino habrá de hacérselo cada uno, tenaz y alegremente, cortando la sombra del monte y los arbustos enanos.
Marcha, Nº 11, 1º de septiembre de 1939





comentarios:

Anónimo dijo...
11:38
 

Ver http://www.pagina12.com.ar/diario/verano12/subnotas/78826-25436-2007-01-09.html