Oskar Panizza: El concilio del amor

Oskar Panizza: El concilio del amor


MARÍA (imperiosa).- ¿Quién es esta persona? (Silencio)
¿Quién te ha permitido entrar? ¿De dónde vienes? ¿Vienes de allá abajo? ¿Eres una muerta? ¿O eres algo mejor aún: una santa? ¿Qué vienes a hacer aquí? ¿Querrías hacerme compañía? ¿Pero con qué derecho…? (Temblorosa. Aparece el Diablo tras la "Mujer"; agitado, como si hubiese corrido. Hace una reverencia profunda ante María.)
EL DIABLO.- Señora… (presentando a la "Mujer"), mi hija.
(Los ángeles huyen dando gritos)
MARÍA (desciende de su trono, muy asombrada).- ¡Ah!
EL DIABLO.- Espero que te guste…
MARÍA.- ¿Gustarme? No: ¡es demasiado hermosa para gustarme! Este ser va a eclipsar a todo el mundo, así en el Cielo como en la Tierra. Yo esperaba encontrarme con un monstruo.
EL DIABLO.-Señora, a fin de…
MARÍA.-¡Señora, señora! ¡Yo soy la Virgen Eterna, la Bienaventurada Madre de Dios! ¡Trata de no olvidarlo! ( Le echa un vistazo a la "Mujer".)
EL DIABLO.- Todavía no está en condiciones de captar ese tipo de sutilezas. ¿es como un niño!
MARÍA.- ¿No habla en lengua alguna?
EL DIABLO.- ¿Dios me libre!
MARÍA.-¿Habla en su propia lengua?
EL DIABLO.- Habla en la lengua de todas las mujeres, la de la peor seducción.
MARÍA.- Creo que te has extralimitado en Nuestro programa. ¿Qué hacer con esta magnifica criatura?
EL DIABLO.- De todos modos, era preciso que…
MARÍA (interrumpe).- Si yo hubiera querido, habría podido tomar a uno de mis ángeles, incluso habría podido…
EL DIABLO.- ¡Oh, mi Graciosísima, nunca jamás! Olvidáis…
MARÍA.- ¡Ah sí, es cierto, es cierto! ¿Pero por qué esta enceguecedora belleza, por qué esta gracia? (En voz baja: ¿No corremos el riesgo de desmerecernos a sus ojos?
EL DIABLO.- Puedes admirarla cuento gustes. Aún todo lo ignora.
(María se la come con los ojos; luego, impulsada por un brusco movimiento, la abraza y la besa. La "Mujer" retrocede, espantada.)
MARÍA (subyugada).- ¡Qué maravilla! ¡Diríase un niño!
EL DIABLO (con acento patético deliberadamente cómico).- ¡Justamente salida de las manos del Creador!
MARÍA.- ¡Oh bufón! ¿Pero de dónde proviene esta criatura?
EL DIABLO (dándose importancia).- Es un secreto de fábrica que no podemos revelar. Pero puedo decirte quién es su madre.
MARÍA.- ¿Ah sí?
EL DIABLO.- Una tal Salomé, hermosa cortadora de cabezas. Bailando ganó una cabeza aún calentita.
MARÍA (reflexionando).- ¿Y no está entre nosotros, aquí en el Cielo?
EL DIABLO (seco).- No, no. Mujeres como ésa no tenéis en vuestra casa.
MARÍA (fascinada por la "Mujer").- Mujeres como ésta no tenemos en nuestra casa… Y sin embargo, ¡qué enceguecedora belleza!
EL DIABLO.- Todo cuanto en ella puedas ver lo heredó de su madre.
MARÍA.- DE SU MADRE…
EL DIABLO (sarcástico).- ¡Y también algo más que no puedes ver!
MARÍA (guiñada de complicidad).- ¡Perfecto! ¿Y aparte…?
EL DIABLO.- Las cualidades del padre han de manifestarse más tarde, cuando haya adquirido experiencia.
MARÍA.- ¡Lo dudo!
EL DIABLO.- ¡Ah mi forma deslumbraba!
MARÍA.- ¿Y esta casta belleza, estos ojos incomparables, esta promesa de voluptuosidades no conocidas, esta bondad y esta piedad sobrenaturales, todo esto, dime es lo que va a envenenar y destruir a los hombres?
EL DIABLO (con firmeza).- ¡Sí, esto es!
MARÍA.- ¿Pero cómo es posible?
EL DIABLO (mordaz).- ¿Posible? La fuerza del veneno que contienen sus venas es tal, que a aquel que se atreva a tocarla se le pondrán los ojos, quince días más tarde, como bolas de vidrio. ¡Hasta los pensamientos han de coagulársele! Después, su esperanza bostezará como un pejerrey disecado. Seis semanas más tarde, al contemplarse el cuerpo, se preguntará: ¿pero éste soy yo? Se le caerá el cabello, se le caerán las pestañas y también los dientes; sus articulaciones y sus mandíbulas perderán toda solidez. Al cabo de tres meses tendrá toda la piel agujereada como un colador, e irá de vidriera en vidriera buscando el medio de procurarse una nueva piel. La desesperación, además de invadirle el alma, goteará de su nariz como un moquillo hediendo. Sus amigos se sacarán los ojos entre sí, y aquel que esté en la primera fase se burlará del que haya llegado a la tercera o cuarta. Un año más tarde, la nariz se le caerá en la sopa, y saldrá a comprarse otra nariz, ¡pero de caucho! Luego cambiará de casa y de empleo. Se volverá compasivo y sentimental; será incapaz de matar una mosca. Se hará moralista, jugará con los bichitos al sol y envidiará la suerte de los árboles en la primavera. Si es protestante se hará católico, y viceversa. Así que pasen dos o tres años, su hígado y demás vísceras han de parecerle ladrillos, y no pensará más que en alimentos muy livianos. Luego le vendrá comezón a un ojo; tres meses más tarde, éste se le cerrará. Al cabo de cinco o seis años, su cuerpo empezará a estremecerse y a arder como un fuego de artificio. Todavía podrá caminar, pero ha de mirar, inquieto, hasta cuando sus pies habrán de sostenerlo. Poco tiempo después preferirá quedarse en cama, pues el calor le sentará bien. Un buen día, al cabo de ocho años se arrancará un hueso de su propio esqueleto, lo olfateará y lo arrojará, horrorizado a un rincón. Entonces se volverá religioso, muy religioso, cada vez más religioso; gustará de los libros encuadernados en piel, con cantos dorados y provistos de una cruz. Diez años después, ya podrida la osamenta, estará como un remachado a su cama, bostezando con el hocico abierto hacía el techo, interrogándose sobre el por qué de las cosas, y ha de morir, por fin… Su alma, entonces os pertenecerá.
MARÍA (volviéndose asqueada).- ¡Puf!

De Liebeskonzil, Hermann Luchterhand Verlag.
Traducción de Hugo Acevedo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
01:44
 

oye donde puedo bajar el concilio del amor aqui en mexico no lo encuentro por ninguna parte...moi correo es luz_sabina@hotmail.com
Un saludo Luz

Anónimo dijo...
22:12
 

SE ALGUEM PUDIERA ENVIAR-ME EL TEXTO DEL "Last of the red hot lovers" em espanhol/portugues
mi email: sabina263@hotmail.com