10 Poetas/Poetas 10
(Panamá)
TOCAN EN MÍ, GOLPEAN
Tocan en mí golpean.
Alguien del otro lado quiere
abrirme en dos como una puerta,
entrar, nacer, pasar,
buscar a una mujer, recoger algo,
huir de Dios, asilarse en el mundo.
Alguien, del otro lado, me sacude
con terror, con prisa y humildad y urgencia.
Quizás un niño muerto perseguido
o un ángel comunista o un pobre diablo,
o un dios indio que nunca pudo aprender latín,
o un dios griego humillado, afeado, perdonado,
o yo mismo quizás, quizás yo mismo, el yo que siempre
sospeché me habían robado y escondido.
Alguien, en todo caso, caído en la desgracia,
con pánico en lo abierto, me golpea,
toca en mi corazón, se agarra en mis huesos,
me sacude,
me llora, me suplica que le abra…
Todo cesa de pronto. De pronto ya no hay nada.
De pronto estoy tranquilo. Lo han hallado supongo.
Y en el silencio y en la paz que quedo
sólo se siente un suave viento indiferente,
una pequeña nada fría, sonreída y tonta
y un raro escalofrío que también se va.
BLANCA VARELA
(Perú)
CURRICULUM VITAE
digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
MIGUEL BARNET
(Cuba)
CHE
Che, tú lo sabes todo,
los recovecos de la Sierra,
el asma sobre la yerba fría
la tribuna
el oleaje en la noche
y hasta de qué se hacen
los frutos y las yuntas
No es que yo quiera darte
pluma por pistola
pero el poeta eres tú.
HOMERO ARIDJIS
(México)
ELLA NO duerme más
en las torres de niebla
dispone las llaves
de la presencia y el insomnio
sobre los campos largos
de golondrinas muertas
recobra el asombro
de su primer mutismo
en el alba marina
con su rostro ajado por el viento
mira perderse la espalda del que huye
en lo alto del día
escribe el nombre de los otros
ella no duerme más
en su tiempo de arena
una voz le grita desde las colinas.
JULIA DE BURGOS
(Puerto Rico)
A JULIA DE BURGOS
Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fría muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no,
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a
todos en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas;
a ti todos te mandan; en ti mandan tu esposo, tus
padres, tus parientes, el cura, el modista,
el teatro, el casino, el auto,
las alhajas, el banquete, el champán, el cielo
y el infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias
quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto
y lo inhumano, yo iré en medio de
ellas con la tea en la mano.
LUDOVICO SILVA
(Venezuela)
Dios es una idea fúnebre, es el puñetazo de oro
de un sacerdote en un automóvil de la policía;
es el avión que reventó hace meses
con cuarenta vivos y un cadáver que alguien traía;
Dios es el pobre diablo condenado a muerte
al cual partió un rayo camino del patíbulo.
Entonces, en un alarde fílmico, bailemos viudas!
Vayamos a un ditirámbico jardín
con piscinas donde el agua sonría envenenada
y haya hierba roja, alacranes dorados,
lacayos tenebrosos, un rey podrido
coperos, dioses, castillos
y mujeres como la vida
como la muerte forrada de muslos.
Vino y tinieblas.
Viudas millonarias del mundo, bailemos,
regálenme mucho dinero y las virtudes necesarias
para soportar todos los días la cabeza de Dios
servida en bandeja de hueso
con la que me persigue un lacayo implacable.
RUBEN ASTUDILLO y A.
(Ecuador)
a Piedad Larrea B.
Y sin embargo os juro
que somos los mejores en queriendo
salvarnos.
A pesar de que nombres y números
como olas, como vapores
turbios, como altas
tempestades viscosas
nos empapan la ropa, el aire, el alma y
hasta los recuerdos, como un
relámpago en queriendo
seríamos nosotros.
Rápidamente fuéramos.
Rápidamente, ahora.
Y… y vamos a salvarnos qué carajo.
Nos vamos a sembrar eucaliptos de
aurora en las manos.
Aún estamos aquí.
Aún quedan, nosotros, no se han cortado aún las últimas palabras.
Vamos a amanecer el mundo.
Vamos
a lavarles las
puertas
a todos los que
lleguen.
IDA VITALI
(Uruguay)
FINAL DE FIESTA
La blanca mesa puesta de esperanza,
el pan, la fruta, el agua, nuestros sueños,
el dispendioso amor sobre los platos
¿serán fiesta y temor y turbamiento,
seguirán siendo diario don y deuda
a no sabido plazo, todavía?
¿Siempre la taza ardiente ante nosotros
y el hambre alegre, enfrente y compañera?
Al fin se nos dirá: éste es el día,
los frutos de la tierra se acabaron,
para mañana encontraréis sustancias
inútiles y un pan equivocado,
copas vacías, donde el tiempo empieza
a arrepentirse de lo que ha pasado,
una insufrible desazón del ocio,
y una menguante nube de palabras
ajenas, lloviendo desde nuestro polvo.
DANIEL SAMOILOVICH
(Argentina)
¿De dónde fue que vino el viento
cargado de arena y se llevó
nuestras cosas al mar? En remolino
nos llenó los ojos de roca
batida y caracoles destrozados:
el viento loco sabía lo que hacía.
Lona debía ser, libros, tal vez fueran
aletas de hombre rana, cartas, cosas:
todo lo hizo saltar, hasta el negro
cinturón de buceo con tres kilos
de lastre repartidos en seis plomos
de medio cada uno se movió
hasta caer en un hoyo que enseguida
cubrió el mar. Lo que la muerte
no puede atrapar con la mano
es lo que casi no existe,
dos casi ciegos
sentados en la playa, uno al lado del otro.
SERGIO HERNÁNDEZ
(Chile)
IMAGEN
En mi estanque interior,
tu imagen no se borra.
Tu propio viento a veces,
riza el agua
y son también hojas tuyas
las que caen,
pero tus ojos nunca se deforman.
Es posible que ya nada suceda
entre nosotros.
Ahora, la tarde entera
en el estanque,
huye una gaviota
hacia otros mares y es tu sonrisa
la que parte y es tu mirada
la que parte,
pero tus ojos nunca se deforman
2 comentarios:
18:29
¡Gracias !
Vos siempre sos un arcón llenos de tesoros, coleccionables.
Besos, allende la cordillera.
(me debes un número y varios mails...)
02:23
Gracias Shered; te debo mi gratitud y un número y varios mails, es verdad, ya me pondré al día, pero lo que no te debo es mi visita constante a tu blog, ya sabes que para nosotros la cordillera -que cruzó el glorioso San Martin a liberar a Chile- no existe.
Besos
Publicar un comentario