Negras Crónicas
-Apuntes sobre narrativa policial-
El escritor alemán Bernhard Schlink se hizo mundialmente conocido a partir de su novela "El lector" en la que indaga con especial maestría en el tema de la memoria y de la culpa colectiva del pueblo alemán respecto a las brutalidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Con anterioridad a esa novela, Schlink había publicado cuatro novelas policíacas protagonizadas por Gerhard Selb, un detective privado de setenta años, ex fiscal de la policía, solterón y algo complicado con los achaques propios de su edad.
"El fin de Selb" (Anagrama, 2005) es la cuarta entrega de la saga detectivesca. Selb tiene algunos problemas para encontrar trabajo. Su avanzada edad genera desconfianzas en sus probables clientes y por eso la mayor parte de sus horas las ocupa en escuchar música en su departamento, reunirse con su amante -Brigitte- y atender a su gato Turbo. El panorama no es muy auspicioso para el detective hasta que ayuda a un extraño durante una noche de intensa nevazón en las afueras de Berlín. El extraño resulta ser un banquero que decide contratarlo para averiguar el paradero de hipotético socio de su banco. A partir de ese momento Selb se ve envuelto en una intricada maraña de muertes y engaños en la que debe enfrentar a financistas inescrupulosos y mafiosos rusos, todo en el marco de una Alemania que vive su reunificación después de la caída del Muro de Berlín y padece las diferencias entre los alemanes del este y oeste. Junto con sus pesquisas, Selb debe decidir el destino de su relación con Brigitte y aclarar la verdad existente tras la inesperada aparición de un hombre -Kart-Heinz Ulbrich- ex policía de la República Democrática Alemana que dice ser su hijo.
Las pesquisas conducen a Selb a descubrir que la verdad que busca pertenece a un pasado que nadie parece querer recordar. Verdades a medias, pistas confusas, asesinos que terminan muertos. Todo parece indicar a Selb que lo más apropiados es no remover las cenizas, pero él se empeña en seguir el hilo de sus pistas por el simple placer de concluir un caso que intuye puede ser el último de su vida. "No es necesario que los buenos encuentren recompensa y los malos castigo -reflexiona Selb en el transcurso de la investigación-. Pero los hilos del destino no pueden quedar sueltos. Tienen que estar entretejidos en el tapiz de la historia. Sólo cuando lo están, podemos dejar esa historia atrás. Sólo entonces, tenemos la libertad de emprender cosas nuevas".
Schlink es un escritor que desarrolla con atractivo el entramado de sus historias y confiere profundidad psicológica a sus personajes. Nació en 1944, ejerce de juez y ha obtenido varios de los más importantes premios literarios europeos. Las novelas protagonizadas por Selb han estado por largo tiempo entre las más vendidas de Alemania y sin duda es un autor interesante de conocer y seguir con atención.
Ramón Díaz Eterovic
EL FIN DE SELB
El escritor alemán Bernhard Schlink se hizo mundialmente conocido a partir de su novela "El lector" en la que indaga con especial maestría en el tema de la memoria y de la culpa colectiva del pueblo alemán respecto a las brutalidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Con anterioridad a esa novela, Schlink había publicado cuatro novelas policíacas protagonizadas por Gerhard Selb, un detective privado de setenta años, ex fiscal de la policía, solterón y algo complicado con los achaques propios de su edad.
"El fin de Selb" (Anagrama, 2005) es la cuarta entrega de la saga detectivesca. Selb tiene algunos problemas para encontrar trabajo. Su avanzada edad genera desconfianzas en sus probables clientes y por eso la mayor parte de sus horas las ocupa en escuchar música en su departamento, reunirse con su amante -Brigitte- y atender a su gato Turbo. El panorama no es muy auspicioso para el detective hasta que ayuda a un extraño durante una noche de intensa nevazón en las afueras de Berlín. El extraño resulta ser un banquero que decide contratarlo para averiguar el paradero de hipotético socio de su banco. A partir de ese momento Selb se ve envuelto en una intricada maraña de muertes y engaños en la que debe enfrentar a financistas inescrupulosos y mafiosos rusos, todo en el marco de una Alemania que vive su reunificación después de la caída del Muro de Berlín y padece las diferencias entre los alemanes del este y oeste. Junto con sus pesquisas, Selb debe decidir el destino de su relación con Brigitte y aclarar la verdad existente tras la inesperada aparición de un hombre -Kart-Heinz Ulbrich- ex policía de la República Democrática Alemana que dice ser su hijo.
Las pesquisas conducen a Selb a descubrir que la verdad que busca pertenece a un pasado que nadie parece querer recordar. Verdades a medias, pistas confusas, asesinos que terminan muertos. Todo parece indicar a Selb que lo más apropiados es no remover las cenizas, pero él se empeña en seguir el hilo de sus pistas por el simple placer de concluir un caso que intuye puede ser el último de su vida. "No es necesario que los buenos encuentren recompensa y los malos castigo -reflexiona Selb en el transcurso de la investigación-. Pero los hilos del destino no pueden quedar sueltos. Tienen que estar entretejidos en el tapiz de la historia. Sólo cuando lo están, podemos dejar esa historia atrás. Sólo entonces, tenemos la libertad de emprender cosas nuevas".
Schlink es un escritor que desarrolla con atractivo el entramado de sus historias y confiere profundidad psicológica a sus personajes. Nació en 1944, ejerce de juez y ha obtenido varios de los más importantes premios literarios europeos. Las novelas protagonizadas por Selb han estado por largo tiempo entre las más vendidas de Alemania y sin duda es un autor interesante de conocer y seguir con atención.
Ramón Díaz Eterovic
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