CRISTIÁN GÓMEZ

CRISTIÁN GÓMEZ



PARA LOS FUTUROS CENSORES DEL CAMPO
DE CONCENTRACIÓN EN QUE NOS ENCIERREN

El bar está cerrado a los malos augurios.
Hoy no pasan por televisión Angustia de
un querer
y se conversa al ritmo del auge
y la caída de nuestros ídolos. La tarde
sigue pasando y no se detiene

hasta llegar a nuestras puertas. Como el
fruto de una caza que ha sido generosa
caen a nuestros pies muchachas que ni
siquiera despiertos podríamos haber
soñado tan hermosas. Se parecen a esas

primas de las que nos enamoramos antes
de escribir un primer poema. Contertulios
del espejo que invariablemente fiel detrás
del mostrador nos acompaña, la próxima

ronda decidimos pedírsela fiado a los
que incautos se preguntan por nuestra
afición a seguir escribiendo poemas
sospechosamente láricos como si
fuera nuestra única elegancia:

como si fuera nuestra última respuesta.

LECTORES DE CORTO MALTÉS


El hombre más delgado de chile y el enano maldito se reunían en un departamento al oeste de la ciudad.
Lo más divertido era espetarnos mutuamente epítetos de tamaño calibre -católico, escritor de clase media- que a cualquiera lo harían palidecer.
Más de alguna vez mutuamente se ofrecieron combos. Y no hay nada de malo en ello.
Compartieron la misma cama pero no se dieron cuenta. Por lo alto y por lo bajo les
deseo ochenta, pero es discutible que tanto el hígado como las neuronas aguanten.
Se han paseado de la mano de cierta clase de especímenes que ameritan zoologías tan
particulares como épicas. Conversan hasta bien entrada la noche. Se acuerdan.

DEBIERA ESTUDIARSE LA PRESENCIA DE LOS PÁJAROS

I.-

La partida es el invierno pero el comienzo es la mirada.
No escribiré poemas póstumos con mi nombre. La
infancia es un recuerdo que madura en el limonero.
Dejarlo todo con minúscula es igualmente despreciable.
Jugar a la caperucita roja. Y dárselas de lobo feroz.
Cuando quieres probar su angustia entre tus nalgas.
Abrígate, no vaya a ser cosa que. Los muchachos
que aún siguen rayando los muros escogen sus
consignas de entre las letras mal traducidas
de alguna banda sonora y ya no de los discursos
-para todos los efectos fúnebres- de la clase política
que domeña nuestro país. La partida es entre dos
y en pleno invierno. Mi padre juega y mi hermano
enroca. Piensa más de dos veces la jugada
aunque no se acepten segundas intenciones.
El menor de la familia no comprende. Se
encumbra un volantín que bajo ninguna
circunstancia aceptaría el apelativo de
cometa o papalote. Vuela por un cielo que
aún se puede ver si se frecuentan algunas
calles del centro-norte de santiago.

II.-

Escribe entre las nubes
nombres que de abajo se
confunden con las reglas de un juego
que entre padre e hijo no tiene perdedores:
si el viento sopla hacia arriba es jaque,
mate si el rizo del cometa, papalote o
volantín se detiene -inmóvil, pero
hermoso: para que le echemos una última
mirada y desde la geografía familiar del
mapa (que no es, según el marqués de
Valparaíso, equivalente al territorio)

digamos: dale más hilo, dale más hilo
antes que se nos caiga.

III.-

Ya los niños no conversan ni han decidido
tomarse una siesta para augurarse mejores
temporadas.

comentarios:

Buen e injundioso blog amigo