Stella Díaz Varín
Me dicen que ha muerto la gran musa de Chile; Stella Díaz Varín. Una llamarada en este opaco país en donde la muerte de cualquier banquero, adquiere una relevancia inusitada. Era una mujer de velocidad sorprendente. Se llevaba bien con los elementos y con las nubes. Precisaba de dos o tres ingredientes para agasajar a sus invitados con un bocatto di cardinale. De dos o tres estrofas para construir un verso perfecto. De dos a tres puñetazos para derribar a un turbio poeta. Rebelión era la palabra que le calzaba a la perfección, pero también inteligencia, osadía y coraje. No fue obsecuente con nadie; ni con los poderosos de turno, ni con las damas de la beneficencia, ni con sus pares. Como siempre sucede en este país que ama a lo que es forastero, vivió media pobre, media olvidada y media muerta,. Ahora, definitivamente, goza de buena salud, en un lugar más apacible que su país que tanto amó. Nuestro homenaje a Stella Díaz Varín, una llamarada en este opaco país en donde la muerte de cualquier banquero, adquiere una relevancia inusitada.
POEMAS DE STELLA DÍAZ VARÍN
La palabra
Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
donde la guardaste.
Debiste pronunciarla siquiera una vez…
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira como está mi casa desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros como mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada.
Por no hallar la palabra que escondiste.
Albedrío
Yo soy la vigilia,
Ustedes
Son los hombres castigados,
Los labradores
De gestos oblicuos
Que al engendrar falsos surcos
La semilla huyó despavorida.
Ahora respóndanme
Con una mano enguantada
A flor de corazón.
Cuál es la fecha exacta
Entre Aldebarán y Andrómeda.
El día en que los cuervos
Cosechen lo suyo
Entre la más grande estampida
De todos los tiempos. Amén
Breve historia de mi vida
Comando soldados.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las orejas.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.
Uno ya no puede valerse de nadie.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.
En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera construyo diques
destinados a los naufragios.
Así es el fin…
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.
Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
a una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
La cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.
Así es
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sonrisa habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.
Dos de noviembre
No quiero
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes
Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas
Al filo de la medianoche
Cuando los vivos al borde del insomnio
Juegan a los dados
Y enhebran su amargura.
Los conmino a estar presentes
En cada pensamiento que desvelo
No quiero que los míos
Se me olviden bajo tierra
Los que allí los acostaron
No resolvieron la eternidad
No quiero
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar
Aquí o allá
En cualquier hemisferio
Los obligo a mis muertos
En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra
Donde está esperándolos
El nido de la acústica.
4 comentarios:
15:13
No conocia a esta poeta, y lei de un golpe las palabras que te inspiro su vida, y luego sus versos y te agradezco enormemente, eso ayuda a sentirse menos sola , en este mundo.Creo que mucho que la entendiste, hombre.
lamarga
01:07
Como no leo diarios, ni veo tv, y me he retirado ya hace años del ámbito literario, me enteré hace unas pocas horas, unos 15 días atrasado, de su muerte. Tuve la fortuna de conocerla en 1998; nos juntábamos a leer poemas cada viernes, durante unos 3 meses, junto a otros muchachos de la U de Chile. Con una inmensa pena agradezco que hayas escrito sus poemas. No he conocido jamás a nadie que lleve en sus venas la sangre de la raza del poeta altivo, y a la vez, humillado, ridiculizado, cosificado en este mundo-para-banqueros. Pero yo la vi detener el tráfico en Vicuña Mackenna porque le dio por bailar en mitad de la calle, le vi darle un "tate quieto" a un transeunte por lucir una cara de imbécil-demasiado-feliz, le vi recitar con su voz hondísima sus más hermosos poemas de juventud. Por ese privilegio hoy vuelvo a beber un vaso de vino, un cigarrillo que comparto con la sombra de la Colorina, acá, al lado de esta vela para su memoria y el abrazo de uno que prefirió callar sus versos, como ella, en la frustración de la soledad o el silencio.
Séneca
PD : Sé que si me oyera, me diría : "Ya basta, déjate de hablar huevadas".
20:45
No es que Stella, desde el mas alla o mas aca, haya decidido a introducirse en el internet o mucho menos. Soy Felipe, el nieto mayor de Stella, que le hice un blog y un mail, con la esperanza de que pudiera estar en contacto con personas de otros lugares de Chile y el mundo, ya que siempre le llego mucha correspondencia.
Solo queria decirte que agradezco tus palabras, asi como la de las otras personas que escribieron lo que sentian por ella y gracias a ella.
Gracias y cualquier cosa revisa su blog: stelladiazvarin.blogspot.com
00:57
Gracias lamarga, gracias al usuario anónimo y gracias a Felipe por vuestras palabras sobre Stella. Se te nota Felipe que vienes de buena cepa, se te nota.
Un abrazo para todos. Gracias.
Publicar un comentario