Eran 4 Micaela
Mi trabajo no era nada gratificante. Comenzaba a las ocho de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde. Eso aburrido lector no te dice nada de nada. Pero si te digo que mi trabajo era la morgue comprenderás lo que te digo. Una mala onda exquisita. A veces llegaba un niño, otras un viejo y pronto quedabas libre. Luego tomabas un café con la gente del hospital, deambulabas por ahí y esperabas las 6 para mandarte a cambiar.
Las casas de tolerancia también era parte de mi rutina. Allí entre botellas de vino, música, amigos y amigas se pasaba bien el tiempo. Mi lugar favorito era donde la Ruth. Una noche estaba allí y siempre como todas las noches nos atendía Micaela. Recuerdo haber tomado 4 cervezas y entre la música, alaridos y gente que entraba y salía, le pedí la cuenta a Micaela. Me cobró 8 cervezas. Aunque yo estaba embriagado, recuerdo perfectamente haber consumido 4 cervezas.
-Son 8 cervezas, 20.000 pesos.
-No son 8 Micaela son 4, o sea 10.000 pesos.
-Son 8 Hugo, llevo bien la cuenta. Son 8.
-No estoy borracho y voy a pagar 4.
-Si paga usted 4 no entra más aquí.
-Bueno voy a pagar 8, pero tenga usted en cuenta que me ha estafado.
-Piense lo que quiera, a mí me da lo mismo.
Pagué y me fui con esa bronca inmensa que todos sentimos ante la injusticia. Pasaron 5 días hasta que llegó Micaela. El doctor Díaz me dijo: "Hugo llegó el cadáver de una señora, hazlo rápido así nos vamos temprano, no te olvides del partido de fútbol que tenemos a las siete".
Tendida en la camilla estaba Micaela, primero me sorprendí, después agarré impulso y le pegue una cachetada fuerte, terrible, con rabia, diciéndole: "Te dije que eran 4 Micaela".
Las casas de tolerancia también era parte de mi rutina. Allí entre botellas de vino, música, amigos y amigas se pasaba bien el tiempo. Mi lugar favorito era donde la Ruth. Una noche estaba allí y siempre como todas las noches nos atendía Micaela. Recuerdo haber tomado 4 cervezas y entre la música, alaridos y gente que entraba y salía, le pedí la cuenta a Micaela. Me cobró 8 cervezas. Aunque yo estaba embriagado, recuerdo perfectamente haber consumido 4 cervezas.
-Son 8 cervezas, 20.000 pesos.
-No son 8 Micaela son 4, o sea 10.000 pesos.
-Son 8 Hugo, llevo bien la cuenta. Son 8.
-No estoy borracho y voy a pagar 4.
-Si paga usted 4 no entra más aquí.
-Bueno voy a pagar 8, pero tenga usted en cuenta que me ha estafado.
-Piense lo que quiera, a mí me da lo mismo.
Pagué y me fui con esa bronca inmensa que todos sentimos ante la injusticia. Pasaron 5 días hasta que llegó Micaela. El doctor Díaz me dijo: "Hugo llegó el cadáver de una señora, hazlo rápido así nos vamos temprano, no te olvides del partido de fútbol que tenemos a las siete".
Tendida en la camilla estaba Micaela, primero me sorprendí, después agarré impulso y le pegue una cachetada fuerte, terrible, con rabia, diciéndole: "Te dije que eran 4 Micaela".
4 comentarios:
15:00
¡Puta madre..! Disculpa la expresión, pero, cómo te lo digo, ¡genial!, como lo dice el anterior comentario.
Hay rabias y desfogues de ese tamaño. He tenido rabias así pero desfogues, humm, no tan placenteros.
14:16
estamos en un café de la Rambla y me acordaba de GUARRO, luego en mi portatil he descubierto tu post...que GUARRO...
01:14
He llegado por casualidad a atu blog y lo encuentro muy bueno. Saludos desde Montevideo.-
03:06
FANTASTICO LOCO ¡WEAA!
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