clarice lispector
¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Cogí el libro. No, no partí saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.
Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volv ía cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué aún más yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... Había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.
A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo.
Ya no era una niña con un libro: era una mujer con su amante.
5 comentarios:
11:32
¡MARAVILLOSO! Felicidad Clandestina.
11:34
Yo he actuado y sentido así muchas veces.
12:25
yo tambien he actuado así, creo que es una reacción ya casi innata en mi...el texto de abajo me complicó un tanto, no entendi lo primero con lo otro...es obvio el titulo por el contexto pero me quedo la duda del cuento.
saludos!!
08:29
¡¡¡¡ BELLÍSIMO !!! y a la par tan común ...
La relación entre el lector y la lectura es así de íntima, ¿hay alguien a quien el guste leer en compañía" ... creo que no, es un acto solitario entre tú y el libro. Me hizo recordar este poema que escribí no hace mucho:
Demora
demora el instante del roce
antes quiero sentir tu mirada
adentrándose en mi pelo
demora el beso
que quiero imaginar
cómo de suave es tu lengua
demora la caricia
la cadenciosa palabra
el aliento de la piel
las letras de tu boca
deja para los otros la urgencia del amor
que hoy, precisamente hoy
estoy en la quietud acariciando un libro
esperándote
FIN FINITO.
C.A. Makkkafu.
20:09
Amo a Clarice Lispector, quizas me sienta tan identificada con su literatura....
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