La final de la Champions

La final de la Champions

Escucho a Herman Dune. Afuera el viento y un auto que se estaciona. Durante dos minutos escucho el ruido del motor. Luego golpean la puerta. Voy y miro por la ventana. A través de la neblina veo dos bultos que me hacen seña para que abra la puerta. Lo hago. Se presentan. Los hago pasar. Se sientan en mi mesa. El señor me pregunta si yo sé a qué habían venido. Le digo que no sé, aunque yo sé que se. Te vengo a matar me dice él. Le digo que por favor hable bajito, que mi hijo duerme. Que por la mañana tiene que ir al colegio. Mabel me ha contado todo, me dice. Saca una pistola y la deja sobre la mesa. Veo a Mabel hermosa y abrumada. Arrimo un par de vasos y con absoluta sangre fría les sirvo de mi ginebra. Le pregunto al marido de qué se trata la visita. Me vuelve a decir que Mabel le ha contado todo. Bebemos durante un largo silencio. Mabel tiembla. El marido tiembla. Yo tiemblo. Afuera el viento, Herman Dune como si nada, continúa cantando. Me pregunta quién canta, le digo que Herman Dune. Sirvo una nueva corrida de ginebra. Se produce un silencio escandaloso. Una eternidad. Vuelvo a llenar los vasos. El hombre comienza a llorar. Mabel llora desconsolada. Pongo mis codos sobre la mesa. Mis manos sobre mis sienes. Lloro. Abro una segunda botella de ginebra. Sirvo. Me pregunta si me gusta el fútbol. Guarda la pistola. Le hablo con lujo de detalles del gol de Diego a los ingleses. De los mil goles de Pelé. De mi furibundo amor por el Fenerbahce turco. Mabel ríe. El marido ríe, yo también. Al despedirse me pregunta si puede venir un día cualquiera para hablar de fútbol. Le digo que no hay problemas. Que siempre habrá una ginebra sobre la mesa y una pelota de fútbol dando vueltas. Nos despedimos con afecto. Mi hijo al despertar, me pregunta si puede faltar al colegio el miércoles. Me dice que es la final de la Champions y no se lo quiere perder. Le digo que no hay problemas. Que el fútbol es lo más importante que hay en la vida.

17 comentarios:

Notable!!!

La contabilidad del puñeteo natalino a través tuyo, me retrotrae a mi pasado, a cuando -por ejemplo- Calle se cogía a la mujer de su amigo en Maracaibo y cuando éste los descrubrió y se puso a llorar, tal el marido de Mabel, Calle se conmovió y ofreciendo su verga tiesa al amigo, le dijo: "Calmate hombrecito, que para tí también hay".
Esta historia ya te le he contado otras veces, pero hoy, tu prosa la convoca.
Respecto al fútbol, soy de otro mundo, no entiendo un pomo. De jugadores y equipos no se nada ni me atrae saberlo.
Me gustan si los barrabravas. Cuando hay kilombo en la cancha, mi atención queda atrapada. Y si hay muertos, me conmuevo y enjuago lágrimas. Me encanta. Pero, el fútbol no me gusta asistir a él.
Calle, que tampoco gustaba del fútbol, ¿sabés qué hubiera hecho con el marido de Mabel?... Lo hubiera entusiasmado con alegría a que le meta -urgente- un balazo en la cabeza: "¡Mi vida, dispárame! ¡Por favor!". La veces que lo amenazaron con un cuchillo él se tiró de frente para que el cuchillo se le clave. Nunca se le clavaron aquellos cuchillo. Los asesinos retiraron sus gestos y luego compartieron con Calle, aguardientes.

yo tambien voy a faltar a mis obligaciones para verme el partido, espero no decepcionarme, espero que a mis enemigos tambien les guste le futbol

Anónimo dijo...
13:58
 

Caso similar me pasó hace tres años, hace 65 años le pasó lo mismo al 'Tuerto' López (Escritor Colombiano), para ese entonces no se vivía el fútbol sino las radionovelas de Caliman, al final del programa, todo quedó perdonado, y al final López se casó con Aurea Marina Cowan.

qué buena la foto de la hinchada de Independiente. MUy bien la doña de los "Diablos Rojos". Dulce madurita.

Bueno, ya acabo el partido hace unas horas, esperaba que gane el Manchester, no me agrada el Barza, ahora solo quisiera golpear a Ronaldo, ese tipo cree que el Manchester juega para el y no al revez.

La señora de la foto es Mathilda Pusy Anchor, bisabuela de Wayne Mark Rooney. Emparentada con los Vera Miranda de Puerto Natales.

La otra noche hicimos un locro en el parque y ya por la medianoche, entre los arcos voltaicos del alcoholismo, apareció mágicamente la bisabuela de mr. Rooney, zarandeaba un cartel de Narvaez y aullaba: "¡Viva el Manchester!"

Nás arriba te decía que Calle -como yo- no entendía de fútbol.
Me corrijo.
No lo se...
Calle era un hombre, además de inteligente, perverso, y no creo que haya dejado de apreciar el fenómeno futbolístico.
Pasó que nunca se dió el tema entre nosotros.

Anónimo dijo...
11:44
 

Yo entiendo y aprecio el fenómeno de la pornografía. Y aún me conservo virgen.

Mientras miraba un partido del Fenerbahce contra Barcelona le escuché decir a mi ex pareja, esta frase: "No sé que gracia le ven mirar el fútbol cuando son 22 tipos corriendo detrás de una pelota". En esta frase simplona y ramplona se esconde la soberbia supina de la ignorancia. Es difícil encontrar un espectáculo superior al fútbol en casi todas las artes. Allí vemos tal como tan bien lo diseñara Alejandro Dolina- toda la comedia humana. Está el cobarde que siempre arruga, que se apaga en los momentos difíciles. El muchachito que salva el partido en el último minuto. El arquero que pasa de héroe a villano en fracciones de segundo. El centro delantero aprovechador que hace que trabajen los otros y que en forma fortuita le rebota la pelota y gana el campeonato, luego aparece en la tapa de todos los periódicos y a sus compañeros ni lo nombran. El egoísta que siempre hace una de más, que nunca la entrega y generalmente pierde el balón. El dadivoso que trabaja para todo el equipo sin esperar nada a cambio. El defensa que para y para las andanadas del adversario y se mantiene incólume defendiendo su valla. El altruista que siempre se sacrifica por todo el terreno de juego. El que posee la magia y es distinto al resto, que es único y saca palomas de su galera. El pusilánime acomodaticio que le hecha la culpa al terreno de juego, a la lluvia y al árbitro. El bondadoso que prestamente socorre a un compañero e incluso a un adversario a incorporarse sobre el terreno si aquel se ha caído. El violento que cada vez que aparece un bulto sobre su punto de mira va y lo voltea sin miramiento. El caudillo que lleva al equipo sobre sus hombros y dirige a sus compañeros con instrucciones precisas. El generoso que ubica al jugador mejor perfilado y le da el pase gol que bien podría haberlo hecho él. El que renuncia a jugar bonito y mete la pierna cuando las cosas no están para bollos. El triste que deambula por todo el contorno de la cancha como si estuviera en trance, generalmente será sacado por el entrenador o por la hinchada. El farrero que siempre hace una de más y se pierde todas las oportunidades del juego. El simplón que juega como quien va a trabajar a una oficina de gobierno. La traición está ejemplificada en el tipo que no socorre, no acompaña, no ayuda y juega con desgano. En fin, vemos pasar ante nuestros ojos en ese gran espectáculo que es el fútbol, como bien lo dijimos, toda la comedia humana. Toda la gran estupidez humana. Toda la inconmensurable capacidad que tiene el ser humano de reír y llorar, de vivir en este pequeño mundo nuestro.

Será por todo aquello que alguna vez la poeta Marcela Muñoz Molina, sin duda una de las grandes poetas de este país, me preguntó: “Oye Hugo a ti que te gusta el fútbol, dime, ¿yo en qué puesto de la vida juego, soy arquera, defensa, volante o delantera?”. Será por todo esto que alguna vez, Camus dijo: “Todo lo que soy se lo debo al fútbol”. Camus fue arquero allá en Argel.

El fútbol y el ping pong y el box, son deportes del carajo y Berni retrató a Camus y a Sartre jugando en un potrero.
Lo que a mi me aleja del fenómeno ("aleja" con sus bemoles) es la cuestión masiva. Cuando todavía no televisaban los partidos, el Chileno (que le gustaba el fútbol) me llevó a ver Racing-River. Estábamos con la hinchada de Racing. Racing metió gol y yo grité"¡Gooooooool!" en medio de todos los hombres que gritaban "¡Gooooooool!". Los hombres me abrazaron y alguno me levantó en andas pues yo tenía facha de pendejo. Me gustó esa caricia masculina y masiva. De pronto River metió gol, y yo grité un ¡Gooooooool!" esplendoroso. Entonces los que me habían mimado me miraron con cara de culo, ninguno me pegó pero no me dieron más bola.
Creo que esa fue la única vez que asistí en vivo a un partido de fútbol. Años despues dormí en los vestuarios de una cancha profesional de El Salvador durante un mes y una noche me hice una paja en lo alto de las gigantescas tribunas vacías. Había clima de preguerra y yo no cojía ni a cañonazos.
Nunca me atrajo asistir a esos eventos. Ojo, ya no asisto a otros eventos a los que antes si asistía.
La televisión terminó de alejarme totalmente del fútbol, pues vi partidos o pedazos de partidos.
Umberto Eco cuando clasificó al fútbol de perversión sexual, me clarificó en mi sentimiento al respecto (por supuesto Eco se refiere al fenómeno sociológico, no al deporte puro).
Durante la crisis argentina del 2002, no me perdía un partido, siempre se agarraban a palos con la policía y era un espectáculo maravilloso (fugaz rémora del circo romano, corría sangre y mataban a alguien).
O sea, yo tampoco me desentiendo del fútbol.
En mi laburo de librero tenía un cliente que coleccionaba todo lo relacionado con fútbol, novelas y cuentos del tema, películas, historietras, figuritas, lo que fuera.
Una vez le llevé un afiche de cine de una película italiana donde se retrataba a un par de mujeres hermosas jugando al fútbol. Casi vomita mi cliente: "Jamás vi algo tan repugnante. Sacá esto de mi vista". Al fulano le gustaban los hombres jugando al fútbol. Creo que a raíz de eso dejó de comprarme material, no lo vi más.
En fin, Hugo, hay para escribir mucho sobre fútbol (el fútbol es un humanismo), pero yo te doy mi punto de sentimiento personal, no más.

Hay una cosa que una y otra vez vuelve sobre mi cabeza. El día domingo en el paque. Un día domingo en el Parque Rivadavia. Cuando cayó a tus manos un libro que nunca más he vuelto a ver. Era un libro impresionante sobre el Mundial del 62 en Chile. Era un libro con cientos de fotos y que tenía una particularidad. Estaba firmado por todos los jugadores del Brasil Campeón. Incluído el gran Pelé. No tenía plata para comprarlo. Sé que si te lo hubiese pedido, tal vez me lo habrías regalado. Alguna vez he contado esto y creo que nadie me lo ha creído. EL LIBRO FIRMADO POR TODA LA SELCCIÓN DE BRASIL. Perdón por la mayúscula. En internet la mayúscula significa grito. Un abrazo Joe.

Una pieza del coño.
Supongo que -lamentablemente- habrá terminado en manos del que coleccionaba hombres jugando a la pelota.
Conozco de coleccionistas (Steckel los cataloga como peligrosos, dice que fácilmente llegan al crimen con tal de conseguir el autógrafo u objeto que les interesa). Se ofrecen fortunas por un trozo de papel higiénico firmado con mierda de Satanás. El otro día llegó al Rufián un personaje farandulesco, ofreciendo cantidad de souvenires prevenientes de Maradona (camisetas, fotos firmadas, etc.) Todo falso por supuesto, lo que más me llamó la atención fue un monedero hecho con un escroto humano, y el fulano me dijo: "Está hecho con las bolas del Dieguito". Me admiré: "No sabía quel pibe fuera caponcito". "¡¿No sabías!?"...
Abrazo, Hugo.

Anónimo dijo...
16:18
 

Lo recuerdo muy bien.Hasta hicimos un dibujo con la ubicación de los jugadores y me explicaste qué hacía cada uno.Llegamos a la conclusión que yo siempre había jugado al arco y que obviamente me había ido, valga la redundancia , como las pelotas.Concluimos que era mejor que jugase desde ahí en adelante como volante de contención, supongo que eso significa defensa.Entonces desarmé mi casa, armé mis valijas, me despedí de mis abuelos con pena, de casi todos los demás con alivio y me fui a vivir tres mil kilómetros al norte.Desde aquella noche en tu biblioteca, con la velita prendida de siempre, tomándome un café, nunca más me volvieron a pasar un gol.
Abrazos,
Muñoz Molina.

No. Gracias.

Anónimo dijo...
19:15
 

Es inevitable esconder el llanto. Eso fue un gesto muy lindo.

Hugo eres la reencarnación de Kurt Cobain cuando no quiso venderse a la música comercial. Eso dirían los chicos del grunge.

Yo he intentado vender mi dignidad varias veecs, esta vez compraron a General Motor, se me adelantaron.