Flores de plástico

Flores de plástico


Me enamoré. Me enamoré de un maniquí. Eso pasó. Que me enamoré de un maniquí. Le regalaba flores de plástico. Caramelos de amianto. Perfumes importados del rocío. Ella callaba. Le dije que conmigo vería la vie en rose. Que tendríamos hijos azules. Le prometí un mar de gardenias. Un castillo encantado. Girasoles de Van Gogh. No decía nada. Nada. Callaba. Le hice ver que el Mundo y yo girábamos en torno a ella. Que el pez, el relámpago y las catedrales, existían porque ella existía. Yo sin ti no soy nada. Se lo dije. Una y otra vez se lo dije. Yo sin ti no soy nada. El desierto es vasto desierto sin ti. Se lo dije. Se mantenía en silencio. ¿Es que acaso no te das cuenta? Mi corazón ante ti posternado. ¿Deseas que realice alguna proeza? ¿Quieres verme volar? ¿Quieres que me transforme en cocodrilo? Soy mago, le dije. Te vengo a ofrecer lo que me pidas. Dime y conquistaré Saturno. Haré que todos los días sean viernes. Que Cristo no suba a la cruz. Que el Océano devuelva todos los cadáveres. Sonrío. Se puso seria. Luego volvió a sonreír. Se bajó del escaparate y me pegó una bofetada.

6 comentarios:

pense que era la cancion de "carton piedra" ...no se si es de Serrat.

Anónimo dijo...
11:58
 

Radio Head...

En español, el grupo Cabeza Radio.

Hace años, en una muestra, llegó un pornógrafo (alto, alemán, miserable". Me dijo: "Me interesan fotos de mujeres semidesnudas. Corpiños, bombachas, portaligas..." Le junté unas 70 fotos por el estilo y el hombre volvió a la galería a verlas, las observó una por una con gran detenimiento, sus ojillos brillaban satánicament, el babeo sucedía dentro de su alma. Cuando terminó me las devolvió secamente: "Le agradezco pero no es lo que estoy buscando". Husmeó un poco por los alrededores y se me acercó para preguntar susurrando: "Digame, por casualidad entre sus tantas cosas ¿no tendrá alguna muñeca de plástico, usada?". "No... en este momento no dispongo de ninguna... Claro usted no busca una muñeca nueva, la quiere usada". "¡Por supuesto!"
El perverso, con su piloto viejo y sucio pero inequívocamente elegante, se entretuvo observando los diferentes objetos expuestos, hasta que súbitamente se detuvo ante una de mis esculturas (un torso femenino sin cabeza ni brazos, pero con hermosas tetas y el culo apoyado sobre un plato de hierro, adivinando expresivamente su ojete)"¡Esto es muy interesante!" exclamó con actitud de entendido en artes plásticas contemporáneas. Halagado me acerqué a compartir sus opiniones. "Esta pieza podría interesarme... Y digame una cosa... ¿De qué material está hecha?" "De papel Maché". "¡Ajá! Y digame, este papel maché ¿es duro o... blando?" "Duro". Inmediatamente puso cara de asco: "Ah no. De ninguna manera. No me interesa".
Luego de un par de cortesías sociales, el hombre se fue y no volví a verlo.
Creo que él fue una de las pocas personas (tal vez la única) que intentó comprar una de mis esculturas para cojérsela.

Anónimo dijo...
00:43
 

Me hizo despertar curiosidad la experiencia de Yoel. Cuando chico recuerdo una estatua en piedra en mi ciudad natal Villavicencio. La estatua tenia la forma de una vagina, siempre creí eso hasta hace diez años que volví a mi tierra, villavicencio.

La estatua fue restaurada, eran dos manos medio unidas.

Anónimo dijo...
00:46
 

Masturb-arte. Es otro tipo de arte.

Según Betty Dodson, digamos que es la Coelho en el sexo para dummies.

Saludos Joe. Hugo recuerda la canción Nada personal de Soda Stereo.

Hijo querido de mi corazón. ¡Te amo tanto hijo mío! Recuerdo cuando eras pequeño y yo estaba enamorado de un maniquí. ¿Te acuerdas? Ese maniquí de la calle Bulnes. Y yo le recitaba poemas. Declaraciones de amor deslumbrantes. Me posternaba ante ella. Eres mi único amor le decía. Y tú te escabullías. No lo podías soportar. Te daba vergüenza. No podía ser que tu padre se enamorase de un maniquí. Eras pequeño pero sabías que tu padre estaba completamente loco. Que había traspasado todas las fronteras. ¿Y si me ve algún compañerito de grado? ¿Qué dirán de mí? Decías. Un padre loco. No puede ser. Pero yo insistía. Caminábamos de la mano y yo te guiaba. Soltabas mi mano al llegar al almacén de la calle Bulnes. Entonces yo gritaba mi amor y desaparecías. Y así. Hasta que un día el maniquí apareció sin peluca. Completamente calva. Qué ha pasado papá me preguntaste. Atiné a decirte que la vida es a veces cruel. Traté de explicarte. Que la vida es más cruel de lo que pensamos. Te amo hijo querido de mi corazón. Eres absolutamente lo mejor que me ha pasado en la vida. Absolutamente. Te amaré por siempre hijo querido de mi corazón.