Recetas de cocina

Recetas de cocina

Esta receta la tomé del Gato. Un amigo psicólogo que anda por ahí. Le introduje algunas variables y lo dejo a vuestra consideración. Se toma un poeta pagado de si mismo, petulante y en lo posible que haya ganado algún premio, importante o no. Luego se lo enfunda en un gran lienzo y se los apalea como a los locos. Se pone a hervir agua en una olla a presión suficientemente grande, se le pone dos cucharadas soperas de sal y una cabeza de ajo. Cuando el poeta está suficientemente apaleado, se lo zambulle en la olla a 220 grados de temperatura y se lo deja estar allí 45 minutos. Luego se lo retira y se deja enfriar. Mientras tanto en un recipiente hacemos la salsa. Ella consiste en mayonesa, perejil, cilantro, ajo en polvo, limón y aceite de oliva. Una vez frió el poeta, se lo pone en una fuente, se corta en trocitos y se le agrega la salsa. Invita a tres o cuatro de tus mejores enemigos a comer. Luego te retiras a un segundo plano, te vas a tu biblioteca y lees un libro de Enrique Lihn. No hagas caso de los estertores de la muerte de tus tres o cuatro mejores enemigos. Se lo merecían esos hijos de puta.

8 comentarios:

Buena receta...

El genial editor Jorge Alvarez, en los años sesenta en Bos Aires, recibía originales de cualquier escritor y capaz que lo publicaba. (Decía de sí mismo que era un escritor frustado y que por eso se había vuelto editor)... Cuando le mandaban alguno de poesías, rugía "¡Poesía!" y -sin distinguir cualidades ni autorías- lo tiraba directamente a la basura.

Anónimo dijo...
07:51
 

patético resentimiento...
suena a proceso militar, a ESMA...

El tema da para una novela. No una sobre el gran escenario de la vida sino su circo periférico: la horda de enanos perezosos devorando a la mujer barbuda, bebiendo un tinto a expensas del domador que los quita de la mesa tan pronto van cayendo, con el rictus de la indigestión en sus caritas amoratadas... Saludos

Alberto; en febrero estuve en Calafate. Volveré en el próximo febrero. Un abrazo. Yoel, la Mistral hacía lo mismo, los tiraba a un acantilado, no todos por supuesto. Hay poetas maravillosos. Conozco dos o tres. Anónimo, me siento tonto contestándole a un Anónimo. Pero me pregunto qué tiene que ver la ESMA con el relato. Canalla. Un abrazo compadre. Hace tiempo, en mi pueblo, todos fuimos mexicanos.

Uno de los seres más desagradables y odiosos que conocí (hasta me hechó gualicho por verme con una novia linda), fue un "poeta" colombiano. Feo como sorete agusanado, decía "¡Mi poesía va a gritar fuerte en el mundo!". Y cuando Gute mi guardaespalda en Bogotá, lo escuchaba, musitaba:"Ah hijoeputa!" y calladito le buscaba la vuelta para matarlo.
Vaya uno a saber qué era lo que escribía... Porque siempre andaba escribiendo y dando copias de: "Mis últimas palabras ¡Lea!"

Chica_Bond dijo...
00:01
 

Excelente el "poeta en su tinta"!! Agreguemos, rodeando la fuente y en fina juliana, las hojas del libro, lleno de notas al pie con aclaraciones para infradotados, con el que persigue a todas sus relaciones.

Graciela dijo...
12:29
 

Esta genial receta me la llevo para la casa, la utilizaré el viernes, el día que venga "el podeta". Gracias de nuevo Inmaculado.