De repente me vi surfeando en la ola
Es lo que ocurre siempre. Llegan a casa y nos vamos a putas. Primero nos tomamos un trago en casa. Luego nos vamos a putas. Joyce, Céline, Kafka y yo. Siempre terminamos donde María Teresa. Siempre con las mismas chicas. La Pizarnik, Lou Andreas Salomé, Sylvia Plath y la estúpida de la Yourcenar. La verdad que estoy harto de esta panda de pequeños mafiosos pusilánimes. Siempre los mismos tópicos. Siempre la misma vieja historia. Joyce que habla en jerigonza, su puta manía de no hacerse entender. Su humor que llega tres días después. Céline insoportable. Una y otra vez hablando de lo mismo. Que no tuvo nada que ver con aquello. Kafka siempre Kafka. Su traje gastado y su pertinacia en no decir nada. Con sus ojos negros fijos en ninguna parte. Y la música sonando. Y las putas tomando. Riéndose fuerte. Haciendo malabares. Retocándose. Retocándonos. La Pizarnik va de un lado a otro. Ríe, llora, se altera. Lou Andreas Salomé distante al principio. Como siempre. Luego baila sola en medio del salón. Frente al espejo. Se contorsiona sexy y lejana. Sylvia cada día más loca. Loca desatada. Me abraza. Me besa. Desabrocha los botones de mi camisa. La Yourcenar invita por enésima vez a Céline a su pieza. Y así siempre. Siempre lo mismo. Estoy harto de esta vida de mierda. De toda esta gente. Me recluiré. No me verán fácilmente. No estaré para nadie. Como antes. Cuando era un mito. Como antes. Cuando yo no estaba disponible. No estaba disponible para nadie. Pero algo pasó. En verdad no entiendo lo que pasó. De repente me vi surfeando en la ola. Y aparecieron ellos. Mis amigos. Joyce, Céline y Kafka. Y con ellos, las putas. No es una buena vida. Lo sé. Romperé con todo. Ya lo dije. Me recluiré. Y seré de nuevo lemúrida. Fantasma de los muertos. Y volveré radiante a vivir en el acantilado. Ya lo sabéis. No estoy.
6 comentarios:
20:55
Tuve que buscar en google sus fotos para lograr imaginarlos, que no se me fueran...Ahí estaban carreteando.ja!
21:02
Venga Hugo, creo que no tienes los mejores amigos. No los sé, pero me suena que varias veces habías hablado de ellos. Recuerdo un post en que eras un gladiador -aunque no estoy muy segura de que fueses un gladiador- y las sometías a todas y seguro que también a todos. Libérate. Aplícate el cuento de Kafka, el del El deseo de ser piel roja: "Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo"
Haz la prueba, "desea ser" a ver que ocurre. Y cuéntanos, por favor, lo que se te ocurra.
21:46
La Condesa Sangrienta había escrito mucho más pero tu sistema de comentarios se lo tragó todo. Ahora me es imposible reproducir lo que escribí sobre Joyce, sobre la Pizarnik autofotografiada ante su heladera y desnuda, sobre la cenizas del volcán islandés y sobre el erupción del Cracatoa que hizo posible el fondo apocalíptico que da sentido a El grito de Munch. También hablaba de Lou Andreas Salomé y de sus relaciones con NIetzche. Y de más cosas que no puedo recordar ahora. El problema es que tu sistema de comentarios se lo traga todo. Tiene hambre. Quizás seas tú quien está hambriento y se come todas las palabras -debes de tener mucha hambre- y no dejas nada para los comentarios.
Es un buen post el de hoy. Muchos de tus referentes literarios están ahí. Y los míos también. Sólo que yo no tengo ganas de desmitificarlos. Al menos no es el momento de hacerlo. Pero eso sí, no puedo olvidar que la Condesa Sangrienta, la condesade Bathory, poseyó por su atrayente belleza literaria a la Pizarnik. Y no tengo muy claro si a la Pizarnik le gustaría más ser la muñeca que abraza a sus víctimas o si querría ser una víctima.
Me queda mucho que decir, pero quedará par otro comentario.
13:13
Generalmente comento para saludarte, y me encontré con la resurrección de Pizarnick, la amiga de Rubén, aquel fumador amigo del Chileno y mio. Sus comentarios dejan un motón de texto por leer, que se los tragó tu sistema, sin que vos tengas tu culpa pues esto es internet y vaya uno a saber si dios es simplemente atroz o un fuera de foco cualquiera.
¿Qué tal Condesa Sangrienta?
14:45
Vos nunca dejarás de ser un fantasma, un mito... ni con este blog ni con "El tigre de la memoria" clasificado en los estantes de las bibliotecas...
11:11
Hola, es que estupendo tu blog magallanico de literatura, me interesa. Yo capitalina también tengo uno, a ver si le hechas una mirada. Seguiré atento a lo tuyo.
www.conlamanoenlacara.blogspot.com
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