Stolichnaya
S
e lo conté. Ella me lo pidió. Si algo aborrezco; es hablar de Wittgenstein, de poesía, de la India, o de que alguien me pregunte sobre mi vida. Pero no había caso, habíamos tomado el suficiente Stolichnaya para que aquello pasara. Y le hablé de mi vida. En verdad, una vida anodina, una de tantas. No soy Carver ni Bukowski. No escribí Viaje al fin de la noche. Pequeñas alegrías. Grandes desgracias. Ya sabemos, las alegrías duran un instante, las desgracias te consumen la vida. Le hablé de efímeras dichas. De sueños destrozados. De aquella vez que estuve preso en Río Gallegos. De mi mayor proeza, mi travesía por el Cabo de Hornos. De cuando me casé con La Mujer Elefante. ¡Horror! De cuando convertí aquel gol contra Punta Arenas. Eludí con suma destreza, a los once jugadores del equipo contrario, y a los mil quinientos espectadores. De cuando mi segunda mujer se fue con un tragasables. De cuando mi tercera mujer asesina, se fue con el mayordomo. De aquella vez que aplasté a una monja con el Buick azul. Le hablé del delirium tremens. De dormir bajo los puentes. De la soledad más espantosa. De pedir limosnas en el Metro. De la sarna y el escarnio. De ser un paria. De ser un cero menos que cero. De temporadas de drogas y psiquiátricos. Le hablé de mi vida. De mi vida miserable. Y le hablé de cómo comencé a escribir. A los cuarenta años. A la edad en que casi todo el mundo tiene montada su empresa. Le dije que mi vida no es una vida digna de imitar. Que no es digna de ser vivida. Aún quedaba un poco de Stolichnaya. Me tomó de las manos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Me preguntó entonces, qué sería aquello que cambiaría de mi vida. Que si yo tuviese la oportunidad de cambiar, qué cambiaría de mi vida. Qué sacaría de mi vida. Le dije que a ella. Que a ella la sacaría de mi vida. Pidió un taxi y se fue.
5 comentarios:
04:26
Fuiste muy cruel, cariño. Y yo que te amaba tanto...
15:52
Al paso, Laura leyó el título del post: "La muerte es hermosa y japonesa" y gritó: "¡Qué lindo! ¿Qué es?".
18:47
Se me ocurre que en algún momento deberías contar como fue que aplastaste a una monja con un buick azul. Nunca antes habías hablado de ello, ni de tu travesía al Cabo de Hornos. Ni de otras historias que algunos conocemos...
Y no te muestres siempre tan derrotado, boludo: posiblemente no acabe de entender tu ironía (jeje), y por eso me deprimes con algunos post.
Que bueno saber de charles harper webb. Inmaculada Decepción es mi guía literaria. Que descubrimiento el Harper Webb. Iba a decirte algo más pero ya no lo recuerdo.
Si, ya se: alguién me contó una vez, algún marinero polaco loco, que los rusos habían construído tuberías subterráneas para llevar de contrabando el vodka hasta las poblaciones fronterizas con Polonia. Es una historia loca, pero si te la cuenta un marinero polaco igual hay que tenerla en cuenta. Forma parte del imaginario de los puertos.
Pero ni un buen vodka justifica que sea eso, sólo eso, lo único que quieras cambiar de tu vida. Es simple y cruel al mismo tiempo.
Un beso en la boca, marinero. Me gusta el Stolisnaya con un poquito de jugo de lima y mucho hielo.
20:31
Despues de dos dias de llamadas intermitentes, llegó el mecanico de motos. Venía en una destartalada renoleta, que quemaba aceite y tosia espantosamente.
con sus ojos inescrutables inspeccionó la maquina, una Forrestt 1.200 cc. A un respingo de nariz, examinó la dirección del viento, midió la densidad del aire y la humedad ambiental. Con presición de cirujano desmanteló la motocicleta.Miró a mi padre que observaba la escena. El mecanico de motos dijo:
- Bujias.
Tomó su maletin de herramientas y se alejó en la vieja renoleta en medio de toses y pedos de aceite.
12:12
Por si no lo saben tengo unos compañeros que llevaban de contrabando pescados a rio turbio, atraviesan la zona fronteriza en pasos clandestinos con una mochila de pejerreyes y salmones, no necesitan de tuneles ni de cosa literaria rebuscada solo delinquen. Mañana es probable que de contrabando lleven cholgas o milcaos.
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